Usted está aquí: viernes 29 de julio de 2005 Opinión La interpretación

Luis Javier Garrido

La interpretación

El México de hoy no es entendible sin los campesinos indígenas zapatistas de Chiapas, sin su ejemplo de valor, de rebeldía y de dignidad, y sin su congruencia y su actitud ética, por ello sorprende la multiplicidad de interpretaciones que se han dado a este nuevo paso que están dando.

I. El anuncio zapatista de que pasaban a esa "otra cosa" a la que había hecho referencia el comandante Tacho en la plaza de San Cristóbal de las Casas en 2003 se ha ido definiendo en 10 documentos dados a conocer en junio y julio de este 2005. Y, sin embargo, las dudas siguen y han proliferado las interpretaciones sobre lo que viene.

II. La primera y más generalizada interpretación entiende que este "nuevo paso" constituye una iniciativa política de carácter nacional e internacional de gran valor en el contexto de la globalización y de la escalada devastadora de las políticas neoliberales en América Latina para encontrar una alternativa, y que constituye un riesgo para ellos por la naturaleza que guarda el poder político a nivel nacional y regional, pero que puede contribuir de manera fundamental a definir la organización de la sociedad en el siglo XXI. La campaña nacional anunciada por los zapatistas se entiende que es consecuencia del análisis que han hecho del contexto global y de la realidad nacional, y sobre todo de su experiencia personal y colectiva luego de los casi 12 años de guerra económica, política y militar que han enfrentado durante los gobiernos neoliberales de Salinas, Zedillo y Fox, y de su lucha de resistencia para encontrar en la autonomía mejores condiciones de vida, por lo que ahora esta lucha no es ya sólo por ellos ni sólo con ellos, sino por todos los explotados y desposeídos. La posición que ha guardado en los últimos decenios "la clase política" de los tres principales partidos de México -como ha sido también el caso en la mayor parte de los países euroccidentales-, cuyos integrantes han sido funcionales a los organismos financieros internacionales y a los intereses de las multinacionales, y han hecho de la toma de decisiones procesos ajenos a los intereses y a la voluntad del pueblo, presenta por ello como prioridad discutir y encontrar nuevas formas de hacer política, y de organizar el poder, para lo cual se entiende que es fundamental discutir un programa nacional de lucha de izquierda que constituya una alternativa a la destrucción neoliberal y debatir incluso el proyecto de una nueva Constitución. Todo ello no como discusión teórica, sino como una forma de crear las condiciones para una organización nueva y diferente de las fuerzas políticas de izquierda, lo que ha supuesto que se dé un lugar importante en este proceso a las organizaciones sociales.

III. La otra interpretación, que aparece más en foros y conferencias que en artículos periodísticos, y que hacen suya militantes de izquierda, incluyendo a miembros del FZLN, es que la iniciativa del EZLN va dirigida no nada más a buscar esa alternativa programática y política al neoliberalismo depredador, que es tan urgente, sino que tiene una intencionalidad política en el contexto que vive el país, que sería impedir que llegue en 2006 un gobierno "reformista", como califican al posible gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el que por sus políticas sociales tendería a conciliar intereses y a legitimar las formas tradicionales de hacer política, en tanto que los posibles gobiernos de Madrazo o de Creel, al extremar las políticas neoliberales y confrontar los derechos de las mayorías no podrían conducir más que al estallido social y a hacer viable, a su juicio, la instauración de un gobierno popular. Tales intérpretes consideran incompatible adherirse a las tesis de la iniciativa zapatista si no se rechaza abiertamente toda participación político-electoral y no se condena al que será el candidato del PRD, ya que supuestamente la campaña de la Sexta, bajo el lema que se vayan todos, debería esencialmente tender a minar las posibilidades del ya casi ex jefe de Gobierno. Dicha lectura parte del hecho de que los zapatistas, que han criticado con mucha razón al PRD y a muchos de sus hombres, no hacen en estos textos la crítica de Vicente Fox ni de la responsabilidad personal que éste ha tenido en el desmantelamiento de la nación, en la entrega ilegal de nuestros recursos estratégicos básicos al capital trasnacional, en haber trasladado funciones del gobierno mexicano a agentes de Estados Unidos y en la consolidación de las tradicionales estructuras de corrupción y del sistema político tradicional. Tales interpretaciones de la Sexta buscan presentarla más que como iniciativa dirigida contra el proceso electoral de 2006 y contra las formas tradicionales de hacer política, contra López Obrador, tal como han hecho sin escrúpulo buena parte de los medios masivos de comunicación y como hiciera también Fox el 28 de junio, en un exabrupto más de los que acostumbra, en el que evidenció su tontería y su perversidad al asumir además que los integrantes del EZLN se hallarían a punto de dejar armas y pasamontañas.

IV. La iniciativa de los zapatistas no se delineará más claramente, en todo caso, sino tras el diálogo al que han convocado con las organizaciones sociales y con todos los que se adhieran a la Sexta Declaración, el que iniciará en Chiapas, en agosto y septiembre. Configura sin duda riesgos para ellos, que son los que menos tienen, y que esta vez arriesgan una vez más sus vidas y su integridad saliendo de sus comunidades "erguidos como un pingüino" en la búsqueda de un nuevo camino para todos, y que son, además de riesgos personales, riesgos políticos. Es por ello que de todos tiene que depender en este proceso el que esta vez aparezca con más claridad la vía para hallar esas nuevas formas de organización popular y para derrotar al proyecto neoliberal, que sigue en pie, a pesar de sus fracasos en todo el mundo.

El mayor riesgo para los zapatistas será el que puede provenir de su relación con las organizaciones sociales y con las formas tradicionales de hacer política, que los franceses llaman la politique-politicienne. Julio Cortázar, quien de haber vivido estos años en que los zapatistas han dado tanto a México y al mundo se habría solidarizado con ellos más que nadie, explicó las cosas con ideas muy suyas. Una hoy nos sirve para decir esto, de otra forma: si los zapatistas sucumben a la tentación de hacer una política tradicional, entonces dejarán de ser los cronopios que hasta ahora han sido.

 
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