Usted está aquí: martes 14 de junio de 2005 Cultura ''Soy como una neblina que corta el aliento de cada espectador''

Albert Galichanin encarna a Chaikovsky en su despedida como bailarín

''Soy como una neblina que corta el aliento de cada espectador''

Culminan en el Palacio de Bellas Artes 23 años de una brillante trayectoria

Este martes, primera presentación en México del Ballet de San Petersburgo

MONICA MATEOS-VEGA

Ampliar la imagen Albert Galichanin, Maria Abashova y Boris Eifman al t�ino de la conferencia en la que anunciaron la presentaci�e la coreograf�Tchaikovsky, el misterio de su vida y su muerte, a cargo del Ballet de San Petersburgo FOTO Roberto Garc�Ortiz

Con su interpretación del atormentado y confundido Chaikovsky, el bailarín ruso Albert Galichanin (Sterlitamak, 1965) se despide de los escenarios luego de 23 años de carrera.

En 1989 se integró como solista al Ballet de San Petersburgo, dirigido por Boris Eifman, el cual se presenta por primera vez en México esta tarde en el Palacio de Bellas Artes (La Jornada, 28/05/05).

Albert, ha sido Espartaco, Or-feo, Ivan Karamazov, Molière, Pinocho, pero siempre, ante el público y bajo los reflectores, su cuerpo se transforma ''en una nube, o mejor, en una neblina que envuelve a cada espectador hasta cortarle el aliento", asegura en entrevista con La Jornada.

Emocionado, describe su paso por las tablas y el largo adiós que ha comenzado a vivir en esta su última gira al lado de Eifman: ''Dan ganas de agarrarse con las uñas para no irse, pero el retiro es una etapa que se debe cumplir, es algo que alguna vez conversé con Julio Bocca".

Sentir la respiración del público

Acerca de la férrea disciplina característica de las escuelas de danza rusas, Galichanin manifiesta que ''sí, hay muchos momentos en los que el desgaste físico es tan enorme que no se puede ni caminar, todo el cuerpo duele.

''Pero el esfuerzo es recompensado al ver la sala llena y, sobre todo, al sentir el amor de la gente hacia el artista.

''Me gusta estar sobre el escenario, pues hay momentos en los que inclusive se siente el respirar del público, y su mirada. ¡Es una sensación increíble! En particular, en esta pieza que vamos a presentar en México hay momentos de silencio que nos dan la posibilidad de controlar la sala, como si manejáramos el ritmo del aliento de los espectadores. Sobre el escenario siento que mi alma es mucho más grande."

Misterio de una música trágica

Los organizadores del espectáculo informaron que hace una semana se agotaron los boletos para las dos funciones de Tchaikovsky, el misterio de su vida y su muerte. En rueda de prensa, el coreógrafo Boris Eifman recordó que la pieza se estrenó en 1993 en medio del escándalo:

''Me amenazaban de muerte por medio de llamadas telefónicas y el día de la primera función había decenas de manifestantes con carteles frente al teatro. Pero aquí estamos, vivitos y coleando; Albert y yo somos los sobrevivientes de ese estreno. Creemos que la sensibilidad del público mexicano hará buena conjunción con la interpretación del espectáculo que les vamos a ofrecer."

Hace 12 años el tema de la homosexualidad de Chaikovsky que aborda la coreografía de Eifman causaba malestar en una sociedad rusa que atravesaba por ''un momento político inestable".

No obstante, el creador escénico reitera que su interés por el compositor de El lago de los cisnes no se centra en ese aspecto de su vida, sino en ''el gran misterio de su música tan trágica. Su biografía, sus cartas, sus recuerdos nos llevaron a comprender que tenía una doble vida: era un compositor talentoso, pero se sentía un gran pecador, un ser incomprendido por la sociedad.

''Esta coreografía no es biográfica, sino intenta comprender qué aconteció en la vida de Chaikovsky para descubrir el fondo de su música. No me considero su juez, al contrario. Lo respeto y abordo su vida con fascinación y adoración por su música."

Detrás de Béjart nadie viene

Eifman señaló que trabaja en la creación de una escuela de coreógrafos, pues en su país existen bailarines ''con ideas dancísticas novedosas, con las cuales no estoy de acuerdo, pero me gustan. Hay que darles su espacio, pues detrás de los grandes coreógrafos como Maurice Béjart, Jiri Kylian y William Forsythe, no viene nadie de esa magnitud".

Si bien el coreógrafo considera que llegar al ideal creativo es imposible, no deja de intentarlo, y explica sus secretos al construir su narrativa: ''doy nuevas posibilidades al desarrollo coreográfico, no sólo a la forma y a la técnica, sino a la sicología del ser humano. Hago una especie de sicoanálisis a través del cuerpo para llegar al fondo del alma, porque estoy convencido de que el movimiento del cuerpo es un impulso que nace en el alma".

Tchaikovsky, el misterio de su vida y su muerte, con el Ballet de San Petesburgo, de Boris Eifman, se presenta hoy y mañana en el Palacio de Bellas Artes a las 20 horas.

 
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