Usted está aquí: martes 14 de junio de 2005 Economía No tan lejos del mundo

No tan lejos del mundo

Una forma nueva y barata de proporcionar cobertura de telecomunicación inalámbrica podría estar cerca

Economist Intelligence Unit /The Economist

Ampliar la imagen Veh�lo Discovery de la NASA, en el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Ca�ral, Florida. El negocio del turismo espacial est�ando ya sus primeros resultados a pesar de que los vuelos comenzar�en 2007 FOTO Reuters

El éxito reciente de SpaceShipOne de Burt Rutan, la primera nave espacial privada, hace que el viaje estelar comercial esté cada vez más cerca. La nueva compañía de turismo espacial de Richard Branson, Virgen Glactic, que ha obtenido en concesión la tecnología de Rutan, tiene ya reservaciones de boletos con un valor de 1.5 mil mdd, a pesar de que los vuelos no comenzarán sino hasta 2007. Pero mientras la polluela industria del turismo espacial levanta el vuelo, otro negocio espacial más maduro podría estar en picada. La industria de las comunicaciones vía satélite, de la que se dice es la única que actualmente tiene ganancias, podría verse desplazada por una tecnología inesperada que está mucho más cerca de la Tierra.

Sanswire Networks, una compañía con sede en Atlanta, Georgia, planea lanzar el mes próximo la primera nave satelital o "estratélite". La aeronave, que flotará en la estratósfera a una altitud de 20 kilómetros, funcionará como un satélite geoestacionario; suspendido sobre un punto en particular y transmitirá señales de radio desde y hacia la Tierra. Esas aeronaves serán mucho más baratas de lanzar y mantener que los satélites -y pueden hacer cosas que los satélites no pueden.

Cada aeronave de 75 metros de longitud será controlada de manera autónoma y contendrá cerca de 37 mil metros cúbicos de helio para mantener a flote su carga de 1.4 toneladas, dice Michael Molen, presidente ejecutivo de Sanswire. A esa elevada altitud, arriba del tráfico aéreo, la reducción de la densidad del aire ocasiona que el viento sea 20 veces más débil que a nivel de suelo, lo que permitirá que los motores eléctricos de propulsión solar de la nave la mantengan estacionaria con poco esfuerzo. El diseño aerodinámico no sólo reduce la resistencia sino que genera un empuje cuando corta el aire, dice Molen.

Como los satélites, estas naves pueden proporcionar una cobertura de telefonía celular, mensajería y otros servicios de comunicación a un área extensa. La compañía está entusiasmada con la perspectiva de proporcionar cobertura de banda ancha inalámbrica, semejante a la tecnología Wi-Fi (fidelidad sin cables) en un área de aproximadamente 800 mil kilómetros cuadrados, casi el tamaño de Texas. Así sería posible crear zonas de cobertura que encapsularían ciudades enteras y sus áreas vecinas, en lugar de los pequeños puntos de acceso inalámbrico que se encuentran en aeropuertos y cafés Internet.

Sin embargo, la tecnología Wi-Fi normal fue planeada sólo para comunicaciones de corto rango. Difundir señales desde una aeronave requiere una antena especial. Pero el "estratélite" podría usarse para proporcionar a casas y oficinas una conexión de alta velocidad a un punto de acceso que podría luego conectarse a dispositivos mediante el uso de redes Wi-Fi. El servicio de "estratélite" ofrecerá a corto plazo una alternativa a los enlaces de banda ancha de cable y líneas digitales. Podría usarse también en países con pequeña o inexistente infraestructura de redes digitales, como señala Ron Hochstetler, presidente del Grupo de Trabajo de Aeronaves, de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos.

Los dirigibles son, dice, la única tecnología de aviación que no ha sido completamente explotada, por lo que el ejército de Estados Unidos evalúa su utilización en vuelos de carga y funciones de transporte. Podrían tener también otros usos militares; en 2006, Lockheed Martin debe colocar un prototipo de aeronave sobre la ciudad de Akron, Ohio, alguna vez el centro de operaciones de los dirigibles de Goodyear, como parte de un sistema experimental de defensa antimisiles. Tendrá capacidades de comunicación y sensores, pero no habrá armas a bordo. Lo que puede parecer tecnología de bajo perfil, en comparación con los satélites armados que Reagan propuso en la década de los ochentas, pero estos aparatos pueden hacer gran parte del trabajo de los satélites a un costo mucho más bajo.

Aunque se ignore el costo de desarrollo del cohete y del satélite mismo, cuesta casi 7 mil 500 dólares el kilo de carga lanzada a una órbita terrestre baja. Lo que para un satélite normal significa al menos 40 mdd. Además, un satélite tiene un periodo de vida de entre cinco y siete años, después de los cuales se agota el combustible y queda fuera de servicio, en una órbita de chatarra, dice James Northam, ingeniero de Surrey Satellite Tecnology, firma británica del ramo. Por otra parte, los "estratélites", costarán 20 mdd cada uno y pueden ser reusados, dice Mole: después de flotar durante 18 meses, son recobrados para darles servicio y luego relanzados. Todo suena prometedor en el papel, así que el problema real es si Sanswire puede lograr que la idea emprenda el vuelo.

FUENTE: EIU

 
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