Testimonios de agredidas en la población mexiquense se presentarán a la PGR
"Intenté cerrar las piernas, pero me las abrieron"
"Intenté cerrar las piernas, pero me las abrieron y comenzaron a patearme la vagina (...). Los policías me sentaron boca arriba y me comenzaron a pellizcar y mordisquear los senos; me desabrocharon el pantalón y me sobaron la vagina, intentaron meterme los dedos, algunos lo lograron. Yo tenía la cara tapada con mi propia blusa, no podía ver", confiesa una estudiante de 19 años de edad en un testimonio escrito y firmado por ella, con el cual cuentan los abogados de los detenidos en Santiaguito referidos a los hechos de Atenco.
En el documento redactado a mano, la joven relata las vejaciones de que fue objeto por elementos policiacos durante el traslado al penal. Asegura que llegó a San Salvador Atenco, junto con su novio, la mañana del 3 de mayo. Relata que ese día durmieron en una jardinera de la población mexiquense y que estaban preocupados por no perder su equipo fotográfico.
"Alrededor de las 6 de la mañana (del siguiente día) empezó todo esto; sacamos algunas fotografías e intentamos entrevistar a algunas personas (...). Como a las 6:30 los granaderos eran muchos y nos comenzaron a agredir, a pesar de que gritaba que sólo quería fotos. (...) Corrimos, al parecer el gas estaba por todos lados; un joven nos gritó señalando una casa en la que una abuelita abrió la puerta y nos ofreció respaldo (...). Sentados en la sala escuchamos que golpeaban la puerta violentamente, entraron, nos gritaron y a golpes y jalones nos hicieron taparnos la cara (...). Nos sacaron de la casa; allí me alzaron la blusa y desabrocharon mi brasier, pasaban y me apretujaban los senos."
La joven estudiante de comunicación relata que fue agredida y tocada sexualmente no sólo en los camiones, que transportaron a los detenidos hasta el penal de Santiaguito, sino que desde el momento de su captura los policías "me manosearon".
En el camión, asegura que mientras la tocaban y le introducían los dedos en la vagina, "me bofeteaban y me gritaban: '¿te gusta, perra?, ¡has de tener sida, pero ahí andabas de puta!', y cosas así. Ya no grité ni hice nada".
Confiesa que lo mejor que pudo pasarle fue que el trayecto terminara: "Llegamos aquí (al penal) nos pasaron hasta el comedor y ya todo estuvo mejor. Ya nos dejaron ver".
Declaraciones firmadas
Los representantes legales de las víctimas -adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona- cuentan ya con varios testimonios redactados y firmados por las agredidas y los presentarán "tal cual" como prueba por delitos sexuales ante la Procuraduría General de la República.
En otro testimonio, una empleada de 18 años asegura que cuando regresaba de su trabajo la aprehendieron sólo porque se les quedó viendo a los policías. "Uno me dijo '¡qué ves?', y me dio risa, y le dijo a otro, 'Súbela por pendeja'. Me empezaron a pegar, recibí un toletazo en el ojo izquierdo."
Añade: "En el camión me empezaron a manosear los pechos y me sacaron la leche. Un policía dijo 'ésta está amamantando y tiene los pechos bien buenos y duros', y me empezaron a agarrar la cara, a meterme los dedos en la boca, quería que se los chupara. Luego me dijeron que les hiciera sexo oral a tres personas, y en mi suéter echaron sus espermatozoides (...). Me quitaron mi suéter y ya no me lo quisieron dar".
La mujer declara que uno de los agentes la condicionó "ser su puta", para poder ayudarla, y la amenazó que si no accedía la continuarían golpeando. "Cuando llegamos a Almoloyita me limpiaron las manos y me dieron un cigarro para que no oliera mal."
Manoseada y robada
Para otra mujer, de 52 años, la experiencia fue parecida: "Me subieron en un camión donde me golpearon y me manosearon, dándome una mordida en el pecho derecho. Fui despojada de mis pertenencias, anillos, reloj, dinero. Todo el trayecto me venían diciendo de groserías, golpeándome la espalda hasta que me bajaron de ese transporte con la cara tapada, llevándome a un lugar desconocido".