Usted está aquí: domingo 13 de noviembre de 2005 Opinión Los motivos reales de los roces México-Venezuela

Editorial

Los motivos reales de los roces México-Venezuela

En una entrevista exclusiva con este diario, el canciller venezolano, Alí Rodríguez, aseguró que "el problema no es México, el problema es Estados Unidos", en referencia a los recientes roces diplomáticos entre ambos países. A raíz del respaldo del presidente Vicente Fox al proyecto Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) durante la pasada cumbre continental, y a la oposición de Venezuela y el Mercosur a dicho plan, los mandatarios mexicano y venezolano protagonizaron un intercambio de descalificaciones que afectaron la relación bilateral. Y es que la cuestión de fondo en esta disputa son las diferencias en la forma de entender el libre mercado: mientras el respaldo de México a la postura de Estados Unidos nos ha llevado a enfrentarnos a naciones amigas y afines, la visión venezolana, basada en relaciones comerciales equitativas, le ha permitido a esta nación alcanzar provechosos acuerdos con sus vecinos.

Para Rodríguez, es antinatural imponer a los países de América Latina un ALCA que privilegia los intereses de la Casa Blanca y sus empresas trasnacionales y, en menor medida, de Canadá. "Hay una impresionante concentración y centralización del capital mundial" en manos estadunidenses, dijo. Por el contrario, afirmó que la política exterior del presidente Hugo Chávez persigue el establecimiento de un tratado comercial que tenga en cuenta las asimetrías entre naciones y la realidad socioeconómica de Latinoamérica, un apetitoso mercado de 540 millones de personas. Esta visión ha impulsado al gobierno venezolano a firmar acuerdos de cooperación energética y agrícola, entre otros temas, con Argentina y Brasil, para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.

En contraste, el apoyo incondicional del gobierno de México, el socio perdedor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, a las estrategias geopolíticas de Estados Unidos, ha generado conflictos con aquellos países que deberían ser nuestros principales aliados. Hay que recordar que el alineamiento de Fox a los intereses estadunidenses y su promoción del ALCA durante la cumbre también desembocaron en fricciones con el gobierno de Argentina. Es decir, ahora, nuestros amigos se han convertido en adversarios, sin que hubiera una real necesidad de ello.

Circunstancias como esta son aprovechadas por Washington, que en los últimos cinco años ha expandido su red de tratados comerciales en Centro y Sudamérica, en respuesta a la creciente oposición al ALCA. Esos convenios le han dado acceso a las riquezas naturales de la región en condiciones ventajosas y en detrimento de los intereses de los pueblos afectados. No hay que olvidar que las políticas económicas y comerciales de Washington han sumido en la miseria a millones de latinoamericanos. Por si fuera poco, Estados Unidos ha empleado su hegemonía para crear división no solamente entre las naciones del subcontinente, sino en el mundo entero, sobre todo entre países en vías de desarrollo.

Lo más grave de la postura asumida por el gobierno mexicano, y de otros que le siguen el juego a Estados Unidos, es que deja de lado el hecho de que otro tipo de tratados comerciales, más justos, son posibles. Se trata de convenios que tienen en cuenta las necesidades básicas de la gente y que prevén una adecuada gestión de los recursos naturales, por mencionar dos aspectos. Al respecto, la estrategia venezolana de utilizar su riqueza petrolera para lograr intercambios mutuamente provechosos es un ejemplo que al menos se debe observar y analizar detenidamente.

 
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