La Jornada Semanal,   domingo 16 de abril  de 2006        núm. 580
LASARTESSIN MUSA
Jorge Moch
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 PENN Y TELLER: BULLSHIT!

Penn Fraser Jillette (Greenfield, Massachusetts, 1955) y Raymond Joseph Teller (Filadelfia, Pensilvania, 1948) conforman desde hace más de treinta años —empezaron como dúo en 1975 con actos itinerantes de magia escatológica en teatros y casinos— una de las parejas más interesantes del mundo del espectáculo en la televisión norteamericana y mundial. Conocidos simplemente como Penn & Teller, son ese grandote gritón y el bajito que nunca habla que realizan actos de escapismo, magia y malabarismo que a menudo terminan en impresionantes baños de sangre, porque durante décadas se especializaron en aparentar que los trucos invariablemente les salían mal con letales consecuencias, presumiblemente, para el mudo Teller. Así, lo hemo visto caer de cabeza en una cama de estacas y empalarse a sí mismo, o morir asfixiado en una pecera, colgado de cabeza con camisa de fuerza y cadenas. También lo hemos visto cortarse la yugular, cercenarse ambas manos y orejas y hasta explotar en pedazos, mientras un flemático Penn explica al público en qué la regó el chaparro (aunque decir "chaparro" es un error, porque Teller llega al metro ochenta, lo que sucede es que siempre se ve de menor estatura junto a Penn, quien rebasa los dos metros). Teller con su mutismo y su magia brutal y Penn con su extroversión y sus habilidades malabares y escénicas tienen esa rara habilidad de algunos demiurgos —otro ejemplo sería el neoyorquino David Blaine— de todavía dejarnos con la boca abierta, aunque a veces sea de puro espanto.

Hace tres años Penn y Teller se lanzaron —después de esa exitosa carrera como magos itinerantes en todo el mundo, pero desde luego particularmente exitosos en Las Vegas, y como anfitriones e invitados de un montón de programas y series de Hollywood y Nueva York— a realizar su propio programa de televisión. Aficionados a generar polémica, el problema vino desde el título mismo: Bullshit!, que literalmente significa mierda pero es también la manera coloquial y vulgar con que particularmente en Estados Unidos se reclama que alguien está mintiendo. Reticentes a la incorrección política de Penn y Teller, las grandes cadenas de televisión abierta exhibieron su natural hipocresía y declinaron la distribución del proyecto, así que, sin arredrarse, terminaron vendiendo su producción a Showtime, uno de los gigantes, junto con hbo y Cinemax, de la programación televisiva por cable, donde tradicionalmente el medio es mucho más abierto a programas que causan controversia.

El título de la serie le viene que ni pintado; Bullshit! es precisamente un programa dedicado a desmentir —sin cortapisas de lenguaje— y exhibir charlatanerías, invariablemente originadas en la avidez por el dinero ajeno, de ésas que infestan la sociedad de consumo del american way of life. Penn y Teller, como Michael Moore pero con toda la virulencia de que son capaces, que es bastante más lesiva que la del simpático gordo de la cachuchita, enfilan las agujas hipodérmicas oxidadas y a menudo retorcidas de su cruel ironía lo mismo a "terapeutas del movimiento" que a expertos en feng shui. No dejan títere con orejas. Y la muletilla le queda perfecta, por cierto, al episodio que dedicaron a la manía occidental —pero particularmente sudcaliforniana— de cambiar el rostro y el cuerpo por medio de cirugía plástica. Un verdadero bocado de cinismo crítico, aunque un tanto gore.

Para acrecentar el remordimiento de los ejecutivos de las cadenas televisivas que alguna vez los rechazaron, Bullshit! ha sido un éxito. Showtime lo tiene en agenda ya para una cuarta temporada —la serie arrancó el 24 de enero de 2003— y actualmente está al aire la tercera. En México podemos verlo en el canal 207 de Sky, FX, los lunes a las diez de la noche en emisiones dobles de las primeras dos temporadas (por cierto, si pagamos más que en los países de origen de los programas a las emisoras de televisión "cerrada", como Megacable, Sky o Cablevisión, ¿por qué nos venden programas atrasados?).

Televisión controversial —que sin embargo se apoya siempre en las opiniones de diversos científicos y académicos de sólida trayectoria para ofrecer una contraparte coherente— Bullshit! debe ser una fea palabra en el vocabulario de muchos vivales chupasangre de las industrias de los cosméticos, la autoayuda, el armamento o el reciclaje y posiblemente, también, coopera a fortalecer el insomnio de cierto hombrecillo en la Casa Blanca.