Usted está aquí: viernes 3 de marzo de 2006 Economía MEXICO SA

MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

Incumplimiento de empresa y sindicato con los mineros

La familia Larrea, beneficiada por Salinas

Historia plagada de suciedad

Las rebanadas del pastel:

Ampliar la imagen Minuto de silencio guardado en todas las minas de América Latina por los 65 mineros que quedaron atrapados en los túneles de Pasta de Conchos el 19 de febrero Foto: Marco Peláez

EN MEDIO DE la mágica aparición y desaparición de 55 millones de dólares, el cobro de facturas del Grupo México -con el aval de su gerente disfrazado de gobierno federal-, y las cuentas sindicales que no cuadran, en el marco de las clásicas historias, los mineros de Cananea de nuevo se calientan a unas semanas de cumplirse el primer siglo de la brutal represión porfiriana en aquella población sonorense en contra de los trabajadores.

CUANDO EN 1989 el gobierno salinista le echó el Ejército a los mineros, quebró la entonces Compañía Minera de Cananea (posteriormente Mexicana de Cananea) y la privatizó a favor de la familia Larrea -quiebra y privatización que, como tantas otras, fueron totalmente injustificadas-, los nuevos dueños (tan recordados por estos días) aceptaron -como parte del contrato de venta- "repartir" el equivalente a 5 por ciento de las acciones entre los trabajadores que soportaron la represión, la quiebra y la "desincorporación" de una de las más ricas empresas del Estado.

CONSOLIDADA LA PRIVATIZACION a favor de la familia Larrea, ésta -con Jorge Larrea a la cabeza, y desde 1999, con su heredero Germán Larrea Mota Velasco al frente del Grupo México- fingió demencia y se negó a cumplir con el mencionado "reparto". Total, era protegida del gobierno salinista.

PASO EL TIEMPO (tanto como tres lustros) y la insistencia de los mineros quedó manifiesta año con año: que se nos pague, en líquido, el equivalente a ese 5 por ciento de las acciones. La reiterada petición de los trabajadores, fue contrarrestada con la machacona negativa de la empresa a cumplir con el acuerdo, y para ella contó con el apoyo del congreso sonorense, de los tribunales del Distrito Federal, del inquilino de Los Pinos en turno y de cualquier "autoridad" que se dejara convencer, al estilo de los Larrea.

FUE TAL LA insistencia de los mineros y la complacencia de las "autoridades" para con la familia -en el término más siciliano de la palabra-, que el 2 de abril de 2001 el consorcio minero -para ese entonces ya entronado Germán Larrea Mota Velasco- se dio el lujo de informar a sus accionistas y demás inversionistas en la Bolsa Mexicana de Valores que el reclamo de los trabajadores de la otrora Compañía Minera de Cananea era "cosa juzgada" y que no le colmaran la paciencia.

POR MEDIO DE la BMV, la empresa de la familia comunicaba: "el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal confirma la improcedencia del juicio promovido en contra de Mexicana de Cananea por el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la R.M., reclamando el pago de 40 millones de dólares. Por sentencia dictada por unanimidad de votos, que surtió efectos el 27 de marzo de 2001, la tercera sala del Tribunal Superior de Justicia del DF confirmó la improcedencia del juicio mercantil que promoviera el Sindicato en contra de Cananea, subsidiaria de Grupo México en septiembre de 2000, reclamando el pago de 40 millones de dólares como supuesto valor actualizado de 5 por ciento de las acciones representativas del capital social de Cananea". En el juicio mencionado el sindicato" reclamaba que el ofrecimiento que le hizo Cananea" de entregarle, según (sic) el Sindicato, el 5 por ciento de las acciones de esta ultima empresa, no se podía cumplir como supuestamente se propuso al momento en que la empresa adquirió en subasta judicial los activos de la sociedad quebrada Compañía Minera de Cananea, por lo que entonces debía de pagarle el supuesto valor actualizado de dichas acciones. En virtud de que tal demanda ya había sido intentada por el sindicato en 1991 ante los tribunales del estado de Sonora, que confirmaron la improcedencia de la demanda (...), que quedó firme en la sentencia de la tercera sala del Tribunal Superior de Justicia del DF que se menciona (...), por lo que se trataba de cosa juzgada. En virtud de lo anterior, el juicio promovido por el Sindicato a que se ha hecho referencia se dio por terminado".

"COSA JUZGADA", JUICIO "terminado" y otros calificativos, gritaba el intocable Grupo México, pero algo falló, porque siempre sí. Como por arte de magia, el 25 de octubre de 2004 el propio corporativo celebraba (también por medio de la BMV) que el "finalmente llegó a un acuerdo satisfactorio con el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la R. M. para la compra de 5 por ciento de participación accionaria del Sindicato en Mexicana de Cobre y Mexicana de Cananea (antes Compañía Minera de Cananea, la que quebró Salinas y le vendió a la familia Larrea). Con la solución de este tema medular, que causó varios conflictos de índole laboral, se restablece una productiva y cordial relación entre el sindicato y la empresa..."

EL MONTO ORIGINAL (cuando se privatizó) que en 1990 debió entregarse a los mineros fue de 23.75 millones de dólares; una década después exigieron 40 millones y en octubre de 2004 la empresa depositó -según su versión- 55 millones de billetes verdes en un fideicomiso, que (magia es magia) aparecieron en la chequera del Sindicato encabezado por Napoleón Gómez Urrutia. Cuando Salinas quebró y privatizó Minera de Cananea el "líder" era su papá, Napoleón Gómez Sada.

TODO EN FAMILIA, pues, y si los Larrea tardaron tres lustros en cumplir el acuerdo de 1989, por qué tanta impaciencia con la de los Napos a la hora de repartir el dinero, si sólo ha transcurrido año y medio.

AQUI, OTRA VEZ la magia: los "líderes" aseguran que "de 6 mil 500 sindicalizados con derecho a este pago, 5 mil 300 recibieron en promedio 80 mil pesos por persona, ya recibieron su cheque". Entonces, queda una duda: si cada uno de los 5 mil 300 trabajadores (Sindicato dixit) ya recibió su parte (80 mil pesos, más o menos), los mil 200 restantes obtendrían más de 120 mil pesos, o lo que es lo mismo, 50 por ciento más que los que (supuestamente) ya cobraron, sin considerar la cuota de los "líderes".

COMO EN TANTAS otras historias de la familia política, en esta los coprolitos inundan el ambiente.

EL VOCERO PRESIDENCIAL divulgó ayer "un dato extraordinariamente importante": el PIB por habitante llegó a 81 mil 235 pesos. Por ello, desempleados, subempleados y demás mexicanos con nulo o precario ingreso ya pueden pasar a Los Pinos a recoger su cheque. Los Larrea, también.

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