Usted está aquí: miércoles 5 de julio de 2006 Opinión Ambiciones imperiales

Noam Chomsky

Ambiciones imperiales

Ampliar la imagen Noam Chomsky, notable lingüista y severo crítico del imperialismo estadunidense Foto: Archivo

Una de las mentes más lucidas de nuestro tiempo, Noam Chomsky, ha sido anatemizado por el gobierno estadunidense como uno de los integrantes del que Bush nombró ''el eje del mal". Entrevistado por David Barsamian para el libro Ambiciones imperiales, Chomsky disecciona la estrategia propagandística en que se basa el concepto estadunidense de democracia y su logística mercadotécnica para conseguir sus ambiciones. En especial, analiza la campaña presidencial de 2004 y el futuro de la seguridad social. Con autorización de Editorial Océano, ofrecemos a los lectores de La Jornada un adelanto de este libro

Cambridge, Massachussetts, 22 de marzo de 2003. ¿Qué implicaciones tiene para la región la invasión estadunidense de Irak y su posterior ocupación?

-Creo que no sólo la región, sino el mundo en general, percibe, atinadamente, que la invasión estadunidense es una prueba, un intento de establecer una norma nueva sobre el recurso a la fuerza militar. La Casa Blanca articuló esta norma nueva, en términos generales, en septiembre de 2002 cuando anunció la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América. El informe proponía una doctrina relativamente novedosa e inusitadamente radical sobre el uso de la fuerza en el mundo. No es casual que la publicación del informe coincidiese con el redoble de tambores que anunció la guerra de Irak.

Esta nueva doctrina no preconizaba la guerra preventiva entendida en el sentido de adelantarse a posibles ataques (lo cual podría decirse que encaja con una interpretación más o menos forzada de la Carta de las Naciones Unidas), sino más bien algo que empieza a no tener fundamento alguno en el derecho internacional, a saber: la guerra preventiva entendida en el sentido estricto de la palabra. Es decir, Estados Unidos dominará el mundo por la fuerza y si se produce el mínimo desafío a dicha dominación, ya sea lejano, inventado, imaginado o lo que sea, Estados Unidos tendrá derecho a eliminarlo antes de que llegue a convertirse en una amenaza. Eso es una guerra de prevención, no de anticipación.

Una norma nueva no se establece así como así. Evidentemente, no todos los estados tienen capacidad para crear lo que entendemos por una norma nueva. Por ejemplo, si la India invade Pakistán para acabar con unas atrocidades monstruosas, no por ello estará creando una norma nueva. Pero Estados Unidos sí que instaura una norma nueva al bombardear Serbia alegando una serie de motivos dudosos. En eso consiste el poder.

La manera más sencilla de establecer una norma nueva -como puede ser el derecho a la guerra preventiva- consiste en elegir un objetivo absolutamente indefenso que no pueda hacer nada contra la fuerza militar más descomunal de la historia de la humanidad. Sin embargo, para que algo así goce de credibilidad, al menos de cara a tu propia población, lo que tienes que hacer primero es asustar a la gente. O sea, hay que tildar a ese objetivo indefenso de horrible amenaza para la supervivencia, que fue además el responsable de los atentados del 11-S y que se dispone a atacarnos otra vez, etcétera, etcétera. Precisamente fue lo que se hizo con Irak. En lo que fue un logro propagandístico verdaderamente espectacular, que sin duda pasará a la historia, Washington hizo un esfuerzo tremendo por convencer a los estadunidenses de que estábamos solitos en el mundo y de que Saddam Hussein no sólo era un monstruo, sino además representaba una amenaza para nuestra existencia. Y en esencia lo consiguió. La mitad de la población estadunidense cree que Saddam Hussein estuvo ''implicado personalmente" en los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Todo encaja. Se presenta una doctrina nueva, se establece la norma aplicándola a un caso muy simple, se mete miedo a la población, y la gente, convencida de estar sola en el mundo, se traga que una serie de fabulosas amenazas ponen en peligro su existencia y, por tanto, apoya encantada el recurso a la fuerza militar en defensa propia. Si uno se cree todo eso, entonces verdaderamente la invasión de Irak es en defensa propia, por mucho que en la realidad esta guerra sea un ejemplo de agresión de libro de texto, cuyo fin no es otro que ampliar los supuestos de futuras agresiones. Una vez asimilado el caso sencillo, ya se puede pasar a otros más complicados.

Gran parte del planeta se opone de manera abrumadora a la guerra porque entiende que no tiene que ver únicamente con atacar a Irak. Mucha gente la percibe correctamente, tal como fue ideada, es decir, como la firme advertencia de que más te vale portarte bien si no quieres ser tú el próximo. Por eso en estos momentos mucha gente, tal vez la inmensa mayoría de la población del planeta, ve a Estados Unidos como la mayor amenaza para la paz en el mundo. En solo un año George W. Bush ha conseguido convertir a Estados Unidos en un país profundamente temido, aborrecido e incluso odiado.

-En el Foro Social Mundial de Porto Alegre (Brasil), celebrado en febrero de 2003, describiste a Bush y a su entorno como unos ''nacionalistas radicales" que estaban llevando a cabo actos de ''violencia imperialista". ¿Existen diferencias fundamentales entre este régimen de Washington, DC, y los anteriores?

-Tener cierta perspectiva histórica resulta útil, así que vayamos al otro extremo del espectro político, al punto al que más lejos podamos llegar: Kennedy y sus liberales. En 1963 su gobierno anunció una doctrina que no se diferencia mucho de la Estrategia de Seguridad Nacional de Bush. Dean Acheson, respetado estadista entrado en años y asesor de la administración Kennedy, pronunció un discurso ante la American Society of International Law (Sociedad Americana de Derecho Internacional) en el que sostuvo que no se derivan ''acciones legales'' del hecho de que Estados Unidos responda a una amenaza contra su ''poderío, su posición y su prestigio''. Lo dijo en un momento bastante significativo: poco después de la crisis de los misiles cubanos de 1962, que prácticamente puso al mundo al borde de la guerra nuclear. En gran medida, la crisis de los misiles cubanos fue el resultado de una campaña a gran escala de terrorismo internacional encaminada a derrocar a Castro (lo que hoy denominamos cambio de régimen) y que empujó a Cuba a dotarse de misiles rusos como medida defensiva.

Acheson alegó que Estados Unidos tenía derecho a recurrir a la guerra preventiva en respuesta, no ya a una verdadera amenaza contra nuestra existencia, sino al simple cuestionamiento de nuestra posición y de nuestro prestigio. De hecho, su manera de expresarlo resulta aún más radical que la doctrina de Bush. Pero, para ponerlo en su justa perspectiva, fue algo que Dean Acheson proclamó ante la American Society of International Law; no se trató de la declaración oficial de una política. Por el contrario, el documento que recoge la Estrategia de Seguridad Nacional es la declaración formal de una política, de una franqueza inusitada, y no simplemente unas afirmaciones realizadas por un alto funcionario.

-Un eslogan que todos hemos oído en los mítines en favor de la paz dice: ''Sangre por petróleo, no''. Se suele mencionar el tema del petróleo como el leitmotiv de la invasión estadunidense de Irak. ¿Hasta qué punto el petróleo ocupa un lugar fundamental en la estrategia estadunidense?

-De que ocupa un lugar fundamental, no cabe duda. No creo que nadie en su sano juicio lo dude. La región del Golfo ha sido la más importante del mundo en cuanto a producción de energía desde la Segunda Guerra Mundial y se espera que lo siga siendo durante, al menos, una generación más. El golfo Pérsico es una inmensa fuente de poder estratégico y de riqueza material. E Irak ocupa un lugar absolutamente fundamental en él. Irak posee las segundas reservas más grandes de petróleo del mundo, y el crudo iraquí es muy fácilmente accesible y barato. Si se tiene el control de Irak, se estará en una posición muy fuerte para determinar el precio y los niveles de producción (no demasiado altos pero tampoco demasiado bajos) para debilitar a la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), y para influir en el resto del mundo. Esto no tiene nada que ver con el acceso al petróleo para importarlo en Estados Unidos, sino con el control de dicho petróleo.

Si Irak quedase en algún lugar de Africa central, no se elegiría como ejemplo básico en el que aplicar la nueva doctrina de la fuerza. De todos modos, nada de esto explica la elección del momento preciso en que se inició la actual invasión de Irak, pues el control del petróleo de Oriente Medio ha sido una preocupación constante.

-Un documento del Departamento de Estado fechado en 1945 sobre el petróleo de Arabia Saudita lo describe como ''una magnífica fuente de poder estratégico y uno de los premios materiales más grandes de la historia del mundo''. Estados Unidos importa una parte importante de su petróleo, aproximadamente 15 por ciento, de Venezuela. También importa petróleo de Colombia y de Nigeria. En estos momentos estos tres estados son, desde el punto de vista de Washington, un tanto problemáticos; Hugo Chávez gobierna Venezuela, en Colombia se está librando una guerra civil y en Nigeria no cesan las sublevaciones y las huelgas. ¿Qué opinas de todos esos factores?

-Todo eso viene perfectamente al caso, y las regiones que mencionas son justo aquéllas a las que Estados Unidos pretende tener acceso. Estados Unidos desea hacerse con el control en Oriente Medio. Pero, al menos según las previsiones de las agencias de inteligencia, Washington tiene la intención de asegurarse lo que aquellas describen como recursos más estables en la cuenca Atlántica, esto es: el oeste de Africa y el hemisferio occidental, áreas que se encuentran más plenamente bajo control estadunidense que Oriente Medio, una región siempre difícil. Por tanto, cualquier tipo de turbulencia que se produzca en esas áreas supone una amenaza considerable y, en consecuencia, es muy probable que presenciemos otro episodio como el de Irak, sobre todo si la ocupación sale como esperan los planificadores civiles del Pentágono. Si acaba en una victoria fácil, sin un número excesivo de combates, y Washington es capaz de establecer un nuevo régimen que calificará de ''democrático'', se sentirán con ánimos para embarcarse en la siguiente intervención.

Se te pueden ocurrir varias posibilidades. Una de ellas es la región andina. El Ejército de Estados Unidos cuenta con bases y con soldados repartidos por los Andes. Colombia y Venezuela, pero sobre todo Venezuela, son grandes productores de petróleo, y hay más reservas en Ecuador y Brasil. Otra posibilidad sería Irán.

 
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