Usted está aquí: miércoles 22 de marzo de 2006 Opinión CIUDAD PERDIDA

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Tribunal Electoral: silencio cómplice

La ignominia de Bermúdez

Su fechoría, apuesta al olvido

EN DIAS pasados informamos desde este espacio cómo un magistrado del Tribunal Electoral del Distrito Federal, muy influyente en las decisiones del organismo, pidió a un aspirante a ocupar la Dirección de Comunicación Social de ese órgano autónomo, el precio por hacer desaparecer a un par de reporteras, una de ellas de esta casa editorial, de la cobertura periodística del mismo tribunal.

DESDE ENTONCES, hace ya más de una semana, todos los magistrados del organismo han guardado un silencio cómplice para encubrir a Estuardo Mario Bermúdez Molina, y para que el olvido se haga cargo de la fechoría.

TAL VEZ sea el momento político, que cubre con impunidad a alguien que busca usar los recursos del Estado, el dinero de la gente, para deshacerse de quienes ejercen la crítica sobre ciertos actos muy poco claros del tribunal.

PERO SEGURAMENTE se trata de una actitud sin ética, por decir lo menos, de parte de ese organismo que fue creado con gente de absoluta honestidad -cuando menos eso se suponía- para juzgar hechos electorales que pudieran envilecer la próxima elección en el Distrito Federal.

LOS MAGISTRADOS tendrían que ser personas con muy alta calificación profesional y moral, porque su trabajo, desde luego, representa la confianza que los votantes confieren al organismo encargado de dar certeza jurídica a las controversias que pudieran resultar de la elección que viene.

A PARTIR de la publicación de lo que se dijo en una sesión oficial del TEDF, el grupo parlamentario del PRD en la Asamblea Legislativa de esta ciudad ha levantado su voz de protesta para pedir a las autoridades, que deberían hacerse cargo del asunto, su inmediata intervención para investigar el caso.

TANTO LA Procuraduría General de la República, como la Fiscalía para la Atención a Delitos Cometidos Contra Periodistas, de muy reciente creación, sin faltar la Contraloría Interna del organismo, han enmudecido. Ni las exigencias de la diputada Alejandra Barrales, ni los hechos que parecen contundentes, han servido para accionar alguno de los resortes inútiles o enmohecidos de las dependencias.

A FIN de cuentas ya es sabido que en este sexenio, como pasó con los del PRI, se tratará a toda costa de evitar que los panistas, incrustados en los órganos de gobierno, sufran el castigo que imponen las leyes por sus hechos, pero en este caso, tal vez como en ningún otro, está en juego la credibilidad de un tribunal que sólo puede gozar de eso: la confianza que tenga la gente en sus veredictos.

SI NO ¿quién podría confiar en el juicio de un magistrado que trató de burlar la crítica comprando mecanismos burocráticos para eliminarla? ¿Cuántos electores o partidos políticos podrían dar crédito a un grupo de profesionales que prefirió la complicidad a enfrentar su realidad?

HAY UNA buena cantidad de hechos que advierten que el TEDF padece de graves anomalías, algunas de ellas sancionadas por tribunales más altos, pero otras que deberán ser investigadas, como el caso que nos ocupa, han servido para que los magistrados metan la cabeza en el hoyo de su propia vergüenza, y para que este organismo se convierta en el hazmerreír de una sociedad que está harta de los juegos sucios. Ni modo.

Las fichas cómplices

COMO FICHAS de dominó, las complicidades del panismo con la empresa de capital español que, como dijo el jefe de Gobierno de la ciudad, Alejandro Encinas, "se roba" la energía eléctrica de todos los defeños, van cayendo una tras otra.

AHORA SABEMOS que Eumex ha contratado el despacho de José María Michavila, ex ministro de justicia en el gobierno de José María Aznar, quien no hace mucho estuvo en el país violando las leyes mexicanas para dar su apoyo a Felipe Calderón. Pero de esto ya hablaremos.

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