Ofreció una terapia grupal como las que realiza en París, en la Sala Bolívar

Jodorowsky exorciza en NY a una sociedad "envenenada por superhéroes"

Luego de 15 años de no filmar, anuncia que rodará por todo el sur del continente americano

ELIZABETH COLL ESPECIAL

Nueva York, 12 de Noviembre. Alejandro Jodorowsky, director de cine, inventor de la sicomagia y cofundador del Movimiento Pánico, apareció en Nueva York con una baraja del tarot para hacer una terapia de grupo una sociedad "envenenada por superhéroes."

En la Sala Bolívar de la Americas Society, brazo cultural del Consejo de las Américas, ofreció su lectura a individuos comunes. Planteó sus tres reglas del tarot: "Gratis, no ver el futuro, no consejos". Explica que el tarot da un reflejo del presente, que dar consejo sería tomar poder: "No soy el mago y tú el pequeño consultante. En el cine tengo un ego gigante. Pero en el tarot, soy su servidor, el trapo donde limpias los pies. No soy luz, pero te puedo decir donde está el botón. Es un arte humilde, para ayudar".

El tarot como espejo

Pide a todos sacar sus vasos con alcohol de la sala, advirtiendo que el alcohol impide las imágenes porque no te deja soñar. Una vez que la sala se libera del tequila, Jodorowsky invita al público a preguntar al tarot, explicando que es un lenguaje óptico que habla de las ideas, las emociones, los deseos y las necesidades.

Ante un público de exiliados, entusiasmados y curiosos, una artista se acerca a preguntar: "¿Cómo puedo mirar y oír algo que nadie ha oído o mirado antes?" Escoge tres cartas y Jodorowsky disecta los símbolos y sus posiciones: el enamorado, el mástil central de un barco que es 'la fuerza astral' y 'la energía original,' y la sacerdotisa, viendo hacia esta representación de la divinidad.

"Lo único que nadie ve es tu interior", explica Jodorowsky. Le habla de amarse y entrar en su corazón. Comparte con el público que él ha visto que muchas mujeres jóvenes no se valoran. De la sicomagia, Jodorowsky receta: "¿Cómo te vas a valorar tú? Uno, haz tu autorretrato con tu sangre menstrual. Lo barnizas, lo pones en un cuadro plateado y se lo regalas a tu papá, o si no, lo cuelgas en el comedor donde todo el mundo lo pueda ver, o si no, le pones un hilito y lo cuelgas alrededor de tu cuello. Segundo, cuando tengas una reunión importante y te sientes tímida, que no vales, y no sabes hablar con la gente, compra siete moneditas de oro, ponlas dentro de un preservativo y llévalas dentro de tu vagina. Así tienes una vagina que vale mucho".

Jodorowsky explica que la lectura del tarot es completamente lógica, lo único mágico es que los consultantes siempre escogen las cartas correctas.

Al acercarse un chileno, Jodorowsky, nacido en Tocopilla, Chile, en 1929, exclama: "Ay, ¡un chileno!, Dificilísimo, sólo tiene norte y sur, no este y oeste". Su pregunta: "¿Cómo artista chileno en Nueva York, cuál es el camino que debo de tomar?"

"Debo primero trabajar la pregunta", empieza Jodorowsky. "Hay dos palabras de más: 'artista' y 'chileno'. Los artistas no deben tener nacionalidad. Si yo funciono como artista chileno en un país, limito mi camino. Si soy artista universal, mi camino es todo el planeta. La nacionalidad es como una cola que movemos para decir '¡Soy chileno, soy chileno!' Somos como primates. Un día seremos humanos nada más".

Las cartas se revelan a través de la palabra de Jodorowsky: "Entrar en mí y crear un alma. Ser honesto, no venderme. No crear producto para la industria. ¿Comó me hago yo un alma cuando mis obras me hacen a mí? No hago el amor, el amor me hace".

La sicomagia

Un joven lanza una pregunta directamente a Jodorowsky después de que guarda las cartas. "¿Cómo se mata al miedo?"

"Aprender a morir... ¿De qué tienes miedo?" "Mataron a mi papá... Fue desaparecido". "Entonces tienes que ser desaparecido, responde. Pide a tres amigos que te desparezcan por siete días. Que te secuestren e imiten las torturas que le hicieron a tu papá. Cuando regreses, cambia tu nombre. Dile a la gente que fuiste desaparecido".

La sicomagia, creada por Jodorowsky busca sanar los bloqueos materiales-corporales, sexuales, emocionales e intelectuales. Explica Jodorowsky que la mente acepta metáforas, y él propone actos que personas pueden hacer para liberarse de sus traumas. Sólo Jodorowsky, su esposa, Mariana Costa, y su hijo, Cristóbal Sol, ejercen la sicomagia, práctica terapéutica que se basa en tres premisas fundamentales: "Fracasar no existe, en cada fracaso cambiamos de camino. Para llegar a lo que eres, debes de ir por donde no eres. Llegar a ser lo que uno es es la más grande felicidad".

El cine es sagrado

"¿Conocen a Steven Spielberg?" pregunta al público el cineasta durante su segunda presentación. "Spielberg es el hijo del rabino que cogió a Mickey Mouse. El cine de Hollywood es para espectadores tontos e infantiles. Entran, ven, comen y engordan y salen más tontos.

"Yo pensé que el cine era el arte más grande. Pensé que el cine era sagrado. Pensé que la gente se podía iluminar viendo una película. Quería crear una expansión, y lo hice, en medio de una industria podrida, porque Hollywood es el dueño de la industria del cine. El cine está al servicio de Un Dólar. El dinero es sagrado como el cine, pero el dinero vale cuando circula. El dinero es la sangre de Cristo. Es arte cuando es bien empleado, pero no se emplea bien".

Las dos noches de su presentación, Jodorowsky contó un evento que lo marcó profundamente. Fue a visitar al escritor surrealista André Breton en su casa de campo en Francia y lo encontró con los pantalones hasta las rodillas, agachado "de aguilita," sobre el excusado. Detalla Jodorowsky el encuentro y como él salió gritando de la casa, corriendo con los perros hasta México.

"¡Allí se acabó el surrealismo!", grita Jodorowsky. Ahora argumenta, "Cristo hizo sus necesidades durante 33 años, lo cual son 5 mil kilos de excremento. También la virgen María. Habrá que hacer un templo de excremento donde todas los curas se vistan de moscas".

Declara odiar a la realidad mediocre y también la no-realidad, pero celebra la especie de realidad que conoció en México, donde estudió con los brujos de la capital. "Vi milagros, locos, santos, héroes. México adora los héroes negativos. Si eres héroe negativo, al fin te conviertes en héroe nacional".

Relata que cuando filmó El topo en México, hubo una campaña gubermental de "Pon la basura en su lugar" y otra mediática de "Pon a Jodorowksy en su lugar." Durante el rodaje, rompió con todos los sindicatos.

Después de la matanza de Tlatelolco, el secretario de la Defensa mandó por él para decirle: "el Presidente te quiere mucho. Es tu amigo. Si se convierte en enemigo, va a ser peligroso para ti". Esa noche oyó a los halcones afuera de las ventanas de su casa susurrando "Te vamos a matar". Empacó todas sus cosas y los negativos de la película en su carro y salió hacia Tijuana, y de ahí a Nueva York, donde acabó El topo. Al ver los elogios que recibió la película en Italia y Francia, asegura Jodorowsky, el gobierno Mexicano le dio todo para hacer La montaña sagrada.

Hace 15 años Jodorowsky no ha hecho cine, pero se emociona ahora que conoce las posibilidades de la nueva tecnología, en particular la manipulación del color. Cuenta a La Jornada que el año que entra va a empezar a filmar otra vez, ahora en todo el sur de este continente. Planea presentar sus películas en las murallas de las ciudades, gratis, ya que "El cine es arte. El cine no es para hacer dinero. Es para regalarlo a la gente".