Usted está aquí: martes 14 de junio de 2005 Opinión Más sobre el no estéril

Jose Blanco

Más sobre el no estéril

Comienzo de una chanza. Al parecer Alain Touraine ("La impotencia de la socialdemocracia europea", El País, junio 12, 2005) tomó nota de mi artículo de la semana pasada y repitió en parte mi argumento central, acerca de las razones de fondo del no francés, y la crisis europea.

Dice Touraine "La respuesta negativa ha sido dictada por la sensación de gran parte de la población de que la construcción europea significa cada vez más deslocalización, competencia de los países con bajos salarios, aumento de las desigualdades e incremento del paro. Este voto negativo ha sido más social que político y más francés que europeo, y quienes, como yo, eran y siguen siendo absolutamente partidarios del sí, deben reconocer y comprender la fuerza del rechazo que acaba de expresarse. Es necesario ir más allá de la crítica a una evolución cada vez más liberal y cada vez menos social de Europa. En realidad, lo que se ha condenado es la impotencia de los partidos socialdemócratas y, en particular, del Partido Socialista francés".

Al inicio de la construcción de la comunidad europea, dice Touraine, los componentes liberal y socialdemócrata parecían equilibrados, pero gradualmente el primero comenzó a apropiarse de espacios mayores de la economía y la política social europeas. Frente a ese curso la izquierda ha estado impotente. "Esta impotencia de la izquierda -dice Touraine- se debe al agotamiento del Estado de bienestar. Debía aportar seguridad, la aportó. Debía disminuir la desigualdad; no la ha disminuido y su peso se ha vuelto insoportable al tiempo que lucha cada vez peor contra la pobreza que se refuerza con la llegada de numerosos inmigrantes, la mayoría de las veces clandestinos, que trabajan en unas condiciones muy inferiores a las de los trabajadores nacionales."

Alain Touraine se sorprende del voto del sector laboral: "Los trabajadores que han votado de forma masiva por el no han defendido muy legítimamente sus condiciones de trabajo y de empleo; pero su respuesta ha estado fuertemente marcada por un proteccionismo no realista e incluso por una xenofobia que ha acercado a muchos de los votantes de extrema izquierda a posiciones análogas a las del Frente Nacional en la extrema derecha".

El sociólogo francés examina las decisiones y las relaciones entre los diversos partidos de la izquierda francesa y algunas de las decisiones de Bruselas, para buscar responder a la pregunta sobre la impotencia de estos partidos. Mas no halla la respuesta, porque la busca donde no está: en la política-política.

Martin Wolf, el principal analista económico del Financial Times, escribió en un artículo reciente ("A more dynamic eurozone is a necessity") los resultados de una investigación sobre la evolución de la productividad en Estados Unidos y Europa. En el periodo 1987-1995 la productividad en la Europa de los 15, (el producto por hora de trabajo) crecía por arriba de 2 por ciento anual, mientras en Estados Unidos aumentaba uno por ciento. En el periodo 1995-2004 las tendencias se invierten y especialmente en 2000-2004, la productividad crece a una tasa anual de cerca de 3 por ciento en Estados Unidos, mientras Europa lo hace a uno por ciento.

En la cumbre de Lisboa de año 2000, la Unión Europea se puso como meta convertirse "en 2010 en el área más dinámica y competitiva del mundo". Ha ocurrido lo contrario y de ello dan testimonio una gran cantidad de estudios. Por ejemplo Blanca Sánchez-Robles, de la Universidad de Cantabria, dedicada al estudio de este problema escribió recientemente: "si comparamos las cifras de los periodos 1990-95 y 1995-2002, observamos que la productividad estadunidense se aceleró progresivamente -creció a una tasa media anual de 2.13 por ciento en el segundo periodo, frente a 1.14 por ciento en el primero -mientras que a este lado del Atlántico el producto por trabajador se desaceleró- su tasa de crecimiento en 1990-95 fue de 2.46 por ciento, mientras que en 1995-2002 la cifra anual era de 1.27 por ciento.

"La incapacidad de promover y absorber innovación y dotar al mercado laboral de mayor flexibilidad y seguridad con empleo de calidad son las razones de esta situación. Estados Unidos es capaz de crear empleo y aumentar su productividad. La UE está generando fuentes de trabajo de forma modesta pero no es capaz de aumentar su productividad. Esta 'preocupante situación' detectada por Bruselas se pone de manifiesto en el Informe Conjunto de Empleo 2004/2005, aprobado recientemente por la comisión."

Es previsible que la brecha en la tasa de productividad entre Estados Unidos y Europa continúe ampliándose, debido al ritmo acelerado de la revolución tecnológica en Estados Unidos. Bush acaba de aprobar un presupuesto de mil 200 millones de dólares para el recambio energético. El primer paso será la producción de automóviles movidos por hidrógeno. El liderazgo tecnológico estadunidense en esta línea dará una nueva sacudida a la economía mundial. El no francés es una vocecita casi inaudible frente a estas descomunales realidades.

 
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