Usted está aquí: sábado 11 de marzo de 2006 Opinión Es el tiempo para la reforma agraria

Henry Saragih*

Es el tiempo para la reforma agraria

Uno de los temas cruciales para el futuro de los pueblos del mundo y las zonas rurales, es la reforma agraria. El debate sobre el concepto de reforma agraria ha sido el centro del debate en la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria y Desarrollo Rural de la FAO en Porto Alegre, Brasil, del día 7 al 10 de este mes.

Aunque no siempre los ciudadanos lo tienen presente, las ciudades dependen fuertemente de las zonas rurales. Las ciudades viven de los recursos del campo. Y todas las personas, urbanas o rurales, dependen de la tierra para el más básico requerimiento para la vida: los alimentos. Asimismo, la agricultura provee trabajo a más de la mitad de la población del planeta.

Para los movimientos sociales de todos los continentes, el acceso y control de los recursos naturales y específicamente sobre la tierra, el agua y las semillas, representan el corazón de nuestras luchas. Sin embargo, los gobiernos del mundo no le dan a estos temas mucha importancia ya que les tomó casi 30 años para volver a tomar este tema. La primera conferencia internacional sobre reforma agraria se llevó a cabo en Roma en 1979. El trecho de casi 30 años y la ausencia de muchos gobiernos en esta segunda conferencia, indica claramente la baja prioridad dada al tema de la reforma agraria. Sólo 80 países de los 188 invitados por la FAO enviaron delegaciones a Porto Alegre y ni un sólo presidente estuvo presente.

Esta falta de interés es una omisión peligrosa por muchas razones. La creciente pobreza rural en cada rincón del planeta es parte de la crisis humanitaria global en la que estamos. El desplazamiento de campesinos, productores en pequeño y pescadores de sus lugares de vida crea incontables sufrimientos, hambre, pérdida de cultura, inseguridad y conflictos. Al mismo tiempo, muchas áreas urbanas se están convirtiendo en insostenibles. El modelo industrial de producción de alimentos con monocultivos y agroquímicos, ha causado un daño ecológico que sigue aumentando día a día la contaminación de las aguas, la erosión de los suelos, la deforestación, la pérdida alarmante de biodiversidad y la diseminación de enfermedades tanto a los productores como a los consumidores.

Frente a estas tendencias, es urgente rexaminar el modelo dominante de reforma agraria y desarrollo rural, que hoy por hoy se basan en las políticas de mercado e imponen la industrialización y mercantilización de la producción de alimentos. Estas políticas han puesto el sistema de producción de alimentos en las manos de corporaciones trasnacionales y de las instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional. La Organización Mundial de Comercio y los acuerdos regionales de comercio refuerzan estos problemas.

Por eso miles de mujeres rurales, campesinos, pescadores, pueblos indígenas, pastores, trabajadores rurales, sin tierra y otras organizaciones de la sociedad civil nos movilizamos masivamente durante la conferencia para demandar una nueva visión de la reforma agraria. Nuestro movimiento internacional La Vía Campesina creemos que una reforma agraria genuina e integral ofrece una real alternativa al modelo dominante de desarrollo. Eso incluye quitar el control de la tierra, el agua, los recursos marinos, las semillas y otros recursos naturales de aquellos que utilizan estos bienes para aumentar sus propias ganancias y dárselos a los pueblos de la tierra. Las políticas públicas deben ser reorientadas para garantizar que los valores sociales, ecológicos y culturales sean integrados en el desarrollo rural. El mercado debe ser reorganizado para dar prioridad a una producción local ecológica de alimentos culturalmente apropiada para el consumo local, lo que llamamos soberanía alimentaria.

Existen cuestiones fundamentales de justicia, de sostenibilidad ambiental y de paz que están en juego en el debate sobre reforma agraria. La Conferencia Internacional de la FAO abre la posibilidad de progresar a nivel global, y dada la necesidad urgente de este debate, la FAO no puede esperar algunas décadas más para pautar estas cuestiones. La institución de Naciones Unidas tiene que darle a la reforma agraria una prioridad máxima y debe activamente promover la reforma agraria en las escenas internacionales y desarrollar un programa especial con los gobiernos dispuestos a implementarlo o financiarlo. Además, también demandamos que la FAO reconozca explícitamente la contribución positiva de las movilizaciones sociales en este campo. La Vía Campesina se compromete a poner la reforma agraria en el desarrollo rural de vuelta en la agenda global. Estamos pidiendo a todos los gobiernos responsables para que se incorporaren en este trabajo. Nuestra alimentación, la dignidad de nuestros pueblos y nuestro planeta están en juego.

* Coordinador internacional de La Vía Campesina

Porto Alegre, 10 de marzo de 2006

La Vía Campesina es un movimiento global que reúne a campesinos, pequeños agricultores, pueblos indígenas, sin tierra, trabajadores y trabajadoras rurales, organizaciones de Asia, Europa, América y Africa

(www.viacampesina.org)

 
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