Usted está aquí: martes 18 de abril de 2006 Ciencias Procesos hidrometalúrgicos, fuente de contaminación de mantos freáticos

Al ser aplicados se vierten grandes cantidades de agua residual no tratada en los ríos

Procesos hidrometalúrgicos, fuente de contaminación de mantos freáticos

El líquido empleado se mezcla con químicos altamente tóxicos, explica Icela Barceló Quintal

En México se utilizan mecanismos erróneos de medición de esos compuestos, agrega la experta

LAURA POY SOLANO

Ampliar la imagen El proceso para extraer el mineral con valor económico y desechar los residuos que no lo tienen emplea técnicas muy antiguas que ocasionan que no se optimice el recurso hídrico, señala la especialista. En la imagen: socavón de la mina de oro El Porvenir, en Durango Foto: Fabrizio León Diez

La aplicación de procesos hidrometalúrgicos, empleados desde principios del siglo XX en la industria minera nacional, genera no sólo una creciente degradación del suelo, sino también de los mantos freáticos y cuerpos de agua superficiales en los que se vierten importantes caudales de agua residual no tratada contaminada con metales pesados, como cianuro, arsénico y plomo, aseguró Icela Barceló Quintal, especialista en fisicoquímica ambiental de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

A pesar de que un importante porcentaje de la contaminación que llega a los cuerpos de agua superficiales subterráneos es generada por el uso de agroquímicos en las actividades agrícolas, "los procesos hidrometalúrgicos que emplea la industria minera en México en el tratamiento del mineral una vez extraído del subsuelo requieren de grandes cantidades de agua, que se mezclan con diversos compuestos químicos, que en algunos casos son altamente tóxicos".

Barceló Quintal, profesora investigadora del Departamento de Ciencias Básicas de la UAM Azcapotzalco, indicó en entrevista con La Jornada que los procesos para enriquecer un mineral pueden ser por pirometalurgia (procesos en seco y por medio de calor) o hidrometalúrgica (con agua); este último abarca operaciones de lixiviación, purificación o concentración, además de fiotación o precipitación.

A ello se suma, indicó, que el proceso para extraer el mineral con valor económico y desechar la ganga (residuos sin interés económico) "emplea técnicas muy antiguas, de principios del siglo pasado, lo que ocasiona que muchos de los procesos hidrometalúrgicos no optimicen el recurso hídrico, por lo que se vierten grandes cantidades de agua contaminada a cauces de ríos o en pozas, no siempre impermeabilizadas lo que ocasiona que los contaminantes puedan llegar a los mantos freáticos.

Arenisca que traslada el viento

Para la explotación de plata, ejemplificó, se emplean diversos reactivos químicos altamente tóxicos para producir espuma que reduce la tensión superficial haciendo fiotar algunos minerales. Sin embargo, ningún proceso de concentración logra recuperar ciento por ciento del mineral, los residuos o jales, que se acumulan como pequeñas montañas de arenisca y que también pueden ser fuente de contaminación de suelos o generar efectos en la salud de pobladores cercanos, ya que el viento suele barrer los jales y esparcir el polvo a varios kilómetros de distancia.

De acuerdo con información de la Secretaría de Economía, la minería mexicana se ubica entre los 11 principales productores mundiales en 18 productos, entre ellos plata, con el primer lugar; bismuto, fluorita y celestita, en el segundo; wollastonita, arsénico y cadmio, en el cuarto; plomo, barita y zinc, en el quinto; diatomita, en sexto; manganeso en octavo; así como cobre y azufre en onceavo lugar.

Las cifras oficiales más recientes indican que la producción del sector minero mexicano experimentó un crecimiento de 5.5 por ciento anual durante 2004, lo que representa el índice más alto en los pasados 11 años. Los metales preciosos representaron 26 por ciento del valor de la producción nacional del sector, en tanto, que los metales industriales no ferrosos, como zinc, plomo, cadmio y bismuto, alcanzaron 44.3 por ciento. Los minerales no metálicos, como fosforita, caolín y celestita, se ubicaron en 12.2 por ciento de la producción, en tanto que 17.6 por ciento correspondió a los minerales metálicos.

Distintas técnicas

La Investigadora de la UAM destacó que en México los principales estados mineros, como Sonora, Zacatecas, Chihuahua, Durango, Guanajuato, San Luis Potosí, Coahuila y Nuevo León, están más expuestos a contaminantes generados por procesos de extracción, ya que cada mineral emplea técnicas distintas con diversos grados de toxicidad en sus compuestos químicos, los cuales se vierten por lo general a los cuerpos de agua sin ningún tratamiento.

Es preocupante, indicó, que un país como México, con una importante actividad minera que genera procesos hidrometalúrgicos, aún establece normas oficiales para medir descargas contaminantes "utilizando la Demanda Bioquímica de Oxígeno (DBO) y no la Demanda Química de Oxígeno (DQO), por lo que se aplica un mecanismo de medición erróneo para compuestos químicos que pueden ser altamente tóxicos y que en muchos casos requieren de enormes distancias de hasta 180 kilómetros para diluirse en los caudales y perder toxicidad".

Esto alienta, afirmó, que la mayoría de quienes generan esas descargas no estén interesados en aplicar procesos más modernos y eficientes como los que se emplean en países desarrollados, en particular Alemania, que permiten un uso más eficiente del agua en los procesos hidrometalúrgicos.

Si logramos aplicar un mecanismo de reutilización de caudales en los procesos de enriquecimiento del mineral, "no sólo podremos prevenir que continúe la contaminación en las fuentes de agua dulce del planeta, también se podrá iniciar la recuperación de ríos y cuerpos de agua superficiales que garanticen a las próximas generaciones un medio ambiente más sano".

 
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