Usted está aquí: miércoles 22 de marzo de 2006 Opinión Carta a un viejo compañero

Adolfo Gilly

Carta a un viejo compañero

Estimado Tito:

Leí con mucho interés la amistosa carta que me dirigiste en El Correo Ilustrado (17 de marzo de 2006). Trataré de responderla según mi mejor saber y entender. Para ser más claro, lo haré por puntos.

1. Allá por 1984, cercano el fin del siglo XX, a propósito de Rosa Luxemburgo escribía Bolívar Echeverría:

"Sólo un hecho impide hablar del siglo XX como de una época de barbarie (...) la existencia de la izquierda: una cierta comunidad de individuos, una cierta fraternidad, a veces compacta, a veces difusa, que ha vivido esta historia bárbara como la negación de otra historia deseada y posible a la que se debe tener acceso mediante la revolución."

Comunidad y fraternidad, no solamente libertad e igualdad, son las palabras claves de esta definición, palabras que dicen de ciertos sentimientos y ciertas relaciones entre seres humanos antes que de programas o de proyectos políticos, que éstos vienen después. Tienen que ver aquellas palabras con la antigua idea de la "economía moral", que no se refiere a la llamada ciencia económica, sino a lo que para la comunidad es justo y a lo que no lo es.

De esta noción de justicia y de la de comunidad humana, sin las cuales no hay izquierda en el sentido que al inicio digo, se desprenden cuatro palabras: fraternidad, solidaridad, lealtad y respeto a sí mismo (lo que suele llamarse "dignidad").

Son condiciones necesarias para quien se proponga ser parte de la tarea interminable que define a la izquierda: organizar a los explotados, los oprimidos, los despojados, los humillados, los subalternos de todos los regímenes donde mandan la riqueza y la violencia.

2. Muchas cartas y mensajes he recibido con motivo de mi artículo "Los mineros, los muertos, los políticos" (La Jornada, 3 de marzo de 2006). Al responderte trataré de hacerlo también a todos ellos, cuya inquietud me dice mucho.

Citaré aquí como muestra un correo electrónico de otro amigo mío, escritor, historiador y compañero de luchas pasadas y presentes:

"Estimado Adolfo: Leí con profundo dolor tu artículo del viernes. Creo que estamos asistiendo a la peor derrota de la izquierda en México. No hay la menor duda de que el huevo de la serpiente estaba incubándose adentro del PRD, y que seguramente en los próximos años serán perseguidos los ilusos, los que no les dan la razón, los que no asumen el trasvase del PRI ni su 'proyecto alternativo de nación'. No te imaginas lo que es el PRD en Morelos y en Veracruz: increíblemente nauseabundos. No me identifico, y veo que somos muchos, con esa llamada 'izquierda'. Segurísimo que tampoco nos tragaremos ese sapo."

3. El 2 de julio de 1988 fueron asesinados nuestros compañeros Gil y Ovando, cuatro días antes de la elección usurpada por Carlos Salinas y su grupo compacto. Desde el 7 de julio Manuel Camacho, miembro destacado de ese grupo, actuó como el gran operador político de la usurpación. No me lo contaron, lo vi y lo viví. El 20 de agosto de 1988, Ernesto del Arco y sus tres compañeros fueron asesinados a sangre fría por luchar contra la usurpación del voto. Eran los primeros de los más de 300 perredistas muertos que el gobierno de Carlos Salinas iba a necesitar para hacer pasar sus reformas a la Constitución y sus políticas neoliberales.

El primero de diciembre de 1988, Socorro Díaz pronunció en el Congreso el discurso de legitimación de la usurpación y, acto seguido, colocó la banda presidencial a Victoriano Huerta, como llamaba entonces a Carlos Salinas de Gortari la voz popular, comparación histórica ésta mucho más pertinente que las que enuncias en tu carta. Esta legisladora, simbólica en su imborrable gesto inaugural, forma parte ahora del grupo compacto de Andrés Manuel López Obrador. Y ni siquiera ha pedido disculpas. En cuanto a los otros, para qué te digo, si a fin de cuentas ella es la que menos importa de ese grupo.

¿Lealtad, solidaridad, fraternidad, decencia? ¿Izquierda? ¡Vamos, Tito, por favor!

4. El 12 de marzo pasado, en el ejido Petalcingo, municipio de Tila, Chiapas, concluyó un encuentro de 35 organizaciones y seis ejidos y bienes comunales contra el Programa de Certificación de Derechos Ejidales (Procede) y el Programa de Certificación de Derechos Comunales (Procecom), que son los nombres orwellianos que el Supremo Gobierno dio a la gigantesca operación de despojo y privatización de los bienes ejidales y comunales iniciada con la contrarreforma al artículo 27 constitucional llevada a cabo por el gobierno de Salinas, su partido y su grupo compacto. Dicho encuentro aprobó una importante y fundamentada resolución, cuyo apartado cuatro dice:

"La reforma de 1992 al artículo 27 de la Constitución federal, por la cual se permite la legalización del latifundio, concluye el reparto agrario y elimina las garantías de inalienabilidad, inembargabilidad, intransferibilidad e imprescriptibilidad de los bienes ejidales y comunales que garantizaban el patrimonio de las familias campesinas, indígenas y no indígenas, dejando así sus tierras a disposición del mercado, es del todo contraria a diversos tratados internacionales suscritos por el Estado mexicano, especialmente el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, así como la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la jurisprudencia que el sistema interamericano ha emitido a favor de los pueblos indígenas, lo cual implica una situación de regresividad en los derechos humanos de nuestros pueblos."

En la bandada de políticos y caciques del PRI que ahora aparece en las candidaturas del PRD y en sus comités de campaña, todos -digo bien, todos- aprobaron esas reformas neoliberales, así como todos (junto con su antiguo socio en la bancada del PRD, el profesor René Bejarano) aprobaron en 1992 la contrarreforma al artículo 3 constitucional sobre educación pública; y muchos de ellos aprobaron el aumento al IVA, contrario al consumo popular, y enormidades similares.

Ninguno ha pedido disculpas. Ninguno ha dicho que estuvo equivocado. ¿Entonces qué, Tito, el candidato presidencial del PRD no sabe quiénes forman su equipo y a quiénes está entregando la joya de la corona, la jefatura de Gobierno de la ciudad de México, arrancada al PRI en 1997 después de décadas de luchas? ¿Y por qué le voy a creer que va a respetar los acuerdos de San Andrés, si también nos dice que va a continuar con el Procede?

5. Dices en tu carta: "El PRD y López Obrador pecan de pragmatismo y oportunismo extremo al cooptar cuanta basura excretan otros organismos políticos. Pero es la opción mejor, o menos mala si quieres, y así lo intuye la mayoría de la sociedad. Decir que todos son iguales, y por tanto no voto, no orienta ni sirve a la sociedad".

No, no son todos iguales. Son tres propuestas diferentes, con trayectorias, equipos y matices diferentes, para consolidar la configuración neoliberal de la sociedad mexicana y su subordinación a Estados Unidos. Lo ha dicho bien Carlos Slim, el hombre que ha llegado a ser el tercero más rico del mundo gracias al despojo, privatización y apropiación, en los tiempos y con la complicidad de Salinas, Camacho, Ebrard y otros, de ese bien público que eran y deberían ser las telecomunicaciones. El 13 de marzo este magnate, promotor y dueño del Acuerdo de Chapultepec, esa especie de Manifiesto Capitalista Neoliberal de estos tiempos mexicanos, declaró en una de las tantas ceremonias de firma de ese documento:

"Lo que es importante no es que los candidatos se sumen (al Acuerdo) suscribiéndolo o firmándolo, sino que estén de acuerdo, y los tres han manifestado estar de acuerdo con la propuesta (El Universal, 14 de marzo de 2006)." Nadie lo ha desmentido hasta ahora.

No, no todos son iguales: uno es la derecha oscurantista del PAN, aquella que ganó hace seis años con el voto útil; otro es lo que queda del PRI clientelar y corrompido; el tercero, el PRD, es la nueva encarnación de la política desarrollista-echeverrista para dar un barniz social al neoliberalismo -el "neoliberalismo con rostro humano", como quien dice-, consolidando sus "equilibrios macroeconómicos" y sus "políticas fiscales", que desde De la Madrid hasta Fox hemos aprendido lo que quieren decir.

Por eso puedo comprender perfectamente los motivos del voto popular mayoritario que favorece a Andrés Manuel López Obrador. Tus motivos, y los de otros amigos míos que como tú razonan, son los del voto útil (que en 1970 se llamaba "Echeverría o el fascismo"). Muy bien: votarás por aquello que en este caso consideras lo menos malo. Allí, junto con la papeleta, pondrás el deseo de que ojalá así sea. El precio a pagar puede ser la desilusión, la desorganización y la resaca. Con esto no estoy llamando a la abstención. Nomás digo lo que veo y pienso.

Mis razones son las de la izquierda socialista de siempre: es preciso, en todas las condiciones y coyunturas, contribuir a organizar las fuerzas de los explotados, los despojados, los humillados, los que viven de su trabajo. Y esa tarea no pasa esta vez por unas elecciones en las cuales todos los candidatos se subordinan, bajo partidos e intereses diversos y contrapuestos, al poder del dinero y de las finanzas, a la moral de los altos prelados de la Iglesia católica y a la amenazadora potencia vecina del Pentágono y la Casa Blanca.

6. En un punto estoy en total desacuerdo con tu carta. Es cuando escribes: "Marcos, desarmado militar y políticamente, navega en la nada". En primer lugar el EZLN conserva sus armas y así lo ha dicho y repetido. Si Marcos va desarmado, es porque su misión no es de guerra, sino de agitación y organización. Es una iniciativa audaz y se la está jugando. No lo cuidan guaruras, audomaros ni gacelas. Y le puede tocar, cómo que no, nada más que según las viejas y sanas costumbres de la izquierda no lo anda proclamando.

En segundo lugar, no navega en la nada. Está "puebleando", como se dice en buen mexicano, está escuchando las voces pequeñas de aquellos a quienes nadie oye, sus dolores, sus penas, sus trabajos, sus corajes y, también, sus proyectos locales y sueños nacionales. ¡Cómo "en la nada", si ésa es la mera realidad de México! En la nada de las bravuconadas, vulgaridades y promesas vacías transitan las campañas electorales de los tres candidatos. La otra campaña, según la he podido seguir en las crónicas de Herman Bellinghausen, camina por México sin andar ofreciendo nada, salvo escuchar y escucharse, unirse, organizarse desde los pasados, las luchas, las experiencias y las tenacidades.

En tercer lugar, no está desarmado políticamente. Sólo hay dos campañas que han expuesto sin disimulos sus programas verdaderos. Una es la de Carlos Slim, quien anda por el país imponiendo su Acuerdo de Chapultepec a quien se deje, y sobre todo a los tres candidatos. La otra es la del delegado Zero, que se sustenta en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, es decir, en el llamado a organizar las luchas contra la explotación, el despojo, el desprecio y la violencia represiva.

En esta tierra oscura, si se le cuida, pueden en el México de hoy echar raíces la fraternidad, la solidaridad, la lealtad y el respeto del otro y de uno mismo.

Esa es, ésa ha sido siempre la izquierda. No tiene la exclusividad de ella el delegado Zero ni pretende tenerla. Pero hasta donde entiendo, por aquello anda peleando. Hay que apoyarlo.

7. En cuanto al tan mentado huevo de la serpiente, al final resultó ser huevo de dinosaurio. Y cuando despertamos ahí estaba el bebé-dino, todo amarillo, con lindas pintitas negras en forma de sol.

 
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