La Jornada Semanal,   domingo 2 de abril  de 2006        núm. 578

LA JORNADA VIRTUAL
Naief Yehya
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 LOS MUY OCCIDENTALES ORÍGENES DEL FUNDAMENTALISMO ISLÁMICO

¿LA TRAICIÓN ORIGINAL?

Poco después del ataque de 11 de septiembre de 2001 contra las Torres gemelas y el Pentágono los medios masivos repetían al unísono, a manera de explicación-confesión, que Estados Unidos había abandonado a Afganistán poco después de que los mujaedines habían expulsado a las tropas soviéticas, con la ayuda financiera, técnica y de material de Estados Unidos. Muchos comentaristas explicaban que Afganistán se había desintegrado como país, había caído en las garras del talibán y se había transformado en santuario para terroristas, en particular para al Qaeda, debido a que eu, aún inmersos en la mentalidad de la guerra fría, se habían retirado de ese conflicto con la impresión de haber triunfado cuando vieron a los rusos derrotados. La ayuda en tiempo de guerra no continuó cuando hacía falta reconstruir y salvar del hambre a la población. En este recuento la historia del fundamentalismo islámico comenzaba con los freedom fighters del mundo árabe, que por despecho o traición habían vuelto sus armas en contra de sus exbenefactores. Se infería que el vacío de poder y las pugnas entre líderes milicianos habían fomentado el nihilismo que a su vez se tradujo en la proliferación del islamismo más radical.

EL JUEGO DEL DIABLO

Obviamente esta visión de la historia es de una miopía asombrosa. Primero Inglaterra y después eu han utilizado y explotado el factor islam en su beneficio desde hace más de un siglo. En su notable libro Devil’s Game (El juego del diablo. Cómo los EU ayudaron a desatar el fundamentalismo islámico), Robert Dreyfuss (Metropolitan Books, 2005) traza la historia del intervencionismo anglo estadounidense en Oriente Próximo y de ese engendro maligno que se conoce como islam político o panislamismo. Esta extraña filosofía no tiene nada que ver con el islam tradicional y desde muchos puntos de vista es una perversión de esa fe. Este islamismo trató de ser utilizado por los británicos para crear un cerco en torno a la frontera oeste de Rusia (para neutralizar cualquier ilusión de los zares de acercarse al océano índico) y para aplastar cualquier destello nacionalista en las entonces colonias musulmanas (desde el norte de la India hasta Egipto). Después de la segunda guerra mundia,l Estados Unidos tomó la batuta para hacer algo similar contra los soviéticos, así como para destruir los movimientos socialistas y nacionalistas de izquierda.

LA TRIPLE APUESTA BRITÁNICA

Dreyfuss señala que las tendencias reaccionarias del islam datan de hace por lo menos trece siglos, cuando oscurantistas e irracionalistas competían contra los religiosos progresistas, abiertos y moderados. Pero la versión contemporánea del jihadismo aparece en la era del "Gran Juego", cuando el sol nunca se ocultaba en el imperio británico, y su padre es Jamal Eddine al-Afghani (1838-1897), un aventurero ("quijotesco", escribe Dreyfuss) que sirvió a la inteligencia británica, ofreció sus servicios de espionaje al zar (o al mejor postor), era masón y ateo, pero se hacía pasar por musulmán devoto. Afghani creó los cimientos del fundamentalismo con la intención de crear una organización que sirviera a los británicos para apoderarse del Califato que dejaba vacante el imperio otomano y que no querían perder al avance francés (que tomarían Líbano y Siria) o alemán (que a través de Turquía quería llegar a Bagdad). Los ingleses conocían bien la región, sabían explotar, seducir y amedrentar a los nativos. Tenían además vínculos con las espurias aristocracias locales. Para asegurar su poder apostaron por la imposición de dos monarquías en la región. Por un lado dieron su apoyo y financiamiento a la familia hashemita para crear una monarquía con dos ramas, una en Jordania y otra en Irak. Pero al mismo tiempo dieron su apoyo a la familia Saud de la península arábiga, una banda de ultrafundamentalistas a los que ayudaron a crear Arabia Saudita, el primer estado islámico radical. El espíritu de la versión saudita del islam proviene de un predicador viajero, violento, mojigato e ignorante de comienzos del siglo xviii: Mohammad ibn Abdul Wahab, conocido como al sheik o el maestro. Este polemista formó un verdadero ejército de seguidores y convirtió al fundador de la dinastía Mohammed Ibn al Saud, el patriarca de la familia, a su credo, el wahabismo. En 1920 las familias Saud y Sheik formaron el estado saudita.

(Continuará)