Usted está aquí: viernes 29 de julio de 2005 Política Se asoma Fox a la miseria de la sierra de Zongolica

Fugaz visita al paupérrimo municipio de Mixtla

Se asoma Fox a la miseria de la sierra de Zongolica

ROSA ELVIRA VARGAS ENVIADA

Mixtla, Ver., 28 de julio. Vicente Fox se asomó, como todos los presidentes anteriores, a la secular miseria de la sierra de Zongolica. En visita fugaz, porque el tiempo apremiaba y la montaña podía cerrarse para el traslado en helicóptero, el mandatario estuvo en una casa miserable y en un nacimiento de agua donde las mujeres de la comunidad de Ayahualulco lavan la ropa y después la llevan, durante una hora, por una larga pendiente, hasta sus casas. Por último, el Presidente habló ante algunos alcaldes de la región y quienes, como a todos los gobernantes que los han visitado, una vez más le pidieron lo mismo, lo de siempre: caminos, trabajo, clínicas, escuelas, todo...

Porque como dijera Leoncio Macuixtle, el alcalde: "La poca evidencia que ha encontrado es la realidad que vive toda la sierra".

Y Fox, a su vez, también prometió de todo y hasta dijo que regresará antes de concluir el año para ver si sus disposiciones se acataron, "porque luego a veces no se cumplen''. Y por si el dato hiciera falta, señaló que Mixtla está "ranqueado" en los indicadores de la Organización de las Naciones Unidas y del Banco Mundial como el tercer municipio más pobre del país.

Quizá con la intención de ubicar una salida práctica al problema de la falta de servicios médicos en la región, el mandatario aprovechó la ocasión para hacer un llamado al sindicato del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pues "no es posible que sigamos sin llegar a un acuerdo sobre el tema de las pensiones".

Pidió "sentarnos a resolver esa situación", sobre todo cuando hay clínicas, centros de salud donde urgentemente se requiere personal. "Estamos afectando a mucha gente" y es inaceptable "que no tengamos la capacidad de llegar a un acuerdo".

Siempre cercados por vallas metálicas, incluso los convidados a estar en la reunión con las comunidades de Mixtla y Tehuipango, los indígenas nahuas buscaban entender el español de un señor, el presidente Fox, quien les planteaba dejar a un lado la política y los partidos para trabajar juntos contra la pobreza.

Ni un leve asomo a los orígenes, a las causas de tanta miseria, al porqué de tantos años de postración durante los cuales apenas se considera un logro la carretera a Tehuipango donde prestan servicio los camiones Adelas (Autobuses de la Sierra), negocio floreciente del diputado Mario Zepahua, aquel priísta secuestrado en 2003, en plena campaña electoral, hoy sentado en la primera fila frente al Presidente. No a todos, quedó claro aquí, les va mal en estos rumbos.

Pero Fox, insistente en su conocimiento previo sobre la pobreza, decía estar aquí para "hacernos solidarios" y giraba instrucciones -como hace una semana en Metlatónoc, Guerrero- para poner en marcha un plan que lo mismo atienda los problemas de salud (vía el Seguro Popular), la educación y, en suma, el desarrollo, pues éste "no viene únicamente de fuera; nosotros podemos ayudar, pero el desarrollo viene de aquí, del esfuerzo de cada uno de ustedes".

Cuando mucho, quizá para capitalizar futuros logros, señalaba: "Ustedes tienen la capacidad para salir adelante. Aquí lo que ha faltado es un gobierno que se acerque, un presidente de la República que venga directamente a los lugares..."

En su permanente afán de evitar todo asomo de paternalismo, les decía que un país no se desarrolla con base en puros apoyos o "puras dádivas", sino mediante las fórmulas de "corresponsabilidad". Y lo decía después de haber estado en el jacal de Esperanza Amayo, indígena nahua, viuda desde hace 13 años. Apenas vio a su visitante, empezó la narración de una historia en la cual, sin lamentos, reseñaba su diaria lucha por conseguir la comida para tres hijos y uno más, Julio, porque "su mamá nomás anda..."

Y Esperanza no se detenía: "Vendo tierra, leña, ocote, muelo ajeno, chayotes hervidos, quelites, café, hongos...", decía en medio de un cuarto de madera con el fogón encendido, con el piso de tierra. Y contaba que se va a Zongolica a vender, "y los chamacos se quedan mientras aquí", porque tampoco van a la escuela y, por tanto, ella no forma parte del padrón de Oportunidades.

Pero la tragedia es doble, porque tanto Tolín Romero Gálvez, su hijo, como Julio, que no es suyo pero "no lo voy a dejar", tampoco son aceptados en la escuela porque tienen 12 y 13 años, y entonces ya no los reciben y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos sólo podrá admitirlos hasta que cumplan 15. Esperanza se lamenta porque a ella le pasó igual. Su papá no le quiso comprar un vestido para ir a la escuela y sólo llegó hasta segundo de primaria. "Y él me decía, '¿para qué te compro vestido?, ponte a trabajar. Que te lo compre el maestro'... ¿No quiere un taquito, no quiere un cafecito?", ofrecía Esperanza en medio de su relato.

Fox, acompañado de su esposa, Marta Sahagún; del secretario de Salud, Julio Frenk, y del director del IMSS, Santiago Levy, salía del jacal. Siempre apremiado porque en la montaña la cortina de neblina bajaba con rapidez, visitó el manantial donde las mujeres se turnan las pesadas lajas para restregar la ropa. En medio de esa nueva cara de la pobreza, Xóchitl Gálvez, la comisionada para la Atención de los Pueblos Indígenas, decía al mandatario: "Siempre hemos ido a inaugurar los servicios de agua, pero hoy quisimos que viera qué hay antes de instalar un sistema de agua potable".

Ante Fox hablaron el alcalde, los representantes comunitarios y hasta el párroco del lugar, Lidio Lino. Pero fue una mujer, Elena Xopiyaxtle, quien hizo el recuento de las carencias, pero, sobre todo, habló de la necesidad de empleos: "La migración nos ha perjudicado. Los hombres se van a buscar trabajo, las señoras se quedan sin su marido. Entonces le pedimos ayuda para que la gente no salga a trabajar muy lejos..."

El tiempo apremiaba. La neblina tendía su manto en la montaña, y Fox aclaraba a sus "amigos de la prensa": los pizarrones electrónicos en aquellos lugares donde no hay luz se hacen llegar -como lo prometió aquí- con su "fuente de energía, les ponemos su fuente de energía solar o cualquier alternativa, pero nos aseguramos que ese pizarrón funcione adecuadamente".

 
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