Usted está aquí: martes 25 de abril de 2006 Sociedad y Justicia INE: histórica, la concentración de bióxido de carbono en la atmósfera

Asegura que 2005 ha sido el año más caluroso

INE: histórica, la concentración de bióxido de carbono en la atmósfera

ANGELICA ENCISO L.

Actualmente existe en la atmósfera la mayor concentración de bióxido de carbono en la historia del planeta y el aumento de gases con efecto invernadero llevará a un incremento en la temperatura, señaló Adrián Fernández Bremauntz, presidente del Instituto Nacional de Ecología (INE).

Afirmó que reportes recientes sobre el cambio climático indican que 2005 fue el año más caliente en la historia de la Tierra, de acuerdo con la temperatura promedio del planeta, y que la tendencia general es que se eleve. Precisó que 1998 había sido el año más caluroso, aunque la temperatura después bajó, pero el año pasado superó los récords.

Además, puntualizó, esa tendencia es consistente con el incremento del bióxido de carbono, el cual llegó este año a 382 partes por millón, mientras las líneas consideradas "normales" y el promedio es de 280 por millón.

Entrevistado antes de su participación en la conferencia El cambio climático global, realizada en el Colegio de México, puntualizó que cada año suben las concentraciones de bióxido de carbono. Recordó que en 1998, en el hemisferio norte hubo muchos incendios, ya que en esa región las estaciones son muy marcadas, pues durante primavera y verano hay gran follaje, mientras otoño e invierno son más secos y es el periodo de conflagraciones.

Destacó que las concentraciones de gases van en aumento, si se parte del momento en que empezó la Revolución Industrial, lo cual constituye la causa de que se presente un mayor efecto invernadero. Dijo que en la última década se han presentado las temperaturas más altas.

Fernández Bremauntz indicó que cuando se analiza el incremento de las concentraciones de bióxido de carbono, se observa un crecimiento mayor en los últimos años y en el planeta no disminuyen dichas emisiones. Eso se debe a que los procesos fabriles, la quema de combustibles fósiles y la deforestación continúan a elevándose a tasas mayores que la conservación.

"Las medidas del Protocolo de Kyoto no significan nada ante dicho crecimiento. Eso ya se sabía, no hay sorpresas. El mayor beneficio que ofrece es un marco en el que se dan reglas claras sobre cómo los países deben hacer su trabajo para participar en la reducción de emisiones y es una prueba del mecanismo; lo se tiene que hacer para el siguiente periodo de compromiso de las naciones es aumentar la dosis, que el porcentaje de emisiones obligatoria sea menor", consideró.

Ese mecanismo sirvió para probar consensos, la distribución de compromisos y ha sido un principio para que haya responsabilidad compartida. Ahora debe ser indispensable la participación de un número mayor de países.

 
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