La Jornada Semanal,   domingo 8 de enero  de 2006        núm. 566

MENTIRAS TRANSPARENTES
Felipe Garrido


VISTAHERMOSA

Con enorme pompa se colocó la primera piedra del Estadio Vistahermosa —el nombre se lo daba el llano, famoso por su vista sobre Las Rayas y único lugar en San Miguel de Afuera donde cabría el edificio colosal. Don Atanasio Argúndez y Ávila, aquel juez que creía en la justicia por encima de las leyes, protestó en la preparatoria, en la cantina, en La Voz de la Costa... Dijo que doscientos mil espectadores eran un exceso —lo que hacía falta era unas tribunas para dos o tres mil personas—; que quince balones por aula era demasiado, pues los grupos no pasaban de veinte alumnos; que había en la isla media docena de canchas que requerían mejoras —ninguna tenía redes—; que los niños y las niñas, al igual que los docentes, no necesitaban estudiar futbol en los salones, sino patear pelotas en los patios... los futbolistas estaban de acuerdo, pero los futbolistas no le interesaban a nadie; lo importante era importar balones y construir el estadio.