Usted está aquí: martes 7 de febrero de 2006 Opinión Constitución: del muro al Sheraton

Marco Rascón

Constitución: del muro al Sheraton

Muro de aquí para allá. Sheraton y ley Helms-Burton de allá para acá.

La fuerza de una constitución política es la fuerza de la soberanía ¿Quién defiende la soberanía en este país? No el gobierno que termina. Tampoco los candidatos y partidos que piensan gobernar los próximos seis años al país. Estados Unidos y el gobierno mexicano violan todas las reglas del derecho internacional y las leyes nacionales.

La expulsión de la delegación cubana del hotel Sheraton por instrucción del gobierno de Bush, con base enen la ley Helms-Burton, no es una agresión aislada, sino que define el estado que guarda la soberanía mexicana. ¿Cómo permitir que México sea utilizado como territorio para agredir a otro país?

El gobierno foxista ha declarado que el hecho del pasado sábado 4 de febrero, acaecido en vísperas de la celebración de la promulgación de la Constitución mexicana, fue un "conflicto entre particulares", lo cual significa que todo delito del orden común es también "un conflicto entre particulares", que no obliga al Estado mexicano a intervenir en esto que constituye una violación flagrante de la soberanía al venir un gobierno extranjero a aplicar sus leyes en nuestro territorio contra otro país.

¿Recordarán el canciller Derbez y el procurador general Cabeza de Vaca o el mismo Vicente Fox el significado de la reclamación de Francia en 1838-39, que se llamó la Guerra de los Pasteles? En aquel entonces el Congreso mexicano se negó a pagar los reclamos usureros y a aplicar las leyes francesas en México.

La expulsión de la delegación comercial cubana del Sheraton es indignante si se ve en el contexto de la amenaza de que Estados Unidos construya un muro en la frontera y nos utilice de cabeza de playa para agredir no sólo a ciudadanos cubanos, sino a otro país latinoamericano.

Es indignante también el silencio dominical en las campañas de los candidatos presidenciales y en la ratificación de los tres. Andrés Manuel López Obrador, Roberto Madrazo y Felipe Calderón juegan a la aceptación de Bush. Se engañan flagrantemente quienes pretenden, a manera de justificación, que el proceso mexicano tenga algo que ver con el latinoamericano y su giro hacia posiciones alternativas a la globalización imperial.

El silencio de los candidatos ratifica nuevamente el deslinde de todo el proceso latinoamericano y la subordinación a los principios de integración a la América del Norte como destino. Ratifica asimismo el carácter pro yanqui de los candidatos y sus proyectos. ¿El sí tiene los tamaños?, preguntaríamos a Madrazo. ¿Esta es la "pasión por México" de la que habla Calderón? ¿Este es el juarismo que proclama López Obrador?

Al mismo tiempo que se aplicaba la ley Helms-Burton en nuestro país, candidatos y gobierno se llenaban la boca de discursos sobre la Constitución y la soberanía. Según el gobierno mexicano, dado su comentario de que se trata de "un asunto entre particulares", el despojo de los depósitos de que fue objeto la delegación cubana en el hotel Sheraton debería llevarse a la Procuraduría de la Defensa del Consumidor. Aun, si fuese el caso, ¿qué significaría que esa procuraduria determinara que el Sheraton devolviera los depósitos que incautó el Departamento del Tesoro de Estados Unidos? ¿Quién despojó a los cubanos? ¿El Sheraton o el Departamento del Tesoro?

Esta ofensa no es un mero incidente, pues está en curso una nueva ofensiva contra Cuba, que parte de la reunión de "intelectuales cubanos", organizada por los partidos suecos en Estocolmo, con la participación directa de la terrorista Fundación Cubano-Americana del extinto Mas Canosa y Posada Carriles.

Durante la administración foxista, México se ha transformado en un campo para organizar agresiones contra Cuba y dejar pasar libremente a terroristas como Posada Carriles hacia Estados Unidos, donde, más que preso, es protegido de la justicia internacional a pesar de los crímenes cometidos contra Cuba.

En este contexto, no son gratuitas las provocaciones de la Oficina de Intereses Estadunidenses en La Habana exhibiendo desde adentro del edificio leyendas en contra del gobierno cubano. En el marco de la territorialidad de las sedes diplomáticas, las provocaciones siguen avanzando al integrar al Sheraton y al Paseo de la Reforma y al país entero a la inmunidad de la que goza la embajada estadunidense en México, convirtiéndonos de facto en extensión de su territorio.

La vergüenza de tener un gobierno y candidatos como éstos, que vienen a entregar el país a Estados Unidos, adelanta el juicio de lo que verdaderamente está pasando en América Latina y la manera en que nos usan de ariete en contra de la unidad latinoamericana. Lo grave es que en estas condiciones los sectores progresistas y la izquierda mexicana no tienen candidato ni está presente en el proceso electoral.

¿Qué argumentos tendrán ahora para justificar el silencio y la complicidad frente a la flagrante violación de la soberanía? ¿Será que están engañando a Estados Unidos y en verdad son nacionalistas? No se parecen a Juárez, pero sí a Santa Anna.

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