Usted está aquí: lunes 18 de abril de 2005 Mundo China no tiene por qué disculparse ante Japón: canciller Li Zhaoxing

Continúan en diversas ciudades chinas las manifestaciones antijaponesas

China no tiene por qué disculparse ante Japón: canciller Li Zhaoxing

Tokio deplora las acciones en su contra y cuestiona si Pekín vive un estado de derecho

THE INDEPENDENT, REUTERS, DPA Y AFP

Ampliar la imagen En Hong Kong, marcha contra el gobierno japon�FOTO Ap

Pekin, 17 de abril. China rechazó las exigencias de Japón de ofrecer disculpas por las violentas manifestaciones antijaponesas de las últimas tres semanas, que continuaron este domingo en varias ciudades del país.

"El gobierno chino no ha hecho nunca nada por lo que tenga que disculparse ante el pueblo japonés", sostuvo el ministro de Relaciones Exteriores de China, Li Zhaoxing, a su par de Japón, Nobutaka Machimura, durante una reunión en Pekín.

Sostuvo que "el principal problema es que el gobierno japonés ha hecho una serie de cosas que han herido los sentimientos chinos como por ejemplo el asunto de Taiwán, algunos temas internacionales que incluyen los derechos humanos y especialmente en la interpretación de la historia".

El canciller japonés "deploró" los actos violentos contra su país que se realizaron en China por segundo fin de semana consecutivo. "Consideramos que esta es una situación muy lamentable. Deseamos que el gobierno chino actúe sincera y rápidamente conforme a las reglas internacionales", dijo el canciller japonés.

Machimura, que llegó a China para tratar de mejorar las relaciones se entre ambos países, que atraviesan su peor momento, se refirió y deploró concretamente los actos de destrucción contra la embajada de Japón y otros edificios, así como los acciones violentas contra ciudadanos japoneses, por los cuales además de disculpas oficiales, Japón pide compensaciones económicas.

Los chinos, por lo pronto, continuaron las manifestaciones de protesta por la publicación de un libro de texto japonés que, aseguran, minimiza las atrocidades cometidas durante la ocupación de China entre 1931 y 1945, además de que se oponen a las intenciones de Tokio de obtener un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas.

Los chinos denuncian igualmente la administración japonesa de las islas Diaoyu, en el mar de China, reivindicadas por Pekín y rodeadas de fondos marinos ricos en gas y petróleo.

En Shenzhen ocurrió la manifestación más importante hasta ahora por el número de participantes, más de 30 mil, desde el inicio de protestas, el 5 de abril.

Un grupo de personas arrojó pintura y quemó la imagen del presidente japonés, Junichiro Koizumi, persona non grata en China debido a sus visitas al santuario patriótico de Yasukuni, en Tokio, donde son honrados los muertos de la guerra. Entre ellos figuran criminales de guerra condenados después de la capitulación de Japón en 1945.

A la vez, en Hong Kong unos 5 mil manifestantes desfilaron por el barrio comercial de Causeway Bay, mientras mil 500 personas protestaron en Zhuhai, en la frontera con Macao, y varios cientos más se reunieron en la ciudad industrial de Dongguan. Algunos más arrojaron pintura roja contra el consulado de Japón en Shenyang.

En Dongguan cerca de 2 mil obreros de una empresa japonesa que exigen aumento de salario se sumaron a las protestas. "Al principio pedían mejores condiciones de trabajo, pero el sábado, la demanda se transformó en manifestación antijaponesa, declaró Chiharu Tsuruoka, vocero del consulado japonés en Canton.

Mientras, en Japón, un presunto militante nacionalista arrojó una bomba molotov contra el consulado general de China en Osaka, donde vive una importante comunidad china, mientras la clase política y la prensa reprocharon al régimen comunista chino su pasividad ante estas violentas protestas.

El ministro de Economía, Comercio e Industria japonés, Shoichi Nakagawa, pidió el cese de las manifestaciones orquestadas en China por lo que denominó bandas controladas de amotinadores.

"No tenemos más remedio que preguntarnos si China vive en un estado de derecho", dijo Nakagawa, y añadió que "la gente en el mundo entero se inquieta por saber si es razonable llevar acabo actividades económicas" en ese país.

El gran diario de izquierda japonés Asahi Shimbun, generalmente favorable a China, se preguntó sobre la credibilidad de los dirigentes de Pekín. "Si (China) es incapaz de garantizar la seguridad de las misiones diplomáticas extranjeras a pesar de las reiteradas peticiones, la comunidad internacional no puede confiar más en ella", estimó el rotativo.

Además, el periódico cuestionó la capacidad de las autoridades para organizar los Juegos Olímpicos de verano en Pekín en 2008 y la exposición universal en Shangai en 2010.

 
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