Usted está aquí: martes 1 de agosto de 2006 Cultura Propone Haghenbeck, autor de Trago amargo, "una literatura escapista"

En un país donde nadie lee hay que ofrecer relatos más diluidos y gráficos, plantea

Propone Haghenbeck, autor de Trago amargo, "una literatura escapista"

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen Francisco Gerardo Haghenbeck, ganador del premio nacional de novela Una Vuelta de Tuerca, dedicado al género policiaco, durante la entrevista con La Jornada Foto: Carlos Cisneros

La novela Trago amargo, publicada por Joaquín Mortiz y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, es de esas historias "que uno escribe a gusto, como estar en casa", afirma Francisco Gerardo Haghenbeck (Distrito Federal, 1965). Con esa obra el escritor obtuvo, por unanimidad, el premio nacional Una Vuelta de Tuerca, dedicado al género policiaco.

Intriga, chantaje, robos, famosas estrellas hollywoodenses, 26 recetas de cocteles y una atmósfera ambientada en el Puerto Vallarta que fue escenario de la película La noche de la iguana, dirigida por John Huston, son los ingredientes principales de la narración, que representó para su autor "un total divertimento, no me costó trabajo nada".

En entrevista con La Jornada, el también guionista de cómic aseguró que su apuesta como escritor es "por una lectura fácil, por la rapidez y sencillez de lectura. Vivimos en un país donde nadie lee. Este año ya leí los 40 libros de personas que no van a leer nada; entonces hay que darles las cosas más diluidas, más gráficas. Que lean y se diviertan. Por eso le apuesto a una literatura que sea escapista. Creo que las personas que quieran leer Trago amargo se van a divertir y, si no les gusta, por lo menos les quedará un buen recetario de martinis para las fiestas.

"En esta novela traté de hacer un claro homenaje a Raymond Chandler, pues no hay autor más puro en cuanto a género negro, con toques, desde luego, del genial Paco Ignacio Taibo II, nuestro héroe local. Traté de tomar a esos dos íconos y transportarlos a mi relato. Si hay algo nuevo, son las bebidas."

-También apelas mucho a la nostalgia por los años 60.

-En ese aspecto el género negro es muy viable. La gente en esa época hablaba como género negro. La mitad de los diálogos son reales, de lo que me contaron que decían Ava Gardner, Sue Lyon, Richard Burton y Elizabeth Taylor. Muchas veces la realidad describe mejor la ficción que los escritores.

"Hace tres años me mudé a Puerto Vallarta y me interesé en el mito, reverencia y casi religión en torno a John Huston y su película La noche de la iguana. De todos los centros turísticos de México este es el único que se creó por un filme.

"En lugar de tener a Benito Juárez en la plaza tenemos la escultura de John Huston. Es como el fundador de Vallarta. Allá existe un grupo cultural que formaron parte de su círculo íntimo. Sus integrantes me han platicado muchas anécdotas de todo lo que pasó durante la filmación. Me alimenté de todas esas historias para crear al personaje de Sunny Pascal, un detective beatnick, al que ubico en un ambiente con el que me siento muy a gusto."

-¿El relato está más emparentado con el guión cinematográfico que con la narrativa tradicional?

-Emparentado no, sino en plena comunión. Somos una generación que creció pegada a la televisión. Nuestras madres nos conectaban a la tele; era la mejor nana, la más barata. Crecimos con la imagen, estamos llenos de ellas, y el lenguaje cada vez se está volviendo más visual. Así como hubo una generación del crack y otra del 68, esta nueva generación de escritores es la generación Ritalín: siempre estamos en movimiento, inquietos. Por eso la imagen está muy unida y en perfecta comunión con la literatura.

 
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