Usted está aquí: jueves 2 de febrero de 2006 Opinión Encuentro de miradas

Olga Harmony

Encuentro de miradas

La red nacional de mujeres de teatro es una entidad que se formó hace algunos años como filial de una red internacional y contaba con teatristas de alto nivel, a la que no di seguimiento por diversas razones y le perdí la pista por completo, aunque entiendo que tuvo varias actividades en diferentes Muestras Nacionales de Teatro. Ahora, la delegación de la misma en la ciudad de México, de la que aparece como responsable Claudia Eguiarte -de la que tengo pocos datos y cuyo trabajo desconozco- organizó un festival que se quiso internacional con el título de Encuentro de miradas en los imprescindibles espacios teatrales del Centro Cultural Helénico. Se contó con escenificaciones de tres compañías españolas y una mexicana y asimismo se impartieron dos talleres y hubo un encuentro final en el que se hicieron varios cuestionamientos. Del éxito de talleres y encuentro no tengo mayores datos, por lo que me limitaré a escribir de los montajes excepto el de Bodó Bodó que no pude ver en el único día en que se presentó. Por otro lado, hay que destacar que algunos de estos grupos (el Bodó Bodó Productions que se ostenta como de Italia, Francia y Dinamarca, la Compañía Nau, como España-Chile y el Grupo Humano, como España-México) están formados por teatristas de diversos países, pero aposentados en España, con lo que lo de ''festival internacional" pierde peso.

El teatro laboratorio El dragón y la rueca de Cuernavaca presentó, bajo la dirección de Susana Frank Altmann, la escenificación más interesante, a pesar de las salvedades -que son muchas- que puedan hacerse. En base a algunos textos del bello ensayo poético de Esther Seligson Sed de mar y a estudios acerca de la Odisea, Manuel Lavaniegos realizó un guión al que tituló Penelopea, siguiendo a Seligson, pero contradiciendo lo que se ve en escena. En efecto, la carga excesiva en pasajes del poema homérico resta importancia a Penélope y a su decisión final de abandonar casa y marido, que es lo que la vuelve contemporánea: ante el abandono del marido que anda en lejanas tierras ocupado en diversos menesteres, la mujer ya no teje y desteje una tela a su espera, sino que decide buscar un destino propio y el hombre queda en su soledad y a él toca lamentarse. Esto queda oscurecido por el guión de marras y la Penelopea que sería la sugerente continuación del trayecto a seguir por Penélope se queda, solamente, en un título. Susana Frenk hizo un muy cuidado montaje, aunque a veces excesivamente largo como en la escena de la lucha contra Polifemo, pero su elenco carece de la capacidad actoral necesaria y cuando baila la música de Guillermo González, Rojo Phillips y Marcos Miranda -interpretada en vivo por un excelente grupo- la coreografía resulta pobre y la danza fallida.

Casting, presentada por el grupo español Acciones imaginarias, con la dirección de Rubén Vejabalbán y la actuación de Eva Egido Leiva, ambos responsables de la dramaturgia, se limita a una serie de rutinas muy elementales y poco imaginativas que hablan de la condición de las mujeres, no todas las mujeres por cierto. La lentitud en los cambios de vestuario de la actriz hace que el ritmo de las pequeñas escenas no sea el caleidoscópico que los autores pretenden y a mi modo de ver, Eva Egido Leiva no llega a interpretar, verdaderamente interpretar, a los diferentes personajes y sólo consigue que sus rutinas sean eso, rutinarias.

Para peor, Jessica Walter dirige dos escenificaciones. Noé es un aburridísimo ''viaje interior", en el que un bailarín (Hugo Uribe) y una actriz (Mirela Chalamanch) realizan ejercicios corporales mientras se proyectan videos que intentan representar diez estancias de ese viaje que en realidad es ''nuestro naufragio eterno" y, me imagino, de allí el título. La misma directora, que afirma que no le interesa la proyección de los autores sino su alma (y yo, que ni en mis peores momentos de entrometimiento me quiero asomar al alma de los actores, sino que deseo que me proyecten personajes en escena, poco entiendo su propósito) presentó con el Grupo Humano Cuatro solos en laboratorio en el que cuatro lindas chicas (Inma Berlins, Alba Sagarra, Sios Murguía y Rebeca Martín) realizan ejercicios mudos como de clase de actuación en intentos, unos mejor logrados que otros, de proyectar (¿no que no?) variados estados de ánimo. En suma, un festival muy poco internacional y bastante fallido.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.