La Jornada Semanal,   domingo 8 de enero  de 2006        núm. 566
 

Patricia Rosas Lopátegui

Elena Garro:
el periodismo como eslabón

En diciembre de 2005 salió a la luz un libro significativo y necesario que recoge el activismo social y político de la autora de Los recuerdos del porvenir. Se trata de El asesinato de Elena Garro. Periodismo a través de una perspectiva biográfica, de quien esto escribe, en una coedición de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y el Grupo Editorial Porrúa.

En este libro recojo la labor periodística de la gran escritora mexicana Elena Garro en cinco capítulos. Reviso su activismo social desde los años cuarenta hasta la década de los noventa a su regreso a México. Las entrevistas, reportajes, reseñas y artículos de opinión que Elena Garro escribió de 1941 a 1968 se publicaron en diversas revistas y periódicos de México. Después de la masacre de Tlatelolco, su pluma ya no apareció en la prensa mexicana para sancionar la corrupción y las injusticias. Ante la represión gubernamental y el repudio del medio intelectual, Elena Garro decidió huir del país.

En los años setenta, recluida en Madrid, se dedicó a escribir sus memorias sobre la Guerra civil española en periódicos y revistas de la península ibérica; por último, ya hacia el final de su azarosa existencia, reinstalada en México, después de veinte años de un exilio forzoso, escribió en 1993 acerca del México de su juventud, el país que en los años treinta se dividió entre el nacionalismo y la visión cosmopolita.

Cada período de la vida de Elena se inicia con un marco biográfico y hemero-bibliográfico. En estas secciones introductorias se enmarca su quehacer como periodista, el pensamiento político, cultural y social de la escritora, y se descodifican los signos subterráneos del cómo y por qué las fuerzas en el poder asesinaron o desactivaron a Elena Garro.

No cabe la menor duda de que Elena Garro pasará a las letras universales por su célebre novela Los recuerdos del porvenir, el cuento "La culpa es de los tlaxcaltecas", la pieza teatral Un hogar sólido, entre otras obras maestras de la literatura. Pero no hay que olvidar que Garro es uno de los intelectuales más polifacéticos de México. ¿Elena Garro, también fue periodista? Sí, y como su literatura y su teatro, en su periodismo la activista social de los años cincuenta y sesenta despliega su pluma afilada para criticar y desenmascarar la corrupción, las lacras de los gobiernos postrevolucionarios, las injusticias en el campo, el despojo de las tierras que sufrían, y siguen padeciendo, los indígenas, así como la hipocresía de la clase pensante mexicana. En sus artículos, entrevistas, memorias y reportajes Garro retrata la vida política, económica, social y cultural de un México desigual, en donde los ricos lo tienen todo y los despojados están reducidos a su miseria milenaria. Garro comentó en los años sesenta: "Los indios son muy inteligentes, han sufrido mucho. Se les ha prohibido hasta tener memoria, porque la Conquista de México les quitó hasta la memoria, entonces ellos existen casi de contrabando y a escondidas... Me parece que lo que les sucede es un pecado terrible. ¡Y los quiero mucho y me produce mucha pena que los exploten de esa manera, que los maten de esa manera y que no tengan derechos!"

La primera vez que Elena Garro tomó la pluma y publicó un texto fue allá en 1941, en calidad de reportera de la revista Así, dirigida por Gregorio Ortega; curiosamente, su material periodístico es el último eslabón que logra salir del olvido cincuenta años después. A partir de 1941 escribió artículos periodísticos, pero lamentablemente de manera interrumpida. Su matrimonio con Octavio Paz en 1937 canceló todas sus actividades artísticas y de escritura. Sin embargo, Elena luchó a brazo partido en la sociedad patriarcal mexicana para defender su talento, su creatividad y su voz. Así, a contracorriente del statu quo, escribió su cosmovisión sobre un México acosado por la guerra fría, los conflictos entre hombres y mujeres, las injusticias contra los indígenas asesinados y despojados de sus tierras. Afirma la periodista que luchó por la Reforma Agraria en un artículo de 1964:

El hecho de que un general mate a un obrero por la espalda y quede libre o ‘prófugo’, es una acusación directa contra los intelectuales, que en lugar de velar simplemente por lo que los políticos hicieron, renuncian hasta a esa mínima responsabilidad y se pierden en querellas y discusiones que no demuestran sino la corrupción total de sus plumas. Y mientras, gracias a esta corrupción entre las palabras y los hechos, aumenta el foso abierto dentro del mismo seno de la Revolución mexicana, y se vuelve peligroso. Pues estos hechos indican que, por la inercia y demagogia de los escritores, la Revolución mexicana puede tomar formas totalitarias. Pero ninguno de estos hechos afecta a los dos grupos marxistas en pugna, ya que son las formas totalitarias las que los dos grupos admiran.

El siguiente fragmento de unos de sus artículos de 1965 nos ayudará a comprender por qué el gobierno mexicano asesinó su pluma crítica en el seno del movimiento estudiantil, y por qué existía una enemistad entre los intelectuales y Elena. Así confronta a los poderosos y a sus colegas intelectuales:

Se diría que en México existe una censura estricta que impide que se publiquen las verdaderas noticias y que se las sustituye con chismes para distraer al pueblo de sus verdaderos problemas. Esta aparente censura es falsa. Cualquiera que quiera escribir sobre la situación del país puede hacerlo, ya que ninguna censura se opone a que lo haga, excepto la propia censura individual y el temor a no cobrar la propina obtenida con el silencio. Lo que sucede en México no sólo es la culpa de unos cuantos funcionarios corruptos y unos terratenientes ávidos. No, es una culpa colectiva provocada por la actitud vergonzosa de la llamada clase intelectual. Cada silencio tiene un precio y las presiones para obtener ese silencio son amables y persuasivas.

Este libro que reúne las colaboraciones periodísticas de la autora poblana, es el eslabón que nos ayudará a entender por qué los intelectuales conservadores crearon una leyenda negra alrededor de Elena Garro (leyenda que continúa viva en pleno siglo XXI), y por qué el gobierno armó un complot para desactivar a Carlos A. Madrazo Becerra, el político tabasqueño que confrontó a la maquinaria en el poder. De igual manera, las fuerzas gobiernistas se dieron a la tarea de asesinar o sabotear la palabra incisiva de Elena, quien se unió a la lucha madracista en búsqueda de la democracia, la justicia y la igualdad. Es decir, el periodismo de Elena Garro nos ayudará a visualizar qué pasó antes y después de la masacre de Tlatelolco, el parteaguas no sólo en la vida y obra de Elena Garro, sino de todo México.