Usted está aquí: viernes 19 de mayo de 2006 Mundo Consecuencias de largo alcance tras la nacionalización en Bolivia: FMI

De haber compensación, debe ser para los bolivianos, no para las empresas: Stiglitz

Consecuencias de largo alcance tras la nacionalización en Bolivia: FMI

La manera de negociar con los afectados será el factor clave, según el organismo financiero

Evidente, el fracaso del modelo neoliberal impuesto por EU, sostiene el Nobel de Economía

ROSA ROJAS CORRESPONSAL Y AGENCIAS

Ampliar la imagen Imagen de la planta de gas San Alberto, que operaba la brasileña Petrobras, el pasado 1º de mayo, día en que el presidente de Bolivia, Evo Morales, anunció la nacionalización de los hidrocarburos Foto: Ap

La Paz, 18 de mayo. El Premio Nobel de Economía 2001, Joseph Stiglitz, calificó hoy como un proceso de "devolución de una propiedad" que ya era del Estado, la reciente nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, y consideró "necesario" que sea ese país el que reciba una "compensación justa" por sus recursos naturales.

En contraste, desde Washington el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió sobre las "consecuencias económicas de largo alcance" tras la decisión del presidente boliviano, Evo Morales, a quien reclamó compensaciones y dijo que lo ocurrido podría desalentar a los inversionistas extranjeros, señalaron agencias de prensa.

"La decisión del gobierno boliviano de nacionalizar el sector de hidrocarburos tiene amplias consecuencias económicas potenciales", subrayó el vocero del organismo financiero internacional, Mahsood Ahmed. Esto, dijo, aunado a la forma en que se negocie con las empresas afectadas, que será un factor clave.

"Entiendo que según las características de la puesta en práctica de esta decisión, podría haber un impacto sobre la disponibilidad de capitales locales y extranjeros privados para ser invertidos en ese importante sector de la economía de Bolivia", precisó el funcionario en su primer encuentro con la prensa.

El FMI, que envió una misión de expertos a Bolivia para examinar la evolución de la economía, invita al gobierno, según Ahmed, a entablar negociaciones en los próximos seis meses con las firmas foráneas y, en ciertos casos, con los gobiernos extranjeros, sobre las modalidades de la puesta en práctica de esa nacionalización.

Esas conversaciones deberían versar, según el portavoz, sobre las compensaciones por los bienes nacionalizados, la naturaleza de los nuevos contratos y una posible alza en los precios de exportación hacia Brasil y Argentina, principales socios de Bolivia. "Para nosotros es importante que esas negociaciones conduzcan a un acuerdo mutuo", concluyó Ahmed.

Pero el economista estadunidense y ex vicepresidente del Banco Mundial, Joseph Stiglitz, destacó que es evidente el fracaso del modelo neoliberal impuesto por el Consenso de Washington que se propuso reducir al mínimo el rol del Estado en la economía de los países, y subrayó que Bolivia fue uno de los alumnos más aventajados y "sintió todos los dolores (de su aplicación), pero no ha llegado a vivir ninguna de las ganancias, era evidente que tenía que haber un cambio en el modelo económico", aseveró.

En ese contexto, no quiso calificar la nueva política energética de Evo Morales de nacionalización, sino de "recuperación" de sus recursos, o de la "devolución de una propiedad que ya era suya". Más aún, señaló que era necesario que Bolivia recibiera un valor justo por la explotación de sus recursos naturales.

"Cuando a alguien le devuelven, digamos una pintura que le habían robado, a eso no se le llama renacionalización, sino devolución de una propiedad que era suya anteriormente", explicó. Del mismo modo, cuestionó los contratos vigentes del Estado con las multinacionales petroleras, al destacar que "en realidad no hubo una venta, ya que ésta no se realizó con arreglo a las condiciones jurídicas o aprobación del Congreso, de manera que donde no hay propiedad, no puede haber nacionalización".

Eso significa que había necesidad de cambiar las disposiciones anteriores "de una forma u otra", añadió.

No obstante, Stiglitz refirió que hay otras cuestiones al respecto: la primera es si los inversionistas reciben una compensación adecuada por sus inversiones, "y el gobierno ha dicho que sí la habrá"; y la segunda es que el valor que reciba por la explotación de sus recursos naturales se vaya acumulando en favor del pueblo boliviano, "y el gobierno ha declarado que así va a ser".

Ex vicepresidente del Banco Mundial y convertido en uno de los principales críticos de los organismos financieros internacionales, Stiglitz mencionó la necesidad de que el gobierno boliviano realice programas para el desarrollo en materia de hidrocarburos, minería y gas, además de que deben atenderse aspectos como la inversión y promoción en educación y salud.

Respecto de los tratados de libre comercio, comentó que el conjunto de éstos "no son buenos" porque van a socavar la estructura productiva de los países; "no son justos para los países en desarrollo, no es una negociación, es más bien una imposición".

Estos tratados pueden ser muy costosos para la soberanía nacional. En el caso de México, apuntó, el desnivel económico entre este país y Estados Unidos se hizo más grande después de la firma del TLC. Estimó necesario tener en cuenta la relación costo/beneficio. No tener un TLC es mejor que tener uno mal realizado, sostuvo el Nobel de Economía.

El economista estadunidense, catedrático de la Graduate School of Business de la Universidad de Columbia, se reunió la víspera con el presidente Evo Morales, y varios funcionarios, y hoy recibió doctorados honoris causa en las universidades Mayor de San Andrés (UMSA), y Pública de El Alto (UPEA).

Por su parte, España designó este jueves al secretario de Estado para Asuntos Exteriores e Iberoamérica, Bernardino León, como su interlocutor ante el gobierno de Bolivia para participar en las negociaciones junto a Repsol-YPF, afectada por la nacionalización de los hidrocarburos en el país andino, a la que el gobierno español volvió a reclamar seguridad jurídica.

En Brasilia, el asesor de Asuntos Internacionales de la presidencia brasileña, Marco Aurelio García, afirmó que "se reestableció el clima de confianza" entre Brasil y Bolivia tras el impacto provocado por la nacionalización de los hidrocarburos que afectó a la empresa estatal brasileña Petrobras.

 
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