Usted está aquí: miércoles 5 de julio de 2006 Opinión ¿Quién es Alvaro Uribe Vélez?

José Steinsleger/ I

¿Quién es Alvaro Uribe Vélez?

Cuando en 2002 Alvaro Uribe Vélez se lanzó de lleno a los comicios presidenciales, la Procuraduría de Colombia informó que el candidato tenía 20 procesos penales en indagación preliminar, 16 investigaciones y 11 pliegos de cargos por irregularidades de contratos indebidos durante su gestión como gobernador del departamento de Antioquia (Medellín).

Liberal "independiente", Uribe obtuvo 53.1 por ciento de los votos y asumió el cargo ante cinco ex presidentes y varios jefes de Estado de América del Sur. Minutos antes de la ceremonia de transmisión de mando, los invitados debieron buscar refugio a causa de una lluvia de granadas de dinamita lanzadas por morteros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Los proyectiles dieron blanco en el Congreso nacional, integrado en sus tres cuartas partes por diputados y senadores vinculados a los cárteles del narcotráfico y los paramilitares. Días después del atentado, Uribe declaró el estado de "conmoción interna", y Colombia empezó a vivir su peculiar concepto de "seguridad democrática", diseñado con ayuda de los expertos en "gestión de conflictos" de la Universidad de Harvard.

Por entonces, el director para América Latina de la revista Newsweek, Joseph Contreras, autor de una biografía "no autorizada" de Alvaro Uribe Vélez, releía sin ánimo las últimas palabras que cerraban su excelente investigación: "Todo en la campaña de Uribe es equívoco. Pero una equivocación más no la resiste Colombia".

¿Se equivocaron los colombianos en 2002? En todo caso parece que tampoco se equivocaron el pasado 28 de junio, cuando Uribe Vélez se convirtió en el primer presidente relecto de Colombia, con 7 millones 363 mil 297 votos, más de un millón y medio de los conseguidos cuatro años atrás.

¿Cómo se explica el doble apoyo masivo a un monstruo con cara de niño que en su vida política se caracterizó por articular en su persona la irascibilidad bestial de personajes como Somoza, Trujillo, Pinochet, Stroessner y Videla, con la gélida racionalidad genocida de un Henry Kissinger o un Donald Rumsfeld?

A los expertos en sicología social profunda dejamos el análisis del intríngulis. Pero a los colombianos que luchan por un país mejor enviamos un emotivo saludo por algo que los medios de comunicación afiliados a la Sociedad Intermericana de Prensa (SIP) y las "democracias" de Occidente silenciaron unánimemente: el heroísmo cívico que en medio del terrorismo de Estado y las matanzas sin fin depositó 2 millones 608 mil 914 votos a favor de Carlos Gaviria, candidato del Polo Democrático Alternativo.

Colombia se ha convertido en un gran laboratorio del fascismo moderno donde se experimentan las nuevas fórmulas del quehacer político dominante: relevo del mando constitucional (que los medios insisten en llamar "democracia"), fraudes cibernéticos electorales, explícitas o sutiles campañas de insidia y confusión, y "debates" televisados con "analistas" de opinión "equilibrados", tipo Andrés Oppenheimer.

El propósito del fascismo moderno exige que a escala universal permanezcamos impasibles ante la orgía de masacres que acontecen "lejos" (como las de Irak o Palestina), en tanto las que tienen lugar "cerca" (como Colombia) son resultado del "caudillismo", el "populismo" y la violencia "de los unos y los otros". La globalización excluyente exige de personas inteligentes y talentosas.

El "método Auschwitz" quedó atrás. En varios países del mundo trabajan grandes equipos de sociólogos, politólogos, sicólogos, comunicólogos y pedagogos, cuya finalidad consiste en probar, "científicamente" que, en el abanico ideológico de las sociedades, izquierdas y derechas representan 50 y 50 por ciento de la voluntad electoral, pero que a la derecha (depositaria de la "prudencia" y la "gobernabilidad") le toca imponerse con la mitad más uno de los sufragios emitidos.

En tal sentido, el presidente proyanqui Uribe Vélez (nacido en 1952 un 4 de julio, así es la vida) ha demostrado ser maestro de maestros. Plinio Apuleyo Mendoza (el más caracterizado periodista de extrema derecha de Colombia) explicó que el esquema paramilitar de Uribe a través del sistema de cooperativas Convivir "... entran con mucha naturalidad en el esquema de 'Estado comunitario' que se desarrolló cuando era gobernador de Antioquia".

El autor de El olor de la guayaba añadió en la revista Semana, de Bogotá: "Si la comunidad se organiza y juega un papel nunca antes jugado en programas como la educación, la salud, o la capacitación, la seguridad también es un asunto en el cual le corresponde intervenir" (21/7/97).

Sin embargo, Joseph Contreras recuerda en su libro que en julio de 1997, la Secretaría de Derechos Humanos y Libertades con sede en Madrid condenó la visita de Uribe Vélez a España, asegurando que "... las Convivir fueron utilizadas por los terratenientes y los narcotraficantes para aplicar la política contrainsurgente de tierra arrasada en numerosas zonas campesinas y en la misma capital antioqueña".

 
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