Usted está aquí: viernes 27 de enero de 2006 Estados Pandillas mexicanas vinculadas a mafias de EU ganan fuerza en BC

La Eme y Barrio 18 buscan el control de drogas, prostitución y tráfico de migrantes

Pandillas mexicanas vinculadas a mafias de EU ganan fuerza en BC

Según la policía, las bandas sólo están de paso por la entidad, convertida en mercado del narco

ANTONIO HERAS CORRESPONSAL

Ampliar la imagen Pandilleros mexicano-estadunidenses detenidos en Tijuana, Baja California Foto: Antonio Heras

Ampliar la imagen Pandilleros mexicano-estadunidenses detenidos en Tijuana, Baja California Foto: Antonio Heras

Mexicali, BC, 26 de enero. En las calles de Baja California está el sello de la mafia mexicana, La Eme, con pandillas dedicadas al narcomenudeo que también perpetran robos y homicidios, de acuerdo con un informe de inteligencia policiaca de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Mexicali.

Silentes, ocupan las esquinas y calles de esta frontera. Están ahí y adecuaron los paisajes urbanos a su lenguaje, expresiones y grafías. Se asentaron en las zonas marginadas de las ciudades y su base son adolescentes residentes en ciudades fronterizas.

La Eme, la mafia mexicana que desde la década de los ochenta se apropió del tráfico de estupefacientes, ha hecho de los ajustes de cuentas y la defensa del territorio un asunto de identidad y poder. Todo a partir de las gangas (pandillas), su forma típica de organización.

Sus íconos parten de la decimotercera letra del alfabeto, sobre la cual gira cualquier interpretación y sentido de identidad: la M de mafia -y de México-, el número 13, los tres puntos posteriores al número 1 y el color rojo de sus grafitis.

Al sur del barrio se ubica la contraparte, que usa el número 18 y el color azul. Es el origen de ''los revoltosos'', la Mara de los salvadoreños, que también formaron pandillas transfronterizas.

Finalmente están los miembros de la Mara Salvatrucha (MS), los sicarios. Debido a la cercanía de estos grupos y a que está en las rutas internacionales del narcotráfico, Mexicali se convirtió en el nicho natural para la extensión de sus actividades en la frontera entre México y Estados Unidos.

En Baja California se tiene registrada la operación de 120 pandillas. En Mexicali los servicios de inteligencia policiacos habían detectado 88 organizaciones en 2004. En esa marejada, hay al menos ocho pandillas cuyos integrantes se encuentran plenamente identificados con la organización californiana.

''Hemos encontrado un joven que tiene 14 lágrimas'' en el rostro, afirma el subdirector de Vinculación con la Sociedad de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, Vicente Valenzuela, al referirse al tatuaje distintivo de quienes realizan algún ajuste de cuentas por instrucciones de La Eme y que son una característica de los ritos de iniciación de la Mara Salvatrucha.

El Secretario de Seguridad Pública, Manuel Díaz Lerma, reconoce la presencia de diversas organizaciones delictivas, como La Eme y la MS, pero están ''de paso'' por la entidad, aduce.

No obstante, hay versiones de la policía preventiva estatal que reconocen que este grupo delictivo ya opera en Mexicali y las evidencias son algunas pintas características que delimitan su territorio, sobre todo en colonias populares de esta frontera.

La Eme busca atraer adolescentes mexicalenses de entre 12 y 17 años de edad, a diferencia de Estados Unidos, en donde reclutan personas de entre 14 y 20 años, pues la mayoría de edad se obtiene a los 21.

El problema de las pandillas en Mexicali provoca alarma entre las corporaciones policiacas, principalmente en una decena de colonias, por lo que está en proceso un operativo con el cual se busca inhibir la curiosidad y la imitación entre los menores y cercar las áreas de influencia de las pandillas.

Penetración delictiva

El informe asegura que el fenómeno de las pandillas en Baja California se encuentra en una segunda generación a partir del movimiento de las gangas, que adoptaron la moda del grafiti en 1989 y dieron nacimiento a dos grupos: ADM (''andamos decorando Mexicali'') y DLC (''decorando la ciudad''), cada uno de los cuales tiene de 300 a 400 jóvenes.

Al inicio de los noventa, la política de Estados Unidos enfatizó la necesidad de frenar el tráfico de drogas en la frontera, lo que alentó el pago en especie en territorio mexicano. Así, los traficantes recurrieron a las gangas para promover la demanda y la distribución de drogas, según el estudio.

Entre 1991 y 1995 el número de pandillas que habían adoptado el estilo y reglas de las gangas aumentó a 60, lo que provocó la formación de dos bandos principales en disputa por el control de las drogas, el tráfico de indocumentados, la prostitución y la venta de alcohol.

En 1996 la policía de Mexicali investigó a varios grupos, en particular a la pandilla AKS (''adivina quiénes somos''), que dos años después se convirtió en Asociación Criminal Socialista.

Esta pandilla se inició con fiestas en el Conjunto Urbano Universitario, ''donde cobraban una cantidad a cambio de alcohol. Seis meses después se les detectó el uso de cocaína y, aunque muy raro, el consumo de mariguana''.

Para 1998 la citada pandilla controlaba las escuelas secundarias a las que acudían sus miembros. Además de amenazas a maestros, se informó sobre uso de armas de fuego y drogas, así como pintas en las aulas y en el exterior de los planteles.

El documento explica que las pugnas por el poder provocaron que esta pandilla se dividiera en tres grupos igualmente violentos, implicados en homicidios y robos a comercios.

La investigación refiere que hay ocho bandas de jóvenes en zonas estratégicas de Mexicali. Algunas están plenamente identificadas con La Eme y otras con sus rivales, el Barrio 18. Sin embargo, todas usan armas de fuego, consumen drogas y cometen delitos violentos.

 
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