Usted está aquí: jueves 13 de octubre de 2005 Ciencias Libro de dietas escrito por científicos australianos se vuelve un bestseller

Un régimen rico en proteínas y bajo en grasas arroja resultados en 12 semanas

Libro de dietas escrito por científicos australianos se vuelve un bestseller

La comida es la mayor adicción de Occidente, por arriba de las drogas y el alcohol

JANET STREET-PORTER THE INDEPENDENT

Científicos australianos afirman haber dado con una dieta que garantiza resultados, y desde el momento que publicaron sus hallazgos en un libro titulado The Total Wellbeing Diet (La dieta del bienestar total) coronando la lista de bestsellers, superando a Harry Potter y El Código Da Vinci.

La Organización de Investigación Científica e Industrial de la Comunidad Británica (CSIRO, por sus siglas en inglés) es un instituto sumamente respetado, y su unidad en Adelaida es renombrada por su trabajo precursor sobre los factores genéticos y nutricionales que afectan la obesidad, las enfermedades del corazón, el cáncer de intestino y la diabetes. Preocupados por la cantidad de contradictorios consejos que ofrecen al público tantos "gurús" de la alimentación, los científicos que la integran decidieron dar el paso radical de publicar su trabajo en un libro de bajo costo. Después de construir planes de alimentación para 120 mujeres obesas, descubrieron que una dieta alta en proteínas y baja en grasas conducía en 12 semanas a una pérdida de peso 25 por ciento mayor que una cargada de carbohidratos aunque baja en grasas.

Casi todos conocemos por lo menos una decena de personas que están a dieta con la esperanza de bajar de peso. Algunas siguen el régimen de Atkins, otras la de combinación de grupos alimentarios o la de carbohidratos. Y luego están los Weight Watchers, entre muchos otros métodos.

Mientras las listas de ventas de libros están repletas de textos sobre dietas -de seguro The Total Wellbeing Diet llegará a ser un bestseller mundial-, no nos parece extraño que por tanto comer más de la cuenta tengamos que estar buscando formas de bajar de peso. Cada semana los hogares de los países ricos tiran probablemente más comida de la que muchas familias en Africa consumen en un mes. Y para acomodar nuestra creciente glotonería, los fabricantes de ropa han revisado lo que constituye una talla 12 o 14, agrandándola para que no nos sintamos tan consternados por el creciente ancho de nuestra cintura. Pongámonos una playera que en Estados Unidos lleva la etiqueta "talla mediana" y veremos que es del tamaño de una cabaña chica.

Bombardeo de información culinaria

La comida es la mayor adicción en Occidente, más que las drogas o el alcohol. Acabo de pasar una semana en Michigan, EU, y puedo decirles que aun cuando Super Size Me de Morgan Spurlock (con su sombría advertencia sobre los peligros de la comida rápida) es un éxito nacional, la cantidad de comida que ponen en el plato en cualquier restaurante es grotesca. Estados Unidos se ha vuelto el país en el que los pobres son gordos y los muy ricos pueden darse el lujo de ser delgados.

Lo mismo ocurre en Gran Bretaña, pero de momento acá en todas las clases sociales tenemos kilos de más. A la vez, la clase media recibe cada día una enorme cantidad de información relativa a la comida, con reseñas gastronómicas, recetas en los medios y revistas enteras dedicadas al tema. Podemos averiguar dónde comprar comida que sea políticamente correcta, desde huevos puestos por gallinas que andan libres y felices por el corral hasta carne y vegetales orgánicos. Podemos apoyar a los pequeños productores y satanizar a los supermercados que traen vegetales de otros continentes. Podemos comer a tono con la temporada y nuestro signo solar, y uno de los escritores británicos más respetados en el campo de la alimentación, Nigel Slater, acaba de publicar un libro que reseña lo que cocinó y comió durante un año. Hacia fin de mes será lectura obligatoria para todas las mujeres de clase media del país antes de dormir.

Lo que resulta deprimente de la llamada dieta perfecta es que se lee igual que cualquier otra, con su énfasis en cremas bajas en grasa, plátanos secos, pan de grano entero y 200 gramos de carne magra o pescado, bajo consumo de alcohol y tiras de apio. Por cada persona que reduzca 12 kilos con esta dieta habrá otro ingenuo sin fuerza de voluntad que pesará todavía más un año después.

Un hecho simple y probado: si quiere bajar de peso, trate de comer y beber menos. Pero eso lleva las de perder: nos sentimos más cómodos con la idea de privarnos de algo que con el proceso, más difícil, de reducir la cantidad que consumimos.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya

 
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