Usted está aquí: miércoles 1 de junio de 2005 Ciencias Investigan uso de bacterias para degradar envases de plástico

Usan trozos de botellas de PET como parte de la alimentación de rumiantes

Investigan uso de bacterias para degradar envases de plástico

De acuerdo con el Instituto de Posgraduados los animales tuvieron un desarrollo semejante a los que se alimentaron de manera normal

Los microorganismos procesan los desechos

LAURA POY SOLANO

Ampliar la imagen Planta procesadora de residuos PET del Distrito Federal, en la delegaci�ustavo A. Madero FOTO Roberto Garc�Ortiz

Debido a sus características de durabilidad, impermeabilidad y no toxicidad, en México la fabricación de envases, empaques y productos elaborados con plástico se ha incrementado considerablemente en años recientes. Tan sólo en 2000 se produjeron 3 mil 204 toneladas de material plástico, de las cuales 413 mil toneladas se canalizaron a la fabricación de tereftalato de polietileno (PET).

Organizaciones internacionales, como el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, iniciaron campañas de concientización para alertar a la población mundial sobre el riesgo de la acumulación de residuos sólidos no degradables, en particular plásticos, debido a su efecto sobre el equilibrio ecológico del planeta, pues se estima que una botella hecha con PET podría tardar más de mil años en degradarse.

De acuerdo con datos oficiales, en México se distribuyen 9 mil millones de botellas de PET al año, de las cuales se estima que 90 millones se dispersan en el medio ambiente, suficientes para llenar 25 veces el Zócalo de la ciudad de México.

A pesar de ser considerado como un "pasivo ambiental que afecta los ecosistemas más remotos del país" y genera 27 por ciento del volumen de basura doméstica a escala nacional, la recuperación de envases de PET para su destrucción y reciclado es limitada.

En 2003, con un presupuesto inicial de 50 millones de pesos, comenzó el primer convenio de colaboración entre autoridades federales e industriales del sector para recolectar envases elaborados con PET. Ese año se recuperaron mil 328 millones botellas.

Sin embargo, investigadores y especialistas en todo el mundo buscan alternativas para detener la contaminación generada por envases de PET. En México, el Colegio de Posgraduados desarrolla una de las pocas investigaciones que buscan identificar sistemas eficientes para alcanzar la degradación de este plástico utilizando microorganismos.

Rumiantes, alternativa

Mario Cobos Peralta, especialista en microbiología ruminal y nutrición animal del Colegio de Posgraduados, encabeza un equipo de investigadores que estudia la capacidad de algunas bacterias para degradar el PET.

Estos microorganismos, localizados en el rumen, órgano de fermentación pregástrica, considerado como el prestómago donde se degrada entre 60 y 90 por ciento del alimento que consumen los animales rumiantes, produce miles de millones de microorganismos como bacterias, hongos y protozoarios, capaces de degradar varios polímeros, como celulosa, hemicelulosa, almidón, proteínas y ácidos nucleicos.

Cobos Peralta destaca que los descubrimientos difundidos por varios investigadores alemanes sobre la identificación de una bacteria anaerobia (que no necesita oxígeno para crecer) que degrada el PET, en la que también se involucraban bacterias metanogénicas, "nos dieron la clave para considerar que el rumen, donde se crea de forma natural un microclima anaerobio que funciona como fermentador natural de alimentos en vacas, borregos y caprinos, podía producir algún tipo de bacteria capaz de degradar el PET".

Hasta el momento, aseguró, "hemos concluido la primera parte de las investigaciones con excelentes resultados".

Agregó que la segunda línea de investigación, usar PET como alternativa energética para rumiantes, aún debe ser analizada, "aunque no descartamos que efectivamente pueda convertirse en una alternativa económica".

No obstante, aclaró que su objetivo central es identificar la bacteria capaz de degradar el PET y contar con un proceso "viable y efectivo para desechar los envases plásticos sin dañar los ecosistemas. Con el uso de bacterias se podrían multiplicar sus efectos benéficos y utilizarlo como sustrato económico para producir antibióticos, fuentes alternas de energía o transformar el PET en materia orgánica no contaminante".

Degradación del PET

El especialista destacó que la estructura química del PET lo hace resistente al proceso de degradación natural, ya que se estima que en condiciones anaerobias destruir su unidad química básica, el anillo de benzeno, requeriría un mínimo de 70 días, "lo que aparentemente resulta ilógico si pensamos en el rumen, donde el alimento sólo dura un máximo de 72 horas. Sin embargo, constatamos que es posible que las bacterias del rumen pueden degradar PET y convertirlo en ácido tereptálico, al romper el anillo de benzeno y utilizarlo como fuente de energía".

Afirmó que en la primera fase de la investigación se dieron a dos grupos de control 10 y 20 por ciento de PET en su comida durante 60 días, "sin que registráramos rechazo a la alimentación o problemas de salud. Tras el periodo de estudio comparamos los resultados y el peso alcanzado por ambos grupos: era equivalente al de los animales que fueron alimentados con una dieta rica en nutrientes. Encontramos que no existían diferencias significativas tanto en el peso como en la concentración de bacterias en el rumen".

Su hipótesis es que el PET consumido por los animales de control "liberó ácido acético en algún momento del proceso de degradación, el rumiante lo absorbió y metabolizó. El metano, que también es producido en este proceso, se convierte en un desecho que los animales eructan.

El investigador indicó que tras identificar la bacteria y reproducirla en condiciones de laboratorio es factible inocular vacas y borregos con estos organismos para hacerlos más eficientes en degradar PET y convertirlo en energía metabólica, "lo que proporcionaría un beneficio adicional, ya que tenemos bacterias altamente efectivas en la degradación de este plástico, el cual no es asimilado directamente por el animal, sino que es degradado hasta convertirlo en metabolitos que el ganado utiliza como nutrientes, al igual que lo haría con el maíz o la alfalfa".

 
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