Usted está aquí: sábado 11 de marzo de 2006 Política Ningún avance sobre la desaparición de periodista en Sonora

Ningún avance sobre la desaparición de periodista en Sonora

GUSTAVO CASTILLO GARCIA

A casi un año de que desapareciera el periodista Alfredo Jiménez Mota, la Procuraduría General de la República (PGR) ha desechado cuatro de las diez líneas de investigación que inició para esclarecer este hecho ocurrido el 2 de abril de 2005 en Sonora.

De acuerdo con fuentes oficiales, la hipótesis más sólida es que Jiménez Mota fue asesinado por integrantes del cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán Loera, y que uno de sus agresores fue Raúl Enríquez Parra, quien fue ejecutado junto a otras tres personas en octubre de ese mismo año.

De acuerdo con la información recabada por la Subprocuraduría de investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), la desaparición de Jiménez Mota habría sido ordenada por el grupo de los hermanos Beltrán Leyva, integrantes del cártel de Sinaloa, como consecuencia de los reportajes que el periodista realizó en los que puso al descubierto parte de la estructura de esa organización dedicada al narcotráfico en Sonora.

Según las indagatorias quedó desechada la posibilidad de que haya desaparecido a raíz de haber recibido amenazas de muerte, y que se haya escondido en el estado de Nayarit. También fueron eliminadas las líneas de investigación relativas a un atentado por rencillas personales o pasionales.

Asimismo se desechó la posibilidad de que un grupo de presuntos consumidores de droga lo haya asesinado, como lo había informado una menor de edad a su maestra.

Sin embargo, las fuentes consultadas revelaron que está en proceso un análisis genético para determinar si alguno de los dos cuerpos que fueron encontrados en un rancho propiedad del cártel de Sinaloa, y que se localiza en Sonora, tiene parentesco con la familia Jiménez Mota. Las investigaciones de la SIEDO estiman que desde su intervención en el caso, a partir del 21 de abril, los responsables de la desaparición comenzaron a sentir presión por el involucramiento de efectivos del Ejército y agentes federales en las indagatorias. La PGR realizó al menos diez cateos en propiedades que supuestamente servían de refugio al grupo de narcotraficantes que dirigen los hermanos Beltrán Leyva, con lo que se les fueron cerrando los espacios para ocultarse.

 
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