CIUDAD PERDIDA
Derechos humanos y la voluntad popular
Los empeños del ombudsman
Credibilidad en entredicho
ENTRE LOS organismos no gubernamentales que actúan en el DF se ha desatado una lucha interna, sorda, soterrada dirían algunos, porque aún no salta con toda su fuerza a los ojos de la opinión pública, pero latente y peligrosa.
LA DIVISION, nunca antes vista, se debe, atestiguan algunos líderes de esas ONG, a las acciones devotas del presidente de la Comisión de Derechos Humanos del DF a favor del Partido Acción Nacional, y las inconformidades que esto ha ocasionado entre las filas de los ciudadanos agrupados en las organizaciones de la llamada sociedad civil.
EL ASUNTO no es menor. Hasta la fecha esas organizaciones habían caminado muy cerca de las decisiones del ombudsman, fueran certeras o erradas, y esto convirtió a la comisión, y a su presidente, en algo casi intocable.
HOY LAS cosas empiezan a cambiar. Emilio Alvarez Icaza ha tomado partido en la contienda política y con ello, se quejan quienes miran el trabajo de la comisión como una labor ausente de tendencias partidistas, desvirtúa el quehacer fundamental del organismo.
LA SITUACION no parece nueva. Algunos organismos pretendieron, en su momento, que Alvarez Icaza se pronunciara, de alguna manera, en contra del intento de desafuero que se montó en contra de Andrés Manuel López Obrador.
HOY SE recuerda que Alvarez Icaza se negó, debido a las reglas que tiene que cumplir su mandato, dicen algunos, o porque su conciencia partidista no se lo permitió, aseguran otros, a fijar su postura contra aquello que a gran número de mexicanos le pareció injusto, por decir lo menos.
PERO SE extrañan también del empeño que el encargado de defender los derechos humanos en el DF ha puesto para interceder por la empresa de capital foráneo Eumex, que tiene como abogados, nada más ni nada menos, a los miembros de un bufete dirigido por panistas.
EL PROBLEMA, no para Alvarez Icaza, quien ya pintó su raya, sino para la institución -porque al decidirse a ir en contra de la opinión y los derechos de mucha gente, para defender a la empresa, aunque técnicamente pretenda que la protección que exige es para los trabajadores- compromete la credibilidad del organismo.
EL OMBUDSMAN acusa, en un boletín, al GDF de "arrogarse de manera absoluta y única la representación de la sociedad capitalina", como si la autoridad del gobierno proviniera de acuerdos de sótano, como fue su relección, y no de la voluntad popular.
PERO SERA la gente, los vecinos, con toda seguridad, quienes en algún momento muestren cuál es su sentir respecto de la actitud del presidente de la CDHDF, para dar una idea clara de lo lejos que se halla el organismo de los intereses de la gente que supone defender.
DE CUALQUIER forma, junto a las voces de la gente que se siente ultrajada por la empresa defendida por Alvarez Icaza, deberán estar, en algún momento, las de los legisladores locales, quienes tendrán que poner en la balaza la inconformidad de sus representados y el cabildeo del ombudsman, que no deja de llamar a los diputados para convencerlos de su buena obra en favor de Eumex.
EN FIN, lo que hoy sucede y no ha estallado parece tener un plazo perentorio que no vendrá de las autoridades, sino de esa sociedad civil a la que el ombudsman pretende encadenar a un avasallamiento de empresas. Ya veremos.