Usted está aquí: viernes 27 de enero de 2006 Opinión ECONOMIA MORAL

ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

AMLO y los intelectuales

Análisis de sus 10 compromisos con la comunidad académico-intelectual

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente

EL MARTES PASADO tuvo lugar la reunión inicial del Consejo Consultivo por un Proyecto Alternativo de Nación (Consejo). No es un procedimiento nuevo: en el pasado, gobiernos y candidatos acudieron a los consejos consultivos para acercarse a la llamada comunidad intelectual y académica. Las más de las veces con magros resultados. De cualquier manera, el mejor momento para ponerlos en marcha es ahora, en las campañas, cuando todavía hay tiempo de influir en los compromisos electorales y en el esbozo del próximo gobierno.

LA PRIMERA REUNION, sin agenda explícita en su convocatoria, y con la asistencia de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), fue una tormenta de ideas. Convocados a expresar en tres minutos nuestras ideas, entre 20 y 25 personas tomamos la palabra sin ninguna estructura temática, ya que Porfirio Muñoz Ledo, quien es el responsable del Consejo, se percató muy pronto de que el orden que intentó dar a las intervenciones muy pronto fue rebasado. Al final habló AMLO y anunció 10 compromisos con la comunidad académico-intelectual.

LOS ASISTENTES AL ACTO (opinadores, no apoyadores, definió Muñoz Ledo) no provenían únicamente de la comunidad científica, intelectual y del mundo de la cultura (representada por personas como René Drucker, Víctor Flores Olea, José Luis Cuevas, Eugenia León), sino en buena parte por políticos, tanto de los partidos de la coalición como ex priístas y priístas. Esta es la diversidad requerida para un ejercicio de formulación de estrategias, políticas y, eventualmente, del programa de gobierno.

PENSAR QUE LOS ACADEMICOS son los mejor situados para una tarea de esta naturaleza es, en mi opinión, un error. En mi experiencia en la academia, el sector público, los organismos internacionales y el Poder Legislativo, he llegado a la conclusión de que a los académicos con frecuencia les hace falta la experiencia directa y que ello limita su capacidad de formulación de políticas. Sin embargo, suelen tener ventaja para los diagnósticos, los análisis comparados y para ahondar en cualquier tema. También tienen la ventaja de la distancia respecto a las prácticas vigentes y pueden tener una visión más amplia. En esto, como en otros aspectos, AMLO aventaja a Felipe Calderón Hinojosa y a Roberto Madrazo Pintado.

AMLO FUE EL PRIMERO en publicar sus planteamientos en el libro Proyecto alternativo de nación y es ahora, otra vez, el primero en poner en marcha un proceso consultivo de esta naturaleza. Pero el asunto rebasa a candidatos y partidos.

TENGO NOTICIA DE dos foros (debe haber más) organizados en las universidades, orientados a proponer una agenda para el próximo gobierno. Uno de ellos en la UNAM, organizado por el Instituto de Investigaciones Económicas con el fuerte liderazgo de José Luís Calva. Otro, encabezado por Nora Lustig en el ITESM.

LAS RELACIONES ENTRE el Partido de la Revolución Democrática y la comunidad académica y científica han ido de mal en peor. La mayor parte de los académicos de ciencias sociales de las universidades públicas del país son de izquierda. Sin embargo, el PRD no sólo no ha sabido acercarse a ellos (y ellas), sino que los ha alejado sistemáticamente. No conozco los hechos detallados como para intentar una explicación de tal alejamiento. Ante este panorama, resultan muy importantes la convocatoria del Consejo y los compromisos de AMLO. Como veremos no todos son sólo con la comunidad académica.

EN PRIMER LUGAR, AMLO señaló que gobernará escuchando al pueblo. Es un compromiso con toda la nación. Este es, de todos, probablemente el compromiso más importante. Si la soberanía reside en el pueblo, escucharlo (y actuar en consecuencia) es asumir el papel de mandatario (el que recibe el mandato), la negación del autoritarismo que supone que lo correcto emana sólo del gobernante. En segundo lugar, dijo que su gobierno será sobrio, austero, honesto y competente. En tercer lugar, que tomará decisiones racionales e informadas. En cuarto lugar, que se buscará hacer retroceder los prejuicios convenciendo y persuadiendo, mediante razones y obras. Salvo austeridad, y honestidad, sobre las cuales ya ha insistido Obrador -como le dicen los pobres-, los demás compromisos de este grupo configuran un gobierno racional, lo cual se refuerza en los compromisos siguientes y se opone a los gobiernos arbitrarios que hemos padecido. En el cuarto punto no es el gobierno el que escucha, sino el que convence, invirtiendo la relación entre gobierno y gobernados planteado en el compromiso uno. No queda claro aquí, sin embargo, si se refiere a prejuicios en general (lo que en el contexto de los demás puntos parecería la interpretación coherente) o a prejuicios hacia AMLO entre sus opositores o entre quienes desconfían de él (interpretación sugerida por la alusión a "obras" como medio de convencimiento).

UN GOBIERNO COMPETENTE, que toma decisiones racionales e informadas, como se señala en los compromisos tercero y cuarto, no puede estar basado en "el amiguismo, el compadrazgo o el partidismo", sino que debe estar constituido "por los mejores hombres y mujeres", como señala el quinto compromiso. Igualmente debe ser "un gobierno con objetivos claros y abierto a las opiniones de buena fe y al conocimiento de los especialistas", como señala el sexto.

CONTINUANDO CON ESTA concatenación entre los compromisos, resulta lógico el séptimo, el cual postula que "las universidades serán fuente fundamental para nutrir los programas e integrar equipos de gobierno", y el octavo que lo compromete a la creación de un "verdadero servicio civil de carrera, en función del mérito y la rectitud, no del influyentismo".

EL NOVENO SE REFIERE a la reforma del Estado, donde el compromiso (al no hacer explícitos los contenidos) no parece tanto un planteamiento específico de reforma del Estado, como con el trabajo previo desarrollado en la materia por Muñoz Ledo y que Fox ignoró o fue incapaz de llevar a la práctica. En el décimo compromiso señaló una meta fundamental: marcó una fecha para el logro fundamental de su gobierno, asociándola a dos símbolos sumamente importantes de la historia nacional: "la Presidencia de la República trabajará con sentido juarista. Tengo muy presente que durante mi mandato, en el año 2010, se cumplirá el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana. Por eso toda la obra de gobierno estará orientada a celebrar dignamente ese aniversario. Tenemos que llegar a esa fecha habiendo definido y encaminado un Proyecto Alternativo de Nación".

RECORDEMOS QUE FOX también prometió gobernar con los mejores hombres y mujeres, el famoso gabinetazo que se habría reclutado a través de los head hunters. Y ya vimos el desastre resultante. Desde el principio, como resultado de las presiones políticas, eligió a algunos(as) bajo el signo del partidismo. A otros los eligió pensando que quien se había desempeñado bien dirigiendo empresas lo haría igualmente bien en el timón de una secretaría o de un organismo público. Los reclutados por los head hunters tampoco la hicieron bien. En pocos casos acertó en la elección de la persona, destacadamente en el de Julio Frenk.

LOS MEDIOS Y ALGUNOS grupos empresariales han estado presionando a los candidatos para que especifiquen los cómos. ¿Cómo se selecciona a los mejores? ¿Quién o quiénes pueden tener la habilidad para seleccionar a los mejores candidatos para el gabinete? No hay recetas, no hay head hunters, no hay sabios neutrales que puedan elegir infaliblemente. Los elegidos serán los que AMLO crea que son los mejores. Y, a pesar de su sobresaliente intuición, puede equivocarse. Pueden resultar deshonestos o incapaces. El mismo problema se presenta en el servicio civil de carrera. En los niveles bajos de la administración pública, donde los conocimientos y habilidades formalmente certificados pueden ser esenciales, los mecanismos de concursos y jurados pueden resultar adecuados. Sin embargo, se requeriría diseñar un procedimiento para conformar los jurados que evite que sean comparsas del gobernante en turno, convirtiendo los concursos en una farsa para legitimar la contratación del amigo o del compadre, como ha ocurrido en el gobierno de Fox. A medida que se asciende en la escala burocrática, los conocimientos y capacidades formales pierden importancia ante la capacidad de liderazgo hacia abajo e independencia de criterio hacia arriba, rasgos de la personalidad que es muy difícil que los jurados identifiquen, por lo que dejan de ser tan eficientes. Los compromisos 5 y 8, por tanto, no son de fácil cumplimiento. De ambos dependerá, en parte, la calidad del gobierno de AMLO.

EL COMPROMISO SEXTO es fundamental. La claridad en los objetivos, que AMLO ha estado buscando mediante sus compromisos puntuales adonde quiera que va, marcaría uno de los contrastes agudos con el gobierno de Fox que ha estado a la deriva.

LA EDUCACION FORMAL en general, y en particular la educación universitaria, es un mecanismo central para que (sobre todo) las nuevas generaciones se apropien de los conocimientos y habilidades requeridas para el funcionamiento de la economía y de la sociedad, incluido el aparato gubernamental. Si el compromiso séptimo significa que egresados de las universidades deberán ocupar los cargos directivos y técnicos del sector público, es un lugar común sin mayor trascendencia. Tienen que ser los (y las) mejor preparados(as) quienes dirijan las instituciones públicas (a pesar de que no siempre son los más sabios ni los más justos). En el servicio civil de carrera esto es exigido en los requisitos de reclutamiento. El punto es si esos profesionales serán reclutados entre quienes, habiendo egresado de las universidades, han acumulado experiencia en el sector público, las empresas privadas, las ONG, los organismos internacionales o las universidades, es decir, los académicos. No necesariamente es mejor reclutar a profesores-investigadores para una secretaría o una subsecretaría que a alguien con experiencia pública amplia, por dar un ejemplo. Esto por lo que se refiere a las universidades como fuente fundamental de los equipos de gobierno.

COMO FUENTE PARA nutrir los programas, hay varias dimensiones. Por una parte, las universidades como apoyo para la instrumentación (los cómos) de los programas de gobierno. Por ejemplo, el Instituto de Ingeniería de la UNAM supervisando los cálculos de estructuras y de mecánica de suelos del segundo piso del periférico. Otro nivel, muy diferente, y mucho más profundo, es el de los ques, la participación de las universidades en la definición, por ejemplo, de las mejores soluciones al problema del transporte urbano.

LA APERTURA A LAS opiniones y conocimientos de los especialistas, apuntada en el compromiso sexto, puede darse también a estos dos niveles; con frecuencia nuestros investigadores son mejores para el primer tipo de apoyo que para el segundo. Quienes forman parte del arte de la política, de los juicios morales, a pesar de la pretensión de la rama académica de la decisión colectiva (collective choice), dominada por el pensamiento neoclásico y neoliberal, de ser capaces de elaborar criterios "objetivos" para guiar tales decisiones.

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