Usted está aquí: martes 15 de noviembre de 2005 Opinión El Preciso

René Drucker Colín

El Preciso

Desde siempre al Presidente de la República se le ha denominado El Preciso. Seguramente el término tenía poco que ver con las capacidades de precisión que tuviera el máximo jefe de gobierno y más con el hecho de que si uno lograba que el Presidente ordenara lo que uno en particular quería que se hiciera, eso que uno deseaba tendría alguna posibilidad. De hecho, es probable que el porcentaje de veces que El Preciso cumpliera con los deseos de los buscadores de favores debió ser siempre muy, pero muy bajo, salvo para algunos cercanos, pero muy cercanos colaboradores. Dado el nivel de autoritarismo en la política nacional, esos bajos porcentajes nunca han reducido los esfuerzos por acercarse al "señor Presidente" para que resuelva desde los problemas más pedestres hasta los más complejos que se pueda uno imaginar. Eso fue siempre la característica de los presidentes priístas.

Cuando llegó el actual inquilino de Los Pinos, Vicente Fox, a dirigir los destinos de este país, poco a poco no sólo se disminuyó la imagen de que él podía lograr que se hicieran cosas con sólo pedírselas (acuérdense del "¿yo, por qué?"), sino que además ha caído casi a cero la idea de que El Preciso pueda tener algún grado de precisión, ya no digamos en lo que hace, sino siquiera en lo que dice.

Yo casi me imagino que el día que fue electo, y más aún, el día que tomó posesión ha de haberse dicho: "¡Chin! ¿Y ahora qué hago?", pues si uno rememora no puede ubicar qué fue exactamente lo que se propuso como estrategia de gobierno para conducir al país. Creo que lo único fue crear su gabinete a través de los head hunters (buscadores de talento), y ya vimos el resultado: el gabinete resultó tener todo menos talento y ser el fracaso más grande en la historia del país. Como consecuencia, tenemos un presidente de ocurrencias, con un grado de imprecisión jamás alcanzado (aunque se le siga denominando El Preciso) y, peor todavía, con un grado de genuflexión ante los gringos jamás observado en el pasado.

Por otro lado, ya no sabe uno si las mentiras constantes de Fox son parte de la impericia continua, o parte de una estructura mental incorregible, o consecuencia de la desinformación que le otorgan sus "colaboradores". Para muestra un botón, dicen. Por ejemplo, aunque estudios sistemáticos llevados a cabo por diversos organismos internacionales señalan que el éxito de la evolución económica y social de los países depende de manera determinante de los esfuerzos que lleven a cabo en los ámbitos de educación, ciencia y tecnología, El Preciso, tan impreciso como siempre, decide solicitar al Congreso una disminución al presupuesto de estos rubros.

¿Qué será? ¿No entiende, está enojado con el gremio, se le antoja inútil apostar al conocimiento, pues no cuadra con el mercado de Bush y asociados, o simplemente no le importa, pues hay cosas más urgentes que eso de andar construyendo el futuro de la nación?

Quizás sea todo esto junto. Yo me pregunto cómo es que al jefe del Ejecutivo no le pareció necesario felicitar a la UNAM por ser la "número uno" de Iberoamérica y quedar entre las mejores 100 universidades del mundo, pero sí le parece invitar a Los Pinos a la Sub 17 porque ganó un torneo. Qué bueno que los chavos hayan ganado, todos estamos orgullosos de su hazaña, pero yo pregunto: ¿qué es más importante: eso o ser la mejor universidad de Iberoamérica? Y no es que importe si el Ejecutivo felicita o no, pero con esas actitudes sí da a conocer dónde están sus prioridades y éstas no son muy "precisas", ni muy inteligentes si su función es dirigir al país hacia mejores destinos en el futuro.

 
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