Usted está aquí: jueves 16 de marzo de 2006 Cultura Es mentira que esté en crisis el mundo sinfónico: Riccardo Muti

En entrevista con La Jornada, el director aborda la actualidad del arte sonoro

Es mentira que esté en crisis el mundo sinfónico: Riccardo Muti

''En Europa, la música de concierto se enseña en las escuelas como elemento de formación esencial de los niños''

No es para las elites, sino un bien para todos, enfatiza el artista italiano

ANGEL VARGAS

Ampliar la imagen Riccardo Muti, la noche del martes, en la residencia del embajador de Austria en México Foto: Roberto García Ortiz

Tener un mundo sin música sería un error. De ello está convencido Riccardo Muti, uno de los más afamados directores del panorama internacional hoy día, quien con tal frase busca resumir el trascendente papel social del arte sonoro para la humanidad.

En vísperas de su actuación al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena en la ciudad de México, ocurrida anoche, en el Auditorio Nacional, el músico italiano (Nápoles, 1941) asistió el martes a la residencia del embajador de Austria en México a la entrega de las medallas Mozart, como invitado de honor.

A primera vista, sobresale la adustez de su rostro y la profundidad de su mirada, así como la voz ronca y la negrura de su espeso cabello, tanto como su elegancia en el vestir y un aparente aire arrogante de estrella.

Avidez por la música

Amable sin embargo, el ex director del Teatro della Scala de Milán y batuta huésped frecuente de las dos orquestas más importantes del planeta, las filarmónicas de Berlín y de Viena, concede una breve entrevista a La Jornada, en medio de solicitudes de algunas personas para fotografiarse con él.

Entre los aspectos abordados, Riccardo Muti se declara en contra de la globalización, y asegura que ésta, en la música, es un factor que no ha logrado incidir de manera determinante.

También se refiere al papel que debe desempeñar el director de orquesta contemporáneo, ya no como dictador, sino como guía de una idea musical.

Y habla del arte sonoro como elemento importante para preservar la identidad cultural de las naciones, además considera que tratar de extender y difundir lo más posible esta expresión ''será un bien para el mundo".

-¿Qué opina del mundo de la música actual, en particular de la tendencia que alude a la crisis del formato sinfónico?

-Las orquestas no están en crisis, inclusive hoy día se requiere más de ellas, porque el mundo está ávido de música. Este es un elemento muy importante para unir a las personas.

''A donde quiera que llevamos la música, siempre nos encontramos con un resultado muy positivo. Por consiguiente, es una mentira pensar o decir que existe una crisis del formato sinfónico.

''Lo que sí existe es una crisis de identidad en los países, y es en esto donde la música puede servir para recobrar esa identidad y con ello contribuir a la preservación y el desarrollo de la cultura de cada nación y del mundo.''

Contra la globalización

-¿Puede hablarse todavía de identidad en la música en este contexto de globalización?

-La globalización es un fenómeno innegable, pero afortunadamente cuando hacemos música, cada orquesta, cada director, cada instrumentista, no es un producto globalizado; cada una y cada quien tiene su propia personalidad. Los músicos, naturalmente, estamos en contra de la globalización.

-A su juicio, ¿qué papel debe desempeñar el director de orquesta contemporáneo?

-Es un hecho incuestionable que el director de orquesta no es ya un dictador. Ahora es esencial tener una idea musical, saber transmitirla a la orquesta y, si la idea es verdadera y honesta, los músicos la seguirán; en caso contrario, será un desastre.

La dirección orquestal, entonces, no es una dictadura, sino la afirmación de una idea. Sin una idea no existe la posibilidad para que un centenar de personas puedan seguir un mismo camino.

-¿Cuál es la función social de la música de concierto en un contexto marcado por la hegemonía de lo comercial?

-Antes que nada, cabe afirmar que la música de concierto no es un arte elitista, como se dice con frecuencia. La música -en Europa- se enseña en las escuelas a los niños y es considerada un elemento esencial de formación. Entonces, no es un bien para las elites; es un bien común, para todos.

''El otro día leía una frase muy importante que dice que un mundo sin música sería un error. Innegablemente, la música es fundamental y nuestra tarea hoy consiste en llevarla no sólo a aquellas personas que tienen la capacidad económica para asistir a conciertos, sino también a quienes no pueden hacerlo.

''Sin duda, tratar de extender lo más posible la difusión de la música de concierto será un bien para el mundo.''

 
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