Usted está aquí: domingo 19 de febrero de 2006 Política Convertida al Islam, una mexicana lleva 26 años viviendo en Irán

Convertida al Islam, una mexicana lleva 26 años viviendo en Irán

NOTIMEX

Teheran, 18 de febrero. Hace 26 años, la mexicana Martha Rocha Ramírez decidió "someterse a Dios", se convirtió en musulmana y se quedó a vivir, junto con su esposo, Rahmatullah Golzar, y su hija Ziba, en Irán, adonde llegó en los albores de la revolución islámica.

Licenciada en comercio, cambió los ideales revolucionarios de Emiliano Zapata por el estandarte del ayatola Rojula Jomeini, gestor y líder del movimiento político, social y religioso que en 1979 derrocó al régimen del sha Mohammed Reza Pahlevi.

En entrevista con Notimex, la también traductora de alemán, inglés y persa, de 53 años, relató la experiencia que la llevó a dejar su país, donde se encuentra el resto de su familia, para hacer vida en una nación radicalmente distinta. "Nosotros llegamos a Irán en noviembre de 1979, unos meses después del triunfo de la revolución islámica y antes de que se iniciara la guerra iraní-iraquí", recordó Rocha Ramírez, quien reside en la ciudad iraní de Qom, 125 kilómetros al sur de Teherán.

La razón por la que decidió emigrar junto con su esposo iraní y su hija fue tanto laboral como cultural, ya que a su marido se le hacía difícil trabajar en México. "Mi esposo es iraní, y tuvo problemas para acoplarse a la forma de ser y actuar de los mexicanos, que chocaba con los modos de Rahmatullah, que es un buen musulmán".

Pero en su decisión de emigrar a Irán también fue determinante su fe, ya que Rocha Ramírez comenzó su camino hacia el Islam cuando tenía 15 años, edad en la cual "empezaron a cruzar en mi mente preguntas a las que no podía contestar. "Cuando recurría a los demás en busca de una respuesta lógica, no sólo se salían por la tangente, sino que sus contestaciones me perturbaban más de lo que estaba", acotó.

Un punto de inflexión en su acercamiento a esta religión fue un viaje que hizo en 1975 a Alemania, donde tuvo oportunidad de trabar amistad con varios musulmanes, "siguiendo los consejos de mi padre, quien me pidió poner atención en conocer a la gente.

"Durante ocho años vi cómo las madres enviaban a sus esposos y jóvenes a combatir por Dios y por el Islam, a defender su tierra, su religión y su dignidad. Los musulmanes no son terroristas, pero cuando los atacan tienen que defenderse", abundó. De México, al que ha regresado sólo en 1992 y 2001, aún recuerda con nostalgia a su gente y su cocina.

 
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