Usted está aquí: sábado 11 de marzo de 2006 Opinión DESFILADERO

DESFILADERO

Jaime Avilés

Se solicita señorita (con solicitud)

Avanza el Congreso a la privatización del gas natural

Intentos desesperados por frenar a AMLO antes de abril

Historias de la región carbonífera del norte de Coahuila

Ampliar la imagen En la mina Pasta de Conchos los trabajadores esperan que se integren las brigadas para rescatar los cuerpos de sus compañeros fallecidos Foto: María Meléndrez Parada

¿ Sabía usted que 98 por ciento del gas natural asociado al petróleo en realidad es gas metano (CH4)? La pregunta es oportuna porque hace dos días la Cámara de Diputados aprobó la comercialización del gas metano por parte de las grandes empresas privadas que lo extraen en Coahuila de las minas carboneras. ¿Significa esto que el Poder Legislativo ha dado un paso gigantesco, y subrepticio, para la privatización del gas natural? ¿El futuro presidente de la República tendrá que emitir un decreto para volver a convertirlo en propiedad de la nación?

Mientras el país asiste con pesadumbre a las secuelas de la tragedia en la mina Pasta de Conchos y el ex presidente en funciones, Vicente Fox, a la más vieja usanza priísta, persigue con toda la fuerza de las jaurías policiacas al líder charro de los mineros, Napoleón Gómez Urrutia, los diputados de los tres partidos grandes aceptaron finalmente la exigencia de los consorcios carboneros, que por motivos de seguridad están obligados a sacar el gas de las minas pero tenían prohibido venderlo y se limitaban a arrojarlo a la atmósfera.

Con esa decisión, los legisladores han tomado algunas medidas benéficas para la conservación del medio ambiente, pero han asestado un nuevo golpe al patrimonio de los mexicanos porque, como todos los recursos que yacen en el subsuelo, el gas metano pertenece a la nación y ahora ha sido enajenado a intereses particulares, algo que merece por lo menos un profundo debate, para el cual lo primero que debería hacerse, quizá, es comprender las características del volátil producto que al estallar en la madrugada del 19 de febrero pasado provocó el derrumbe de los túneles de Pasta de Conchos y la muerte de 65 trabajadores indefensos.

Conocido en otros tiempos como gas grisú, el metano forma parte de la esencia del carbón, pero no es una sustancia tóxica. Lo que sucede es que desplaza el oxígeno y, en espacios cerrados y cantidades abundantes, mata a la gente por asfixia. Le quita el aire, en otras palabras, pero no la envenena. Y no es tan fácil que explote. Para ello se requiere que alcance una concentración de 5 a 15 por ciento (esto es, que se encuentre alojado en una masa de oxígeno de 95 a 75 por ciento sin la cual no sería posible la detonación), pero también que entre en contacto con una fuente de calor superior a 595 grados centígrados (la chispa de un cable eléctrico puede ascender a 2 mil grados centígrados).

Gracias a las explicaciones del ingeniero Armando Díaz Cárdenas, gerente de seguridad de la mina La Esmeralda, en el municipio coahuilense de Múzquiz, que extrae 150 mil toneladas mensuales de carbón a 300 metros bajo la superficie terrestre, esta página sabatina aprendió que no basta la suerte para que, hoy por hoy, el gas metano explote como lo hizo 20 días atrás. Más que el destino o el infortunio, en el accidente que ha conmovido a la opinión pública intervino sobre todo la irresponsabilidad de los directivos de Grupo México.

Estos no sólo desdeñaron las observaciones de la inspección más reciente sobre el deterioro de las instalaciones eléctricas de los túneles, sino que por el despreciable afán de incrementar sus ganancias no invirtieron en la seguridad de los mineros, incurriendo en una situación que fue posible, básicamente, gracias a la desidia del "gobierno" de Fox, que no es menos culpable, pero también a la corrupción del sindicato minero y a la pasividad de los trabajadores mismos.

En la etapa histórica que el país está en condiciones de iniciar con la llegada de un nuevo gobierno federal, la industria del carbón debe ser sujeto de una transformación profunda y tajante. No es posible que sólo en seis de las 150 minas del norte de Coahuila se trabaje con las normas de seguridad que son obligatorias en todas las instalaciones subterráneas de Estados Unidos y aquí el resto se deje a la buena de Dios, que no es garantía de nada.

Coppel: la derecha tiene prisa

Monclova es el eje administrativo de la región carbonífera de Coahuila que produce 10 por ciento de la energía eléctrica del país, y debería ser por ello el corazón de una comarca próspera y culta, pero sobre el mostrador de una tienda de aparatos fotográficos, apenas a 50 metros del monumento a la gigantesca olla de fundición que corona el centro de la plaza más importante de la ciudad, una cartulina me deslumbra con la fuerza de su poesía inconsciente: "Se solicita señorita (con solicitud)".

Parado bajo los rayos del sol, contemplando el prodigio, no pienso en el sistema educativo que ostenta su eficacia de tal manera, sino en la mano que trazó las cinco palabras del mensaje sin reparar quizá en que dos de ellas se repetían. Pienso, mejor, en las distintas acepciones del vocablo "solicitud", que designa paradójicamente un "machote" y al mismo tiempo es velado sinónimo de "urgencia" o "impaciencia". Pienso igualmente en el concepto "señorita" como categoría laboral (una muchacha joven y soltera) antes que civil o de género. Y pienso, en fin, que si escribiera un libro para reunir las historias de los mineros que he podido escuchar en estos días, viajando por aquí alrededor de la tragedia de Pasta de Conchos -y que La Jornada publicará a partir del próximo lunes-, me gustaría ponerle ese título. "Se solicita señorita (con solicitud)", sin olvidar, desde luego, el recordatorio escondido con pudor, casi con pena, entre los discretos paréntesis.

Cada vez más alejados informativamente de Pasta de Conchos, los periódicos locales, tanto en Monclova como en Sabinas, como en Nueva Rosita, como en Múzquiz, reportan a diario los discursos de Felipe Calderón y Roberto Madrazo, pero no los del candidato del PRD, de quien sólo cuentan detalles. Las ediciones de ayer, en sus páginas de opinión, sin embargo, insertaron "reflexiones" de conocidos "articulistas", que mueven de veras a risa loca.

Uno de ellos, citando datos de un pasquín salinista del Distrito Federal, "denunció" el hallazgo de 10 "centros bolivarianos" en la capital del país, en los que, "patrocinados por el gobierno de Hugo Chávez", se están "coordinando las guerrillas de Guerrero, Oaxaca y Michoacán" con los "grupos que apoyan a (Andrés Manuel) López Obrador". Todo, faltaba más, con el fin de sumar a México al "eje socialista de América Latina", formado, según esto, por "Venezuela, Bolivia y Argentina", tras el cual (sic) "está el gobierno socialista español", uno de cuyos "agentes" (recontrasic) es "el periodista socialista mexicano-español Joaquín López Dóriga".

Menos delirante, otro pensador local anticipaba que en mayo el país se irá de espaldas cuando conozca que "detrás de su discurso de austeridad", López Obrador posee "una casa y un hotel en Palenque, Chiapas". Casa y hotel, cabría matizar, de dimensiones minúsculas, que construyeron y donde pasaron la etapa final de la vejez y murieron trabajando los padres del ahora supuesto émulo tabasqueño de Carlos Slim.

Como resulta cada día más patente y más patético, la ultraderecha mexicana está desesperada porque ninguno de sus dos candidatos alcanza a López Obrador y el tiempo se le acaba. Hace un mes, el acaudalado comerciante sinaloense Enrique Coppel Luken, que desde Culiacán dirige la cadena de tiendas departamentales Coppel, envió una carta interna a sus 25 mil empleados para exhortarlos a votar por Calderón, advirtiéndoles que el candidato que vaya a la cabeza en las encuestas a finales de marzo será el ganador de los comicios del 2 de julio.

"Los que saben de esto y analizan las encuestas opinan que la elección se va a decidir antes, dicen que a fines de marzo, que las encuestas en ese tiempo van a decir quién va a ganar la elección", escribió, para añadir con admirable candor didáctico: "Cada partido pregunta a unas personas, las encuesta y de esos resultados supone con bastante certidumbre cómo va. Si alguno de ustedes es encuestado y opina a favor del PAN, entonces las encuestas favorecerán desde ahora al PAN".

Hoy, continuó en su arenga, "parece ser que la competencia estará cerrada entre el PRD y el PAN; vamos a decir que el PRI-Madrazo ya no tiene probabilidad de ganar, y que un pequeño porcentaje de votos que se inclinen al PAN o al PRD va a marcar la diferencia. Piensen que somos en Coppel 25 mil y que si cada uno de nosotros podemos convencer a tres clientes, tres amigos y tres parientes ya hablamos de 225 mil votos. ¡Podemos hacer la diferencia!".

¿Debe arrodillarse Madrazo?

De acuerdo con el análisis de Enrique Coppel, si a Calderón le quedan sólo 15 días para remontar la inmensa ventaja que le lleva López Obrador, lo cierto es que a Madrazo también se le está agotando el tiempo. Claro síntoma de ello es el tono de los anuncios de televisión que empezó a difundir esta semana para meter al Peje en la dinámica boxística del debate, su último recurso antes de hundirse hasta la manzana de Adán.

Pero mientras tutea a Andrés Manuel, boqueando con angustia, a Madrazo lo abandonan, de uno por uno, los gobernadores priístas que no están dispuestos, ya se lo dijeron, "a llorar la noche triste del 2 de julio". Por eso, para convencer al electorado acerca de la nobleza de sus intenciones, el último gran cacique del sureste debería quizá arrodillarse para implorar el duelo verbal del que depende su futuro en los más bajos fondos del hampa.

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