Usted está aquí: viernes 9 de septiembre de 2005 Espectáculos Soba juega con el melodrama y obliga al público a participar: Alan Coton

Se estrena hoy su segundo largometraje con sólo tres copias, en Cinemark

Soba juega con el melodrama y obliga al público a participar: Alan Coton

A los productores dejó de interesarles la realización y únicamente buscan ganancias, dice

JORGE CABALLERO

Ampliar la imagen Claudia Sober�en una escena de la cinta

Con sólo tres copias en la cadena de cines Cinemark, se estrena hoy la película mexicana Soba, del director mexicano Alan Coton, protagonizada por Claudia Soberón. El cineasta, quien también escribió el guión del filme, explicó que el rodaje se realizó en dos semanas y que lo más difícil fue la posproducción, ya que la película no contó con respaldo del Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) o empresas dedicadas al cine comercial.

En entrevista con La Jornada, Coton comenta: "Ahora soy todo: productor, distribuidor con apoyo de Cinemark, director... porque los productores de la vieja guardia y de la nueva son un peligro, son parte del problema del cine mexicano". Precisa su comentario: "Durante el rodaje los productores cobran por su trabajo. La mayoría de los productores se dedican a conseguir dinero del Estado, de inversionistas o de becas, y se ponen un sueldo durante el proceso de la película, al igual que el director, los actores y todos los que trabajan en la película. El problema es que luego, a la gran mayoría de ellos, no les interesa la película como producto; les interesa hacer otra película para tener otro sueldo. La salida al público de la película o en dvd ya no les interesa, porque ahí sí tendrían que poner lana de ellos. En el caso de mi anterior cinta, Sofía, no hay dvd porque al productor ya no le interesó el proyecto. Los produc-tores son parte del problema del cine mexicano".

Soba aborda la historia de Justina, una niña de 15 años que vive con su madre y su padrastro y se encuentra en plena pubertad. Un día comienza a seducir al único hombre que tiene a la mano, provocando con esto una tragedia familiar que la dejará huérfana y sola. Al escapar es levantada por unos policías auxiliares quienes la ultrajan. Iván, un policía judicial que practica la tortura como método de investigación y es reacomodado como uniformado luego de su último crimen, es ungido en el papel de héroe, ya que finalmente la encuentra y la pone a salvo.

De regreso a Soba, el director dice: "En esta ocasión me fui por la libre, nadie cobró, hicimos una cooperativa y nos lanzamos a hacer la película con los tres pesos que teníamos; la acabamos como pudimos y finalmente salió".

Coton confesó que el número de copias con que sale Soba no es lo importante: "El principal valor de Soba es que intento jugar con el melodrama sin caer en él totalmente, una especie de cuerda floja donde exista un medio tono del melodrama en los actores y situaciones, rozando el tremendismo, para que el espectador participe y arme todo lo que no está en cuadro. La idea es jugar con un espectador activo y no el espectador que va a ver sólo cine de Hollywood, al que le dan todo digerido y sólo va a comer palomitas; es una película difícil que te obliga a participar, y si no estás dispuesto a participar te aburres y te sales.

"El riesgo es que en este imperialismo cultural, sobre todo en el cine, ya sólo podemos ver un cierto discurso cinematográfico, ya no soportamos ver películas francesas, rusas o alemanas; hablando con estudiantes de cine para ellos todo es Tarantino y Robert Rodríguez, aquellos que amábamos a Tarkovski y a Angelopolus ya no existen. Incluso en el cine mexicano clásico, donde encontrabas respuestas ya no existen esas generaciones; ya ni lo conocen, lo peor es que ni les interesa, se pierden demasiado en la forma banal que sea muy hueca."

El cinerrealizador comentó sobre su personaje principal, Justina: "Se parece a la Justine del marqués de Sade y a la Lolita de Nabokov. De alguna manera estos personajes fueron los motores de inspiración. De Justine tiene la estupidez y de Lolita la perversión. A esto le sumé la mala educación sexual que le dieron sus padres y el entorno hiperviolento que vivimos todos los mexicanos hoy en día. Siempre que aprehenden a una banda de secuestradores o asaltabancos la mitad son policías o ex policías. Básicamente la película intenta ser muy crítica con el aparato de seguridad pública y de la mala impartición de justicia que hay en el país".

 
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