Usted está aquí: martes 21 de febrero de 2006 Cultura La letra impresa, y dentro de ésta el libro, es el mejor soporte para la cultura: Pascual Buxó

Casi listo, el catálogo digitalizado de la Biblioteca Nacional, adelanta el académico

La letra impresa, y dentro de ésta el libro, es el mejor soporte para la cultura: Pascual Buxó

FABIOLA PALAPA QUIJAS

En breve podrá ser consultado en línea, en su totalidad, el catálogo de la Biblioteca Nacional, señaló en entrevista con La Jornada José Pascual Buxó, investigador del Instituto de Investigaciones Bibliográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Falta completar, agregó, el ''gran deseo" de quienes trabajan en esa institución: catalogar exhaustivamente los libros manuscritos y digitalizar los antiguos, para resguardarlos de pérdidas, deterioro y desapariciones.

No obstante que valora las ventajas de la digitalización electrónica, Buxo afirmó que ''no hay mejor soporte de la cultura que la letra impresa y, dentro de la letra impresa, el libro.

''Es el medio idóneo para que podamos, como decía Quevedo en el siglo XVII, hablar con quienes nos han dejado lecciones de humanidad, de sabiduría, de moral, de heroísmo, es decir, los que nos han dejado lecciones permanentes y sustanciales."

El investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores destacó la importancia de la manifestación humana mediante la palabra escrita, pues ''la desmemoria es mucha y la palabra precisamente combate el olvido".

De acuerdo con Pascual Buxó, la escritura ''conserva la memoria aun para quienes no quisieran conservarla. Es lo que hace humana a la humanidad, valga la redundancia. Sin memoria no seríamos nadie; por eso es una pena que a veces en nuestro país haya tantos desmemoriados, unos involuntarios y otros maliciosos".

La bibliografía es la descripción detallada de todos los libros existentes, desde la época antigua hasta los actuales. México cuenta con una tradición bibliográfica importante. La práctica de esta disciplina puede ser general, es decir, referida a la historia del libro y a las características de éste, o bien puede ser especial por ocuparse de autores o de géneros literarios.

''El acervo bibliográfico refleja cómo se ve el mundo en nuestro mundo mexicano; cómo se ha creado este diálogo universal desde México y cómo se establece un diálogo con la propia cultura, con la propia lengua o con las otras culturas; ese es el gran mérito y el gran valor del libro, en el sentido de registro impreso, porque también hay registros electrónicos, pero para mí no hay mejor soporte de la cultura que la letra impresa y dentro de la letra impresa el libro", dijo el autor de Sor Juana Inés de la Cruz: amor y conocimiento (UNAM, 1996).

Explicó que ''la bibliografía mexicana escrita en México sobre publicaciones hechas en el país ha sido constante y nace propiamente en el siglo XVIII, todavía durante el periodo colonial con el primer gran bibliógrafo mexicano Juan José de Eguiara y Eguren, quien redactó en latín la que llamó Biblioteca mexicana en 1755".

Esta obra surgió de una polémica que hubo en aquella época. Los europeos, además de los españoles, entraron en una discusión sobre la falta de madurez tanto intelectual como natural de los nativos en América.

''Es un momento en que los filósofos europeos hablan de la inmadurez geológica del propio continente americano y también de la inmadurez intelectual y moral de sus habitantes", señaló Buxó.

Eguren, orador sagrado y teólogo, se convierte en uno de los grandes humanistas novohispanos del siglo XVIII, que escribió una reseña bibliográfica de todo lo escrito en la Nueva España, para ''poner en evidencia la ignorancia y la mala fe de quienes propalaban esas ideas sobre América y sus habitantes".

Obra de Icazbalceta, modelo a seguir

El libro de Eguiara y Eguren es la primera gran bibliografía que se escribió en México sobre la producción literaria escrita por mexicanos y los manuscritos que muchos autores tenían preparados.

Biblioteca hispanoamericana septentrional, de José Mariano Beristáin y Souza, publicada en 1816, es la segunda gran bibliografía mexicana; se editó al final de la Colonia y principios de la Independencia.

''Es una bibliografía que debe mucho a la de Eguiara y Eguren. Aporta datos interesantes, pero presenta algunos problemas debido a la época, porque no siempre eran precisos los datos bibliográficos; por ejemplo, dice que una determinada obra se imprime en México, pero no da el nombre del impresor."

Además de estos grandes monumentos bibliográficos, el historiador Joaquín García Icazbalceta publicó La bibliografía mexicana del siglo XVI, ''obra ejemplar ya con criterios modernos y estrictos sobre los libros impresos en México entre 1539 y 1600; es un trabajo sabio, exhaustivo, preciso. Todavía hoy es el modelo que debemos seguir''.

El investigador agregó que la primera edición de la obra apareció en 1886 y fue reditada por el Fondo de Cultura Económica (FCE) en 1954, en una nueva edición de don Agustín Millares, bibliógrafo hispanomexicano, maestro del exilio español en México.

Entre las obras modernas de bibliografía, Buxó mencionó la de José Toribio Medina, La imprenta en México, que reúne el registro de los libros publicados en el país de 1539 a 1821. Esta obra la publicó en Santiago de Chile en 1912 y fue reditada en facsímil por la UNAM, en 1989.

Precisó que la obra de Medina abarca desde Doctrina cristiana en lengua mexicana y castellana, impresa en 1539, hasta las obras editadas en 1821, año que marca el final del periodo colonial. Otra obra importante en el siglo XVIII fue la Bibliografía, de Nicolás León.

Sobre los cambios que ha sufrido la elaboración de las bibliografías, Buxó comentó que en la actualidad es muy difícil hacer una obra individual, pues la bibliografía se ha convertido en un trabajo en equipo.

Sin embargo, mencionó una notable excepción: Bibliografía novohispana de arte, de Guillermo Tovar de Teresa, publicada por el FCE en 1988.

''Las grandes bibliografías y los grandes catálogos como los de las bibliotecas nacionales son obras colectivas en las que participan personas de gran erudición y preparación. De manera que el catálogo automatizado que está llevando a cabo la Biblioteca Nacional de México es una obra colectiva, ya no puede ser de otro modo", concluyó el investigador.

 
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