Usted está aquí: jueves 26 de enero de 2006 Cultura Hacer ópera en México es un camino cruento y espinoso, deplora compositor

Después de 14 años, José Antonio Guzmán estrenará la versión final de Ambrosio

Hacer ópera en México es un camino cruento y espinoso, deplora compositor

ANGEL VARGAS

Hacer ópera en México es un acto de necedad y persistencia. Cuando menos así lo considera el compositor José Antonio Guzmán, quien debió insistir durante 14 años para que las autoridades programaran el estreno mundial de la versión definitiva de su obra Ambrosio, con la cual la Compañía Nacional de Opera comenzará su temporada 2006 el próximo 7 de febrero, en el Palacio de Bellas Artes.

Estrenada en su primera versión en 1990, bajo la dirección escénica de Jesusa Rodríguez y la musical de Eduardo García Barrios, se trata de una creación en la que ''se plantean los grandes temas de la humanidad, como el amor y la muerte, el pecado y la culpa, la función de la libertad y el destino", explica el autor en entrevista con La Jornada.

La actual es la tercera versión que el también clavicembalista y musicólogo realiza de su obra -y espera que sea la definitiva-, luego de que en la primera encontró varios altibajos y de que en 1990 escribió una segunda con orquestación y escenografía reducidas, para hacerla itinerante, que sólo fue presentada una ocasión, en el festival Cervantino de ese año.

En opinión de Guzmán, quien se encarga de la actual dirección escénica del montaje, mientras que en la parte concertadora lo hará García Barrios, la situación para los compositores en el país es fatal, al extremo, dice, que ahora, tras los escollos que debió sortear para poner en escena su obra, se encuentra reticente en continuar con la escritura de su segundo título en el género.

''Es una situación muy desfavorable; si no eres extranjero ni te voltean a ver. Tengo relaciones y soy más o menos conocido, y aún así tardé tanto tiempo en presentar esta obra. No quiero imaginarme qué sucede con alguien que no tiene nombre ni trayectoria", enfatiza.

''Es un espinoso y cruento camino para hacer ópera en México, lo cual me parece detestable, más aún si consideramos que ese género surgió aquí desde el siglo XVII. Somos el país de América con mayor tradición operística. Hemos olvidado nuestro pasado musical; en el siglo XIX hubo grandes compositores, como Melesio Morales, que es el Verdi mexicano; y parece que los funcionarios de la cultura lo olvidan, lo desconocen o simplemente no les interesa."

La importancia de la autenticidad

Docente e investigador, Guzmán destaca que Ambrosio es una suerte de homenaje a la tradición operística mexicana, así como a la cultura nacional. ''Una ópera en la que nos viéramos reflejados, porque siempre suceden en otras partes y otros idiomas, y ésta es en español, con giros plenamente mexicanos", tanto en los diálogos como en la parte musical.

Rechazó, no obstante, que se trate de una creación nacionalista: ''Utilizo corridos, boleros y danzones ubicados en un contexto barroco, pues todo sucede en el siglo XVII en la ciudad de México. No es, sin embargo, una ópera nacionalista, porque el nacionalismo es un movimiento de los años 30. Es una obra muy mexicana de fondo".

Que sea una creación con elementos tan locales no implica limitar su universalidad, subraya el autor. ''Creo que la universalidad está precisamente en ese elemento de autenticidad que uno expone en su trabajo. Como ejemplo está Romeo y Julieta, cuyas acciones suceden en el norte de Italia y no obstante el drama es universal, porque la historia es veraz y sincera".

Para la realización de Ambrosio, Guzmán platica que partió del auto sacramental y elementos de la ópera barroca, apoyado en el quehacer de Monteverdi.

Otra fuente, dice, fue la ópera romántica temprana, es decir Bellini, Donizetti y el Verdi de los comienzos; y otras más la zarzuela, la revista musical mexicana de los años 30 y el cabaret berlinés.

''Inegablemente es una ópera contemporánea, porque está escrita hoy. Sin embargo, en cuanto a la técnica y los lenguajes empleados no me interesa hacer música para sorprender a otros compositores ni al siglo. Lo que me interesa es expresarme y hacerlo con autenticidad", concluye.

 
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