Usted está aquí: miércoles 2 de noviembre de 2005 Cultura ''Estamos en un proceso de suicidio y no creo que sea posible salir de esto''

Frédéric Beigbeder reseña las mejores novelas del siglo XX en Ultimo inventario...

''Estamos en un proceso de suicidio y no creo que sea posible salir de esto''

Ampliar la imagen Un cr�co literario debe seducir a las personas para leer. Uno debe ser alegre, sat�co y divertido, recomienda Beigdeber FOTO Adriana Casta� Foto: Adriana Casta�

Los cambios de las nuevas generaciones viajan en un tráfico de desencantos y así transitan sus vivencias cotidianas, afirmó Frédéric Beigbeder. ''Todos mis libros hablan de esa prisión llena de chatarra."

De 40 años, el autor de Ultimo inventario antes de liquidación (Anagrama, 2002), reseña de las mejores novelas del siglo XX, expresa a La Jornada que la sociedad contemporánea está sumida en el paraíso artificial de la Belle Epoque, el cine, la televisión y la publicidad.

El escritor, crítico literario y periodista manifestó que ''nosotros estamos en proceso de suicidio, de autodestrucción, y no creo que sea posible salir de esto".

Simbolismo contra cotidianidad

Beigbeder critica al sistema capitalista ''por ser una máquina imparable, pero al mismo tiempo no sé qué meter en su lugar, quizá la libertad. Si debo escoger entre el catolicismo, el hedonismo y el islamismo, escojo la decadencia hedonista, pues nos llevaría a una libertad sexual".

Galardonado con el premio Interallié a la mejor novela francesa por su libro Windows on the World (Anagrama, 2004), el también director de Flammarion, una de las principales editoriales francesas, afirmó que su novela surgió ''para comprender por qué no lloré al ver caer las dos torres. La imagen era hermosa, la catástrofe es bella, no te sorprende verla. Y esa es quizá la diferencia entre el periodismo y la literatura. Mientras el periodismo dice que hay mil 842 muertos, la novela dice que Car-thew Yorston (protagonista de la historia) fue a tomar un café al Windows on the World con sus hijos. El describe ese instante único".

-¿Qué pasa con la connotación realidad versus simbolismo?

-Hay gran distancia entre la realidad y el simbolismo. Por ejemplo, la guerra de símbolos en el terrorismo generalizado. Ahora están matando a Irak bajo el pretexto de un armamento que no existe; no se interesan en las personas que están en los hospitales, en los humanos que están detrás de esos símbolos. La literatura debe describir las vivencias de ellos, de los escondidos.

Lo que yo escribo es una descripción divertida, cruel y a la vez violenta de las situaciones; puede ser subversiva y crítica, pero sólo es como una fotografía de la destrucción del hombre. Yo no propongo una alternativa porque soy parte de esa crítica: estoy vestido de ese mundo y tomando, en estos momentos, una segunda Coca-Cola. Describo lo que se encuentra alrededor de mi vida; soy inquieto. Escribo cuando no todo está bien.

-¿En qué consiste su papel como crítico literario?

-Tanto los escritores como los poetas son una especie de visionarios, profetas con un sexto sentido que hace explotar su expresión. Todos los escritores escriben historias que los describen, como si ellos estuvieran antes de la verdadera catástrofe. Un crítico debe seducir a las personas para leer. Uno debe ser alegre, satírico y divertido.

-¿Qué opinión tiene del ganador del Nobel de Literatura 2005?

-Harold Pinter tiene cosas innegables, cosas bellas sobre la pareja, él es un poco didáctico. No es un autor siniestro, por lo tanto es un poco interesante para mí. Ante la catástrofe, él está en una prisión en su país. Está allí pero no hace cosas útiles, eso me molesta; quizá estoy un poco celoso.

Adriana Castañeda Díaz

 
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