Número 114 | Jueves 5 de enero de 2006
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Católicas por Derecho a Decidir
La juventud ante la vulnerabilidad del VIH

La juventud de hoy vive tiempos de cambios, revoluciones tecnológicas, desarrollo de la cibernética y la robótica, innovaciones en tratamientos médicos, así como una apertura a la libertad de expresión en los medios de comunicación; todo esto nos pudiera dar la idea de que tenemos los elementos para poder tener una vida saludable y un ejercicio integral de nuestra sexualidad. No obstante nos enfrentamos a la presencia de una de las más complejas pandemias, la del VIH/sida, frente a la cuál no podemos ser ajenas. Ante ello, nos encontramos en una situación de clara vulnerabilidad, un hecho que alimenta las condiciones adversas de la vida que todas y todos enfrentamos y nos deja desvalidos ante el ejercicio de nuestra sexualidad. Hay que entender la vulnerabilidad como un estado de indefensión condicionado por la cultura, la edad, la pobreza, el sexo, el origen étnico, las oportunidades para tener o no acceso a sistemas de salud eficaces. Todos estos factores, así como el nivel educacional y la estructura familiar son determinantes básicas que pueden incrementar el nivel de vulnerabilidad.

También existen otros factores que nos ponen a las jóvenes y los jóvenes en una situación de riesgo: desde el acceso a la información y la sensibilización a la misma, hasta los tabúes y prejuicios que rodean a nuestra sexualidad, así como la moral sexual tradicional que impide que se reconozca a los jóvenes como sujetos morales capaces de tomar decisiones responsables en el ejercicio de su sexualidad. El enfoque de género, que considera a los hombres y las mujeres como sujetos históricos construidos cultural y socialmente y que se traduce en relaciones de poder asimétricas entre ambos, también nos ayuda a entender cómo esta asimetría pone en desventaja a las mujeres en los aspectos de negociación y uso consistente del condón.

En la actualidad todavía la mayoría de familias tiene miedo de proporcionar la información adecuada a sus hijos e hijas, por el prejuicio de que los jóvenes se vuelven promiscuos; pero deben saber que ésta es una herramienta imprescindible para evitar los contagios por VIH/sida. La influencia del marco moral de las familias no inhibe necesariamente el que los jóvenes tengan relaciones sexuales; en cambio sí contribuye a que se cuiden menos. Un ejemplo de este hecho lo proporciona una encuesta preliminar realizada a jóvenes de 15 a 17 años en la que es muy claro que la influencia de las ideas familiares en el autocuidado de los jóvenes tiene relación con la vergüenza que les provocaría comprar un condón en una farmacia: una tercera parte de ellos dice que sentiría vergüenza al comprarlo y de estos, el 44 por ciento cree que le faltaría al respeto a su familia por tener relaciones sexuales antes del matrimonio.

De los jóvenes que han tenido relaciones sexuales con su novio o novia actual o anterior, el 50 por ciento considera que es imposible que él o ella les haya infectado de VIH u otra infección de transmisión sexual y la razón principal que dan es que "lo o la conocen bien". (Un 56 por ciento de los jóvenes lo declara así). Esto nos lleva a pensar que los jóvenes privilegian la confianza por encima de su seguridad.

En el tema de la vulnerabilidad hay tres elementos clave que se vinculan con la falta del autocuidado entre los jóvenes: las ideas inculcadas en la familia, la vergüenza y la culpa. A estos factores habría que agregar la falta de información y las propias ideas sobre la moral sexual que tienen arraigadas los jóvenes. Parecería ser que, en efecto, las jóvenes y los jóvenes manejan información incompleta o imprecisa sobre factores de riesgo, especialmente en relación con el VIH/sida, pues un 58.7 por ciento no sabe o considera poco probable o casi imposible la infección por tener sexo oral.

Ante esta situación, la propuesta de Católicas por el Derecho a Decidir insiste en que para incrementar la prevención del VIH/sida es necesaria, en primer lugar, la educación integral para la sexualidad desde los primeros años de la enseñanza básica. De la misma manera, es necesario promover el respeto y la comunicación en las relaciones de pareja, para que las mujeres no se vean afectadas por las relaciones inequitativas de poder tradicionales que están causando un escandaloso aumento de mujeres monógamas infectadas. Si bien un alto porcentaje de los jóvenes ha solicitado información a sus maestros sobre el uso del condón (53.5 por ciento) y sobre el VIH/sida (63.1 por ciento), la mayoría considera que les hace falta información y educación sexual para tener una vida sexual sin riesgos (65.4 por ciento lo considera así).

Finalmente, mientras abrimos todos estos diálogos entre padres, madres, docentes y jóvenes, es radicalmente importante que la promoción del uso del condón no se detenga por ninguna causa, ya que es la única herramienta científicamente avalada para la protección del VIH.