Usted está aquí: lunes 24 de abril de 2006 Estados Cobra fuerza el lenocinio en el sur de Tlaxcala, con anuencia de autoridades

No hay detenidos ni voluntad para investigar denuncias de afectadas, asegura la CEDH

Cobra fuerza el lenocinio en el sur de Tlaxcala, con anuencia de autoridades

Las redes tienen apoyo de familiares y amigos

La presidenta del DIF local niega el problema

FABIAN ROBLES MEDRANO LA JORNADA DE ORIENTE

Ampliar la imagen Una de las jóvenes víctimas de explotación sexual muestra las marcas de la tortura a la que era sometida. A la derecha, una de las mujeres que se dedican a la prostitución a un lado de la carretera vía corta Chiautempan-Puebla Foto: Pedro Pardo / La Jornada de Oriente

Ampliar la imagen Una de las jóvenes víctimas de explotación sexual muestra las marcas de la tortura a la que era sometida. A la derecha, una de las mujeres que se dedican a la prostitución a un lado de la carretera vía corta Chiautempan-Puebla Foto: Pedro Pardo / La Jornada de Oriente

Tlaxcala, Tlax., 23 de abril. Sus historias tienen muchas semejanzas. Son mujeres, muchas casi niñas, víctimas del lenocinio, actividad que en ocho municipios del sur del estado, cerca de Puebla, crece constantemente y se ha convertido en ''una moderna forma de esclavitud'', según la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH).

Según el organismo, la incorporación de jóvenes a la prostitución no se da sólo mediante violencia o engaño, sino con la anuencia de lasautoridades.

El comercio sexual se ha convertido en un negocio muy rentable en al menos ocho municipios de sur del Tlaxcala, principalmente en Tenancigo. También se le considera ''una industria trasnacional'' con nexos en varias ciudades de Estados Unidos y vinculada con otros ilícitos, como el tráfico de armas, según investigaciones realizadas por integrantes del Centro Fray Julián Garcés Asociación Civil.

''La trata de mujeres en el estado es una constante. Hay compraventa de ellas en comunidades indígenas y rurales, donde son consideradas objetos o cosas'', revelan Irma Ilsy Vázquez y Liz Sánchez, integrantes de esa ONG.

En el municipio de Tenancingo, quienes han pretendido detener la trata de mujeres y el lenocinio han pagado ''con la muerte'', afirman las investigadoras.

No hay cifras precisas de cuántas personas se dedican al comercio sexual en el sur de Tlaxcala ni sobre las víctimas, pero, según testimonios de habitantes de Tenancingo recabados por esa ONG, sólo en ese municipio operan al menos mil lenones.

Se calcula que cada proxeneta obtiene un promedio de 5 mil pesos diarios por la explotación de una sola mujer. Algunos controlan hasta 15 o 20.

Precisamente de Tenancingo privienen dos bandas que hasta hace un par de años se dedicaban a esa actividad en varios suburbios de Estados Unidos: Los Lenones y Los Jiménez Calderón, presos en aquel país.

La primera de esas organizaciones enviaba mujeres tlaxcaltecas y de otras entidades a Queens y Brooklyn, en Nueva York, y la segunda las obligaba a a prostituirse en Nueva Jersey.

Los hermanos Josué y Gerardo Flores Carreto, su primo Eliú Carreto Fernández y Daniel Pérez Alonso, integrantes de Los Lenones, fueron detenidos el 5 de enero de 2004 en Queens, donde vivían con nueve mujeres que fueron llevadas ilegalmente a Estados Unidos desde Tlaxcala para ejercer la prostitución mediante amenazas y violencia.

La aprehensión se logró luego de meses de pesquisas en Nueva York y en México. En Tenancingo fueron detenidos la madre de los Carreto, Consuelo, así como María de los Angeles Velásquez Reyes y Gustavo Carreto.

De la banda de Los Jiménez Calderón se sabe que prostituían a por lo menos 16 mil indocumentadas mexicanas y centroamericanas en Estados Unidos.

''El fenómeno ya no causa preocupación entre los vecinos, sino envidia por la gran influencia política, económica y hasta religiosa de la que gozan quienes se dedican al lenocinio'', sostiene Felipe Amando Tezmol Flores, síndico del ayuntamiento de San Pablo del Monte, otro de los municipios afectados. ''Las autoridades temen al poder económico y armado de esas bandas, muy parecido al del narco. Hay muchos homicidios relacionados con ambos delitos, pero nunca se esclarecen.''

La juez Rosalba Santacruz reconoce que cada vez es más frecuente que los delitos relacionados con el lenocinio queden impunes, pero no por sobornos a las autoridades judiciales, sino porque la ley ''impone muchos obstáculos para hacer investigaciones más profundas y certeras''.

El director de la Oficina de Atención a Tlaxcaltecas en el Extranjero (Ofate), Santos Portillo Cirio, cuestiona la mano blanda de las autoridades: ''¿Quién no conoce las regiones de Tlaxcala donde se dan esos problemas? Las conocemos y sabemos quiénes están detrás. ¿Entonces por qué las autoridades no actúan?'', cuestiona.

La región que se forma en las faldas de la montaña La Malinche, entre los municipios de Chiautempan y San Pablo del Monte, es la que generado el mayor número de lenones, también llamados padrotes, caimanes, kalimanes o caliches, según el libro Un grito silencioso, editado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Desarrollo Regional (Cisder) y el Centro Fray Julián Garcés AC.

No obstante, Guadalupe Lozano Tovar, esposa del gobernador Héctor Ortiz Ortiz y presidenta del DIF estatal, considera que ''Tlaxcala no es tierra de lenones (...)Me sorprenden los datos que arrojan algunos investigadores''; sin embargo, dice que ya encargó al DIF local y al Colegio de Tlaxcala (Coltlax) ''una investigación precisa''.

El modus operandi de los lenones

Según el libro Un grito silencioso, de Oscar Castro, Luz María Rocha, Liz Ivett Sánchez, Pedro Conde y Federico Pöhls, los lenones novatos reciben apoyo y dinero de las redes de comercio sexual, y también de familiares, amigos y compadres para inducir a las jóvenes a la prostitución.

''Cuando se tiene dinero es más fácil trasladarse a comunidades rurales de extrema pobreza y ofrecer a los padres cantidades que van de 500 hasta 5 mil pesos por niñas de 12 o 14 años. La necesidad hace que los padres las vendan con la idea de que sus hijas serán criadas (de crianza) y criadas, es decir, que trabajarán en el servicio doméstico de la casa de sus compradores."

Uno de los factores que han pconsolidado el lenocinio es la legitimación social. En Olextla y otras comunidades, explican los autores del libro, el sistema de cargos cívico-religiosos es muy marcado. Las relaciones comunitarias se fincan en la participación de los varones casados en obras públicas y fiestas religiosas del pueblo.

Los lenones participan en estas actividades y en ocasiones hacen aportaciones generosas a las fiestas del pueblo, la remodelación de la capilla o la introducción de agua potable, lo cual les gana el apoyo y la complicidad de autoridades civiles y religiosas.

Inconsistencias en la ley

El Centro Fray Julián Garcés ya tiene una propuesta de reforma penal local y el federal, ''que considera la trata de mujeres como un fenómeno de delincuencia organizada'' y propone castigarlo con penas severas aunque se cometa ''fuera del estado o del país''. También plantea que en el delito de privación ilegal de la libertad se incluya el tráfico de personas con fines de prostitución, que se tipifique la desaparición forzada y se agraven las penas a la bigamia cuando exista prostitución y sustracción de menores para explotación sexual.

 
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