Usted está aquí: domingo 19 de febrero de 2006 Capital Huye Casa Alianza del centro de la ciudad; busca más seguridad

Quieren alejar a los niños de proveedores de drogas y explotadores sexuales: directora

Huye Casa Alianza del centro de la ciudad; busca más seguridad

El plan: vender los inmuebles y trasladarse a una zona del Ajusco, anuncia Sofía Almazán

Participan los menores en un rally cultural organizado por uno de los patrocinadores

ANGEL BOLAÑOS SANCHEZ

Ampliar la imagen La Casa Alianza atiende a niños de corta edad, algunos de ellos hijos de solicitantes de ayuda en esa institución Foto: María Luisa Severiano

Casa Alianza México (CAM), institución de asistencia privada que atiende a niños y niñas en situación de calle, planea cambiar su concepto de "puertas abiertas" y llevar el programa de hogares residenciales a una zona apartada del centro de la ciudad, con el propósito de alejar a los menores de la amenaza de las drogas y la explotación sexual, como ocurre con los que residen en la casa matriz de avenida Paseo de la Reforma, en la colonia Guerrero, quienes la enfrentan prácticamente a la vuelta de la esquina, advierte Sofía Almazán Argúmedo, directora nacional de la organización.

"Queremos salirnos de aquí, vender todas las casas y trasladarnos al Ajusco", confía Almazán, lo que sería un plan a realizarse en dos años, aunque no descarta la posibilidad de dejar una casa en esta zona de la ciudad, que permita a los menores y adolescentes en situación de calle seguir contando con un espacio seguro donde encontrar protección, ya sea de los grupos de la "delincuencia organizada" que les suministran droga y los obligan a prostituirse o de las situaciones de violencia doméstica que los orilló a abandonar a sus familias.

Y es que las historias que podrían contar muchos de ellos, asegura, son tan terribles que rebasan cualquier obra de ficción.

Laura Guzmán, encargada de la casa hogar Servicio Educación y Desarrollo a la Comunidad (Sedac), institución que mantiene un convenio con CAM para atender a madres adolescentes en situación de calle, hasta los 18 años de edad, refiere el caso de Mercedes, quien a sus 14 años de edad tiene un hijo de un año y está embarazada de cinco meses, en ambos casos, producto del ataque sexual de su propio padre.

Explica que ella fue canalizada por la agencia 59 del Ministerio Público a Casa Alianza y dada su condición de madre la encausaron al Sedac, que actualmente tiene a otras 15 mujeres y 20 niños más.

Algunas de ellas llegaron a la institución antes de tener al bebé y si bien la mayoría de los niños son sanos física y mentalmente, hay algunos con problemas sicomotrices que reciben atención especializada con el apoyo de otras fundaciones, es el caso de Cristina, de dos años de edad, con un grave problema de estrabismo que le hace perder el equilibrio, por lo que no puede caminar.

Ayer, ambas casas reunieron en la matriz de CAM a un grupo niños y niñas para participar en un rally cultural y recreativo con personal de una de las empresas benefactoras de CAM, la farmacéutica Novartis, que además de apoyar con donativos en dinero, mobiliario, equipo y mantenimiento de los albergues, proporciona un programa de apoyo social donde la aportación es "nuestro tiempo", refirió el presidente del corporativo en México, Leo Marchosky.

Sofía Almazán refiere que mediante ese tipo de actividades se busca inculcar a la población del albergue valores morales y otros conceptos básicos como el amor, la responsabilidad, la comprensión y la justicia, y que forman parte del "plan de vida" diseñado por la institución.

Restablecer vínculos

El objetivo principal, refiere, es, en principio, incentivarlos a que dejen de realizar prácticas de riesgo y comiencen a establecer vínculos afectivos mediante terapias que los ayudan a recuperar su autoestima, brindarles educación y capacitarlos para que al cumplir 18 años o antes, puedan reinsertarse con sus familias, con algún otro familiar o estén en posibilidad de hacer su vida de manera independiente.

La canalización a Casa Alianza de los menores en situación de calle se realiza por cuatro vías: por su propio pie; por el trabajo de calle, que es otra de las principales actividades de la institución y que requiere de una labor de acercamiento que puede llevar mucho tiempo hasta convencerlos de incorporarse al programa de residentes; por otras dependencias e instituciones como el DIF, y en menor medida los hay también quienes son llevados por sus propios padres cuando los jóvenes enfrentan problemas severos de adicciones que no saben cómo enfrentar.

Refiere que tanto entre las jóvenes madres como entre los niños, niñas y adolescentes que residen en los albergues de CAM, hay quienes no están en situación de total desamparo, es decir, que tienen un hogar dónde vivir, pero por problemas de violencia doméstica deciden abandonar sus hogares y de ninguna manera se les puede negar el apoyo.

Casa Alianza ha recibido diversos reconocimientos por su labor, como el Premio del Mundo de los Niños de Suecia; el Premio Humanitario Conrad N. Hilton, uno de lo más importantes del mundo y que significó la primera ocasión, en 2000, que se entregó a una institución latinoamericana; el Premio Internacional de los Derechos del Niño y el Premio Olof Palme, entre otros.

Sin embargo, alerta Almazán Argúmedo, esta labor no deja de estar amenazada por las mafias dedicadas a la venta de drogas y la explotación sexual que proliferan en esa zona, muy próxima a la Alameda Central, cerca de donde inicia el corredor financiero más importante de la ciudad de México, el de paseo de la Reforma y la avenida Juárez.

"Imagínate el miedo que puede sentir una de nuestra niñas al venir caminando hacia acá, de encontrarse allí en la calle a quien la estuvo prostituyendo, por eso queremos salirnos de aquí", sostiene.

 
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