Usted está aquí: sábado 10 de septiembre de 2005 Cultura La literatura de Centroamérica renace pese al desamparo oficial

Escritores de la región realizan un encuentro

La literatura de Centroamérica renace pese al desamparo oficial

ARTURO JIMENEZ

La literatura de Centroamérica, con una importante tradición con nombres como Rubén Darío, Miguel Angel Asturias, Luis Cardoza y Aragón, Augusto Monterroso o Ernesto Cardenal, comienza a renacer luego de un paréntesis de casi tres décadas, marcado por las guerras civiles que padecieron varios de los países de esa región.

Sin embargo, hoy como antaño, ese renacimiento carece de una industria cultural propia que lo apuntale y los escritores centroamericanos que han destacado en los años recientes, Sergio Ramírez, Gioconda Belli o Manlio Argueta, y después Carlos Cortés, Horacio Castellanos y muchos más, se han valido de aparatos culturales y editoriales externos.

Las guerras civiles también rompieron la relativa relación que esas literaturas tenían con las letras de México y de Sudamérica, con lo que cayeron en un cierto aislamiento que, por otro lado, al parecer ha comenzado a romperse, pues desde hace algunos años cada vez son más los escritores centroamericanos que ganan premios literarios o consiguen éxitos editoriales.

Ese panorama de resurgimiento literario, desamparo institucional y escasa relación con el resto de América Latina quedó confirmado en la inauguración del Encuentro de Escritores Centroamericanos, la noche del jueves en la sala Ponce del Palacio de Bellas Artes.

Tiempos de transición

En el encuentro, cinco escritores leyeron algunos fragmentos e hicieron breves reflexiones sobre las letras de sus países y la región. Moderados por Eduardo Casar, ellos son los citados Manlio Argueta, de El Salvador, y Carlos Cortés, de Costa Rica, además de Roberto Quesada, de Honduras; Moisés Elías Fuentes, de Nicaragua, y Rodrigo Rey Rosa, de Guatemala.

Faltó un representante de las letras de Panamá y de Belice, aunque, como explicó Ronald Guardián Marchena, embajador de Costa Rica en México e impulsor de esa iniciativa junto con los embajadores aquí de los otros cuatro países, la reunión se organizó en el contexto de las independencias nacionales y de la lengua castellana.

Luego de referir el asunto de la ausencia de una industria cultural propia, con excepción del intento de la desaparecida Educa (Editorial Universitaria Centroamericana), Carlos Cortés resumió en parte el sentir de sus compañeros y comentó que los actuales son tiempos de transición.

Dijo que por un tiempo la única literatura centroamericana que se hizo visible fue la testimonial y antropológica. Y más reciente, agregó, la de problemas sociales como la derivada de la Mara Salvatrucha, ''pero esa es sólo una faceta".

Ahora, con las singularidades de cada país, la región experimenta de algún modo una especie de boom literario, coincidieron los cinco escritores centroamericanos.

Acerca del desconocimiento en México de las letras centroamericanas, Casar recuerda, por ejemplo, que el Fondo de Cultura Económica edita literatura de países sudamericanos, pero no de centroamericanos, que es ''más cercana a nosotros".

La guerra separó a las letras de Centroamérica del resto de América Latina y dispersó a los creadores de aquella región, dijo el escritor y promotor de escritores Eduardo Langagne, presente en Bellas Artes.

Este sábado, después de varias presentaciones, el encuentro concluirá en la Casa del Lago con la proyección de la película Lo que soñó Sebastián, de Rodrigo Rey Rosa, quien además charlará con el escritor mexicano Mauricio Montiel.

 
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