La Jornada Semanal,   domingo 16 de abril  de 2006        núm. 580

LA JORNADA VIRTUAL
Naief Yehya
[email protected]

 LOS MUY OCCIDENTALES ORÍGENES DEL FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO (II)

LOS WAHABIS DESTRUCTORES DE DOMOS

Al final de la primera guerra mundial Inglaterra tenía la mira puesta en el Oriente próximo e hizo una apuesta triple: 1. Aprobó que la familia Hachemita asumiera el cargo de guardianes de la Meca y por tanto el liderazgo del mundo árabe. 2. Apoyó a la familia Saud (a la que financiaba desde mediados del siglo xix) y 3. Aceptó la propuesta de Jamal Eddine al-Afgani de "revivir al islam" para crear un movimiento político religioso ortodoxo y estrechamente vinculado a la corona británica. En su libro Devil’s Game, Robert Dreyfuss describe la trayectoria de los Sauditas, quienes a partir del siglo xviii se dieron a conocer por sus incontables saqueos, carnicerías y masacres en la península arábiga, así como por su afición a destruir los domos de las mezquitas de sus enemigos. En 1902 los sauditas tomaron Riyadh y crearon la temida Ikhwan, o la Hermandad, una banda de beduinos sanguinarios y fanáticos que no parpadeaban ante ningún enemigo. Aproximadamente al mismo tiempo las potencias europeas "firmaron" las primeras concesiones petroleras (acuerdos impuestos bajo amenaza, soborno o extorsión) con los sheiks locales.

EL IMPERIO SE EQUIVOCA

La "conspiración" británica parecía una fórmula infalible. Los ingleses creyeron que los hachemitas serían "revolucionarios" románticos perfectos (rodeados del aura heroica de Lawrence de Arabia) y que expulsarían a los otomanos de la región, controlarían los actuales estados de Siria, Líbano, Irak, Jordania y el Hijaz, en la costa oeste de Arabia, además de que crearían alianzas con el futuro Estado judío que pensaban establecer en Palestina. El plan se desmoronó. La alianza entre árabes y sionistas no se dio y los sauditas estaban muy lejos de dejarse gobernar por los hachemitas. Dreyfuss señala que la familia Saud y su Ikhwan dejaron en 1920 una estela de cuatrocientos mil muertos y heridos, llevaron a cabo 40 mil ejecuciones públicas (un entretenimiento al que siguen siendo afectos hasta la fecha) y unas 350 mil amputaciones para unificar la península e imponer su versión estricta y autoritaria del islam. El fundamentalismo armado fue esencial para la creación del Estado saudita ya que con él unieron a las tribus de la región. Hacia el final de la primera guerra mundial, los ingleses sabían que el poder de Hussein sería limitado y de hecho los hachemitas fueron expulsados de Hijaz. Arabia Saudita obtuvo su independencia en 1927 y dos años después el emir desintegró al Ikhwan (ya que se había convertido en una amenaza hasta para él) y lo integró al ejército del reino y a la policía religiosa encargada de imponer las estrictas minucias del wahabismo: la prohibición de la inmoralidad, la imposición de la plegaria cinco veces al día y del severo código del vestir.

LA HERMANDAD

En 1928, en Egipto surgió otra pieza importante del rompecabezas del extremismo islámico: la Hermandad musulmana, la cual fue fundada por Hassan al-Banna, quien contaba con fondos de la compañía del canal de Suez inglesa. La Hermandad creció de manera imponente, en poco tiempo contaba con más de cien mil miembros y ramas en Palestina, Siria y Jordania. La Hermandad fue usada para atacar a los comunistas y a los nacionalistas egipcios y posteriormente al presidente Gamal Abdel Nasser. Dreyfuss señala que al-Banna, junto con otro protegido de los ingleses, el muftí de Jerusalén, Haj Amin al-Husseini (un fanático, feroz y pronazi) fueron los principales responsables de la proliferación del islam político incluyendo su versión terrorista. Esta organización es en esencia la madre de Al Qaeda y de los demás grupos religiosos, extremistas que hoy en día han hecho del atentado suicida su modus operandi preferido.

LAS DOS DERECHAS

El auge moderno del fundamentalismo islámico comienza precisamente al mismo tiempo en que la derecha cristiana comienza a conquistar el poder en eu como reacción a décadas de liberalismo: es decir con el régimen de Ronald Reagan. Es muy importante señalar que en ese momento la derecha moderada de ese país comenzó a dejar de ser conservadora para inclinarse más y más hacia el extremismo religioso y apocalíptico. No obstante, como señaló Kevin Phillips, uno de los teóricos del Partido Republicano y autor del libro American Theocracy (Viking, 2006), Reagan podía ser conservador y fanático pero también fue el primer presidente divorciado y el primero en ser ex estrella de Hollywood.

(Continuará)