Usted está aquí: jueves 10 de noviembre de 2005 Cultura ''Grave acusación ética'' de Piglia contra el jurado que premió su obra Plata quemada

Planeta nunca nos informó del contrato previo con el autor: Tomás Eloy Martínez

''Grave acusación ética'' de Piglia contra el jurado que premió su obra Plata quemada

''No debe olvidar que el principal organizador del galardón fue su actual agente literario''

MONICA MATEOS-VEGA

El escritor argentino Tomás Eloy Martínez (Tucumán, 1934), quien fungió como jurado del premio Planeta en 1997, cuando resultó ganadora la novela Plata quemada de Ricardo Piglia, condenado hace unos días por la Corte Suprema de Justicia de Argentina por ''manipulación" de ese certamen, señaló que esa editorial ''jamás informó a los jurados que había un contrato previo con Piglia y que éste incluía a la novela premiada".

En entrevista con La Jornada, Eloy Martínez explica que el jurado que premió a Plata quemada estuvo integrado también por los escritores María Esther de Miguel, Augusto Roa Bastos y Mario Benedetti; ''la editorial designó como su representante en el jurado a uno de sus ejecutivos: Guillermo Schavelson, con derecho a voz y voto.

''Planeta jamás informó a los jurados que había un contrato previo con Piglia y que éste incluía a la novela premiada. Si hubiera sido así, la habríamos desechado. El único que podía saberlo era Schavelson, quien nada dijo."

La querella se inició hace ocho años cuando el novelista Gustavo Nielsen, quien fue finalista del premio (dotado entonces con 40 mil dólares), dijo que hubo predisposición en favor de Ricardo Piglia, ya que ''sus obras no debieron postularse para la obtención del premio, pues se encontraba vinculado contractualmente con la empresa editora desde junio de 1994 para el aprovechamiento económico de los derechos emergentes de diversos textos".

La Corte argentina rechazó varias apelaciones presentadas por las partes acusadas (el escritor, la editorial y Schavelson) con lo que quedó firme el fallo emitido a principios de octubre, el cual obliga a cada uno a resarcir económicamente a Nielsen.

Del aval a la contradicción

Tomás Eloy Martínez se manifestó extrañado ante las declaraciones que Piglia hizo a La Jornada el pasado 1º de noviembre: ''En todas las entrevistas que le conozco, dijo que la probada honestidad intelectual de los jurados avalaba su premio. Ahora contradice esa posición al afirmar 'con sinceridad digo que no sé de qué se me acusa. Quienes tienen que ser cuestionados por ese asunto son los jurados o los organizadores, no yo'.

''Es una grave acusación ética. Dos de los jurados no pueden defenderse porque han muerto, Roa Bastos y María Esther de Miguel. Otro, Mario Benedetti, atraviesa por un momento de salud frágil.

''Quedo sólo yo, porque Schavelson se apartó de Planeta poco después del incidente con Plata quemada y se convirtió en agente literario. Uno de sus autores es Ricardo Piglia.

''Si éste cree que los organizadores deben ser cuestionados, no le vendría mal recordar que el organizador principal (y además jurado) del premio es su actual agente literario. Quisiera entender, entonces, por qué sigue con él."

El autor de La novela de Perón recuerda que en 1994 ''se presentaron 264 obras con el fin de obtener el premio Planeta y, como es habitual en todos los concursos, un jurado de preselección determinó las diez finalistas y preparó un informe sobre las novelas desechadas.

''Yo leí 22 novelas y me consta que Roa Bastos leyó 19 porque temimos, luego de conocer los informes de lectura, que algunas obras de valor quedaran sin ser consideradas.

''En la última reunión, Mario Benedetti observó que Plata quemada tenía puntos de contacto con una novela del escritor uruguayo Eduardo Galeano, Los fantasmas del día del león, y demoramos el fallo hasta haber leído también ese texto. El tema, en efecto, era el mismo, pero los tratamientos de la historia diferían.

''Nadie que conozca el funcionamiento de un premio de novela llamaría a eso participación menguada. En el departamento que Roa Bastos tenía en Buenos Aires discutimos nuestros apuntes de lectura y llegamos a la misma conclusión de los otros jueces: la novela de Piglia -firmada, como todas, con seudónimo- era la mejor. La seguían una de María Negroni y otra de Pablo de Santis", concluyó Eloy Martínez.

Al enterarse del fallo en su favor, Nielsen resaltó la calidad de Piglia como narrador, y dejó fuera de la polémica a los integrantes del jurado. Aseguró que ''se manipuló la información desde la editorial a la hora de acercarles las obras".

 
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