Usted está aquí: martes 6 de junio de 2006 Opinión 666: el debate del diablo

Marco Rascón

666: el debate del diablo

Los demonios andan sueltos", diría el finado Ruiz Massieu. Y es que en este día y estas elecciones parecieran andar por todas partes, conduciendo a unos y otros a la ruindad y apretando a todo el pueblo con la condena de ser gobernados por la mediocridad, el fariseísmo y la mentira.

Los demonios no llegaron del infierno: los hicimos nosotros mismos, son parte de la obra que fuimos construyendo al aceptar una democracia dictada, imitada e impuesta sobre el viejo sistema político que nos negamos a reformar. El resultado no fue una transición, sino la decadencia. Por ello todos los aspirantes a gobernarnos mienten, pues ninguno tendría poder suficiente para cumplir lo que ya reparte, pues bajo el actual sistema de mayorías pírricas son más los que pierden que los que ganan, aplastados por el limbo de los que no votan y restan aún más legitimidad a los que ganan.

En este infierno se piensa que elegir al próximo presidente será de la misma manera en que fueron electos los presidentes absolutos de antes. Eso ya no existe: hoy se vota por el náufrago que busca alcanzar la otra orilla, nadando entre minorías que le lanzan pedazos de metal como salvavidas. Bajo las condiciones actuales, a la vista sólo hay tres que han vendido su alma al diablo y tienen que explicar al pueblo su conducta a partir del 3 de julio.

Ese día por la noche, bajo la tormenta, cada uno se enfrentará a sus propios demonios y exorcismos, y cada uno los enfrentará de la mejor manera: Felipe Calderón como católico ortodoxo; Roberto Madrazo como el confesional de ocasión que es, y Andrés Manuel López Obrador, creyendo en Dios, que es él. Sus pactos con el diablo son pragmáticos, pero los consideran necesarios, porque piensan que lo primero es llegar al poder y que de ahí es posible conseguir el perdón y limpiar los pecados de la elección. Ya lo decía Luis H. Alvarez en 1988 para justificar su apoyo a la usurpación de Carlos Salinas: "la legitimidad se gana con actos".

El demonio de Roberto Madrazo le asegura que su rival no es Calderón, con quien coincide desde 1988, sino López Obrador. Su tarea fue darle el beso del diablo a su paisano, diciendo que "coinciden", sabiendo que AMLO se dejaría arrullar por la soberbia que le sobra.

Roberto Madrazo va por el segundo lugar, pues piensa que siendo el interlocutor en oposición al poder, mantendrá el poder de su viejo aparato y, aunque no puede unificar, sí puede impedir que otros gobiernen. Eso tiene un precio y lo fijará de llegar a su meta.

El juego diabólico de Madrazo está claro desde antes y se consumará esta noche, cuando lance los golpes centrales a López Obrador; por eso disputa a su coterráneo los ciudadanos que ganan menos de 10 mil pesos a fin de dividir ese voto, lo cual acentúa el error de López Obrador de dejar en exclusiva la clase media a Calderón. Extraña el error lopezobradorista, ya que el segundo piso del Distrito Federal fue para ganarse votantes con ingresos mayores a 10 mil pesos. ¿Por qué los abandona en la recta final?

El lopezobradorismo abandona a los sectores medios en un mensaje anticlimático fabricado por sus demonios, que quisieron batir récord explicando todo un modelo económico y a Keynes en tan sólo 30 segundos. Ese mismo día Madrazo salió como vendedor de cubetas en los pueblos, ofreciendo la exención del ISR a quienes ganen menos de 10 mil pesos. Esta noche su meta es remontar a su paisano, pero tiene una tarea doble, pues también deberá remontar a los demonios del Pacto de Chaupltpec, y desde el tercer sitio López Obrador no podrá llamar a resistir contra el fraude y se convertirá en el interlocutor desde el Congreso, frente a Felipe Calderón y el PAN. Desde el segundo lugar, Madrazo destruiría el voto útil contra Calderón, pues no habría para él ni para el lopezobradorismo.

¿Cómo centrar la ofensiva final, excluyendo a la clase media y entregándola a la derecha panista? Son miles los ciudadanos progresistas que ganan más de 9 mil pesos y están en las universidades, en la industria, en el comercio, en las profesiones, en el servicio público.

Madrazo está poseído y con el puñal listo para clavarlo en la espalda, lo que ya es rutina en él, y para ello en el debate jugará el mismo papel de Diego Fernández de Cevallos en 1994.

Felipe Calderón, auspiciado por los demonios oligárquicos y los grandes medios de comunicación, que ya lo cuidan hasta en los mínimos detalles -incluso los camarógrafos son asistentes del Estado Mayor Presidencial- tiene todos los demonios de su lado. Una clase media en exclusiva, un respaldo clientelar de bajo perfil, medios a su favor y, lo más importante: ya tiene ganado el posdebate, pues Televisa y Tv Azteca son los que seleccionan y condicionan el contenido y formato del "análisis" de lo que se dijo. Ellos tienen las encuestas para sacralizar y dar el beso de la muerte con el resultado.

Esta noche, como han venido haciendo las televisoras, los demonios nos van a engañar con la verdad bajo la "neutralidad" de la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión, no del Instituto Federal Electoral. Esta noche del 666 vendrán todos los demonios a jalarnos las patas para llevarnos. El infierno será empezar de nuevo y a contracorriente.

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