Usted está aquí: domingo 19 de febrero de 2006 Sociedad y Justicia Acelerado agotamiento de acuíferos del país debido a la agricultura

Desciende varios metros el nivel del líquido subterráneo; el de superficie, contaminado

Acelerado agotamiento de acuíferos del país debido a la agricultura

La sexta extensión de riego del orbe aún es atendida en 84% con arcaicos canales de tierra

ANGELICA ENCISO L. /I

Ampliar la imagen Sistema de riego en en Acatzingo, Puebla Foto: Notimex

La agricultura mexicana consume 75 por ciento del agua disponible en el país, lo cual se suma a un grave problema que lleva a la escasez del líquido: la sobrexplotación de acuíferos. En sólo 23 años el número de ellos en esta situación se ha triplicado, al pasar de 36, en 1981, a 104, en 2004, de un total de 653.

En algunas zonas su agotamiento ha llevado a que se hayan abatido los niveles de agua subterránea decenas de metros, lo que agudiza la escasez ante la contaminación de los cuerpos de agua superficiales, y a que se reduzcan las fuentes del recurso.

Sumado a ello, la demanda de agua para la agricultura crece: México cuenta con la sexta área de riego más grande del mundo, casi 6.3 millones de hectáreas. De esta superficie, 2.9 millones están agrupadas en 39 mil unidades y 3.4 millones en 84 distritos. Los usuarios del líquido tienen el manejo de éste, pero las cuotas se asignan en los consejos de cuenca de acuerdo con la disponibilidad de agua.

Ante la escasez, ha habido casos en los que se han cancelado los derechos de agua de los agricultores. En Tamaulipas, en 2002, debido a la deuda de agua de México con Estados Unidos y la exigencia de ese gobierno para que se cumplieran los envíos del ciclo 26 -de 1997 a 2002- se cancelaron los derechos de agua de riego a 14 mil 500 familias asentadas en el bajo río Bravo.

A la falta de agua se agrega la atrasada infraestructura de riego. A 5.3 millones de hectáreas aún se conduce por canales de tierra, lo cual ocasiona que entre 40 y 60 por ciento de la usada en este sistema se filtre al suelo o se evapore.

Tecnificar los canales de riego implica una inversión de unos 60 mil millones de pesos al año. La inversión actual de unos 2 mil 400 millones de pesos es insuficiente y "tendrían que pasar 50 años para acabar con las obras", sostiene Alberto Yuso, director de la Asociación Nacional de Usuarios de Riego.

En la Evaluación del desempeño ambiental de México de 2003, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) recomienda continuar los esfuerzos para mejorar la eficiencia de la agricultura de riego, en particular con aguas subterráneas, y establecer medidas para detener la sobrexplotación de los mantos freáticos.

El documento señala que a la luz del predominio del sector agrícola en el uso total del agua, "la gestión de la demanda y el mejoramiento en la eficiencia de riego son factores clave para satisfacer las necesidades globales futuras de agua correspondientes a una población y economía en expansión".

Considera que ha habido avances en la eficiencia promedio del uso de agua en la agricultura de riego, la cual ubica en 46 por ciento en general, pero "aún está por debajo de 60 o 65 por ciento, considerado técnicamente viable". Indica que las dos terceras partes del agua que se usa en este sector proviene del subsuelo. La OCDE considera que mejorar la eficiencia del agua de riego por bombeo es esencial para reducir el agotamiento del agua subterránea.

Los acuíferos sobrexplotados se concentran en las regiones de Baja California, noroeste, cuencas centrales del norte, río Bravo y Lerma-Santiago-Pacífico. "En amplias zonas de riego la sobrexplotación de los acuíferos ha acarreado que los niveles de agua subterránea se hayan abatido decenas de metros, como los acuíferos de Maneadero y Camalú, en Baja California, que tienen registradas disminuciones del nivel estático de más de 12 metros en la zona cercana a la costa, lo que además ha favorecido la intrusión salina", indica el Informe de la situación del ambiente en México 2005.

Sostiene que el uso racional del agua subterránea es indispensable, ya que cada vez más regiones dependerán de sus reservas almacenadas en el subsuelo como la principal -y quizá única- fuente de líquido. "Sin duda, en el futuro los acuíferos se convertirán en un recurso patrimonial estratégico."

Señala que hoy 70 por ciento del agua que se suministra a las ciudades proviene de acuíferos y con ésta se abastece a alrededor de 75 millones de personas, 55 millones en ciudades y 20 millones en comunidades rurales.

Además de la sobrexplotación de estos sistemas, hay 12 que presentan problemas de intrusión salina, a los cuales se suman otros cuatro acuíferos que únicamente presentan esta dificultad.

En esta situación están nueve acuíferos de la península de Baja California, una de las regiones de mayor escasez y con la más baja precipitación pluvial, tan sólo 202 milímetros en promedio -en Chiapas es de 2 mil 260-; cinco se ubican en Sonora, otros de Tamaulipas que tienen condiciones salobres y en Tabasco hay dos casos más.

A la excesiva demanda del agua de estas fuentes, se agregan los efectos por la agricultura. Entre sus primeros impactos al ambiente están la eliminación de la vegetación natural, la erosión del suelo, la aplicación de fertilizantes y plaguicidas, y el aumento de la demanda de líquido para riego.

Algunas consecuencias son la retención e infiltración del agua al subsuelo; al aumento de la presencia de sólidos suspendidos; el aumento en la concentración de sustancias tóxicas de los plaguicidas, y que se reduce la disponibilidad del recurso para otros usos.

La solución de los problemas no puede ser general, señala Alberto Yuso, sino que a cada distrito de riego se le tiene que "hacer un saco a la medida", y considera que tanto el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua como la Comisión Nacional del Agua deben buscar una modernización integral para revestir canales y solucionar los problemas de contaminación del líquido.

En esta contaminación también han contribuido los plaguicidas, que han dañado el subsuelo y el agua, además de afectar la salud humana.

Estos se comenzaron a utilizar a finales del siglo xix y a partir de 1949 se comenzaron a utilizar sustancias químicas que terminaron por formar parte de la "docena sucia", que ahora los gobiernos buscan eliminar del planeta. Se trata de sustancias como aldrin, clordano y DDT.

 
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