Usted está aquí: lunes 18 de abril de 2005 Política Cierre de fronteras, inviable mientras se mantenga el desequilibrio social, afirman

El estudio La era de las migraciones, de Castles y Miller, será presentado hoy

Cierre de fronteras, inviable mientras se mantenga el desequilibrio social, afirman

ALONSO URRUTIA

La política de cierre de fronteras para controlar la migración no deseada en tiempos en que la globalización alienta la apertura en prácticamente todos los ámbitos es inviable mientras se mantengan los desequilibrios sociales a escala mundial, consideran los especialistas Stephen Castles y Mark Miller en su estudio La era de las migraciones.

"La única esperanza realista para reducir la migración internacional reside en un desarrollo de bases amplias, sostenible en los países menos desarrollados", explican en el estudio -cuya edición será presentada hoy-, en el que advierten que el creciente fenómeno migratorio también está asociado a prácticas racistas y de segregación social. Subrayan que en muchos países no hay políticas específicas que permitan orientar la integración de razas frente a este nuevo fenómeno.

Destacan, por ejemplo, que el fenómeno migratorio hacia Estados Unidos ha provocado que a principios del nuevo milenio residan 28.4 millones de personas no nacidas en ese país, lo que equivale a poco más de 10 por ciento de la población en la actualidad.

Esta creciente población ha acentuado las prácticas de segregación racial, catalogada por los autores como la más extrema en todo el mundo. Las causas de la segregación residencial obedece en buena medida a la falta de redes sociales de los migrantes recién llegados.

En el análisis, los especialistas concluyen que la migración internacional no es la solución a las diferencias entre el norte y el sur, pues no será un remedio, por ejemplo, para "el problema del desempleo en el norte de Africa ni reducirá de manera notable la diferencia en el ingreso y el salario entre Estados Unidos y México, ni tendrá impacto significativo en la pobreza rural de India".

Sin embargo, el fenómeno es creciente y "no se necesita mucha imaginación para entender la dificultad de lograr un control efectivo. Las barreras a la movilidad contradicen las poderosas fuerzas de la globalización que llevan hacia un mayor intercambio económico y cultural (...) La circulación global de la inversión y los conocimientos significa siempre que haya también movimientos de personas".

Los analistas destacan la proliferación de políticas a escala mundial para detener la "migración no deseada para salvaguardar la paz social". Así, se han instrumentado políticas de cooperación entre Europa y otros países para controlar cruces ilegales, pero también ha crecido la construcción de muros y cercas o bien se han establecido castigos severos en algunas naciones africanas para detener la migración en esa zona.

Por ello, subrayan Castles y Miller, uno de los desafíos más importantes en el orbe es encontrar políticas correctas para lidiar con los flujos migratorios no deseados. En este sentido destacan la importancia de intensificar la ayuda al desarrollo en los países de Africa, América y Asia, que permita alentar el crecimiento económico y la generación de empleos, disminuyendo las disparidades globales.

Sin embargo, admiten que "independientemente de qué tan exitosas puedan ser tales políticas, que tristemente parecen utópicas a la luz del actual desorden mundial, éstas no traerán consigo una reducción sustancial de la migración internacional".

Destacan la importancia de una política de alentar la migración legal mediante el esquema de trabajadores huéspedes, que ya utilizan algunas naciones, tanto para controlar la migración como para satisfacer la demanda de mano de obra en sus países, que se ve reducida, en algunos casos, por la caída en las tasas de natalidad.

"Hay evidencia considerable de que los ingresos planeados y controlados conducen a condiciones sociales aceptables para los migrantes, al igual que una relativa paz social entre éstos y la población local", destacan.

Estas medidas -añaden- permite al mismo tiempo adoptar acciones tendientes a evitar el racismo y la discriminación, así como la explotación de migrantes, además de proporcionarles servicios sociales. "Hay, por tanto, fuertes razones a favor de que se promueva que los países que en la actualidad reciben inmigrantes avancen hacia políticas de inmigración planeadas."

 
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