Usted está aquí: lunes 18 de abril de 2005 Cultura Lascuráin refleja la borrachera que les causa el poder a los presidentes: Bonilla

"Coyuntural", dice el actor, que la obra sobre el predecesor de Huerta se estrene ahora

Lascuráin refleja la borrachera que les causa el poder a los presidentes: Bonilla

En la obra vemos la transformación de un hombre tímido a uno prepotente: el autor

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Ampliar la imagen H�or Bonilla encarna a Pedro Lascur�, quien fue presidente de M�co 45 minutos. La obra se estren� Palacio Nacional FOTO Erik Meza

La obra teatral Lascuráin o la brevedad del poder "refleja esos sexenios a los que estamos acostumbrados. Los nuevos presidentes entran como un niño que comienza a aprender a caminar, van agarrando fuerza, llega la borrachera del poder, la megalomanía y, finalmente, vienen esas caídas impresionantes al finalizar su gobierno".

Habla Héctor Bonilla, quien interpreta a Pedro Lascuráin, figura que se encuentra en los libros de historia como presidente de México durante 45 minutos. Sus dos acciones de gobierno ese 19 de febrero de 1913 fueron nombrar a Victoriano Huerta como ministro y renunciar. La obra se estrenó este fin de semana en el recinto de Homenaje a Benito Juárez, en Palacio Nacional, e inicia temporada el sábado próximo en el Teatro Orientación.

Todo comienza cuando Lascuráin, ya nombrado presidente, entra al despacho presidencial para recoger las cosas de Francisco I. Madero. Es un hombre tímido, conservador, que se niega a tomarse la fotografía oficial porque para él Madero, preso en la intendencia, sigue siendo el presidente. Sin embargo sucumbe a la tentación del poder y, por unos minutos, está convencido de que es el único capaz de gobernar. En su borrachera de poder se corrompe y corrompe a quienes están cerca de él para que, a final de cuentas, Huerta le ponga los pies en el suelo con una llamada telefónica.

Todo es ficción, no sabemos lo que en realidad hizo durante ese periodo de tiempo, expresa el director y escritor de la obra, Flavio González Mello. "Trato de sintetizar en esos 45 minutos, que en escena son 1 hora y 50 minutos, los cambios que sufre un gobernante en rangos más amplios, generalmente en un sexenio, del sistema presidencial y cómo se van generando los excesos de poder y se ven involucradas las personas que están alrededor de quienes lo detentan".

El estreno de la obra y su coincidencia con los tiempos políticos que vive el país "es coyuntural", subraya Bonilla: González Mello comenzó a desarrollar la dramaturgia a finales de 2001. "Pero coincide con el hecho de traerla al Palacio Nacional y evidentemente adquiere una connotación especial.

"Cuando vemos la obra y cómo Lascuráin comienza a emborracharse con el poder y se emboleta en la corrupción es cuando nos damos cuenta de cómo comienzan a prevalecer los intereses sobre los principios y que las confrontaciones reales son por intereses. Precisamente ahora que estamos en el recinto a Juárez, que creo que es el mejor presidente que hemos tenido y después Cárdenas, Juárez decía contundentemente, no en declaraciones a la prensa, decía que hay leyes para los amigos y leyes para los enemigos. Así todas las leyes son susceptibles de interpretación para aplicarlas".

Eso es lo que ocurre con el desafuero al jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, "evidentemente el desafuero está en el centro de todo. Las leyes se están interpretando de la manera más siniestra simplemente para quitar a una persona que tiene el favor del pueblo para las votaciones. La retórica que utilizan es ya de esferas, en las esferas de Navidad: es una maniobra siniestra y lo doloroso es el retroceso después de las elecciones. Es evidente que este es un atraco siniestro".

La puesta en escena, dice a su vez González Mello, "retrata un momento histórico que afortunadamente no me parece tan similar a lo que estamos viviendo porque en ese entonces había una guerra civil, muertos por doquier.

"La actualidad de la obra radica con la figura presidencial. Es una gran licencia teatral la que nos estamos tomando para, partiendo de Lascuráin, hablar de los demás presidentes, sobre todo de los últimos 30 o 35 años que son los más fallidos: hasta López Mateos los gobernantes todavía podían salir dejando al país en bonanza. A partir de entonces sabemos que en el quinto y sexto años de gobierno de un presidente pasan cosas, siempre hay movimientos tremendos.

"Lo que vivimos ahora con el desafuero es grave, pero se parece más a cuando Porfirio Díaz encarceló a Madero, porque se dio cuenta de que estaba levantando mucha simpatía entre los votantes y lo único que logró fue lo contrario de lo que buscaba".

Esta obra en un acto "tiene que ver con los excesos y el deseo de permanecer en el poder, ése es un rasgo que ha marcado al sistema político mexicano. En los demás países hay una costumbre de alternancia y aquí no. Es muy paradójico lo que sucedió en el año 2000, cuando se dio esa aparente alternancia, y lo que tenemos ahora es que el que asumió el poder retoma las actitudes del que acaba de salir. Finalmente terminan maleados. Es como si el PRI no hubiera salido".

En Lascuráin o la brevedad del poder actúan Héctor Bonilla, Fabiana Perzábal, Carlos Cobos y Moisés Arizmendi. Después de su estreno en Palacio Nacional, inicia temporada el 23 de abril en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte). Horarios: jueves y viernes a las 20 horas; sábados 19 horas y domingos a las 18 horas.

 
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