Usted está aquí: jueves 31 de marzo de 2005 Opinión En la hipótesis del empate

Octavio Rodríguez Araujo

En la hipótesis del empate

En investigación de operaciones uno de los problemas más complejos es la toma de decisiones en situaciones de conflicto. Este es el caso en que se encuentran los miembros de la sección instructora (SI) de la Cámara de Diputados en relación con el dictamen sobre si procede el desafuero de Andrés Manuel López Obrador.

La SI tiene tres opciones: votar no, votar sí o empatar, es decir, ni sí ni no. Cada uno de los contendientes debe sopesar los costos de su decisión. En este caso, aunque la SI está compuesta de cuatro participantes, en realidad se trata de tres: el PRI (con dos miembros), uno del PAN y otro más del PRD. Un elemento que faltaba para tomar las decisiones era la reacción ante la anunciada inminencia de la toma de decisiones: la votación, pues no es lo mismo anunciar un dictamen para fecha incierta que anunciarlo para el 30 de marzo. El hecho de que se anunciara que habría dictamen el miércoles provocó dos reacciones importantes de última hora: una de la Bolsa Mexicana de Valores y la otra las asambleas ciudadanas y un millón de firmas también de ciudadanos, éstas, las dos últimas, en contra del desafuero.

El diputado Cuauhtémoc Frías Castro, de 54 años, es militante del PRI desde los 18 años; es abogado y su carrera política es larga, tanto en cargos de elección como en la administración pública. Fue rector de la Universidad de Occidente en Sinaloa, su estado natal, y podría considerarse un político de carrera con mucha experiencia. A él le tocó la iniciativa de posponer la fecha para dictaminar. El PRI tenía que ponderar los costos de su decisión, y para ello hacían falta algunos elementos. Ahora los priístas ya saben que la reacción en contra del desafuero no es de broma y que los inversionistas y especuladores financieros pueden ponerse nerviosos.

La diputada Rebeca Godínez, hermana del general Miguel Angel Godínez, tiene en cambio una trayectoria política no muy sólida, pues más bien se ha dedicado al ejercicio profesional como notaria en el estado de México. Sin embargo, según se dice, tiene nexos fuertes con Emilio Chuayffet, quien sí tiene larga experiencia política e influencia en la bancada de su partido.

Los dos priístas, que son los que pueden decidir la votación después de haber logrado que se pospusiera la reunión decisiva, saben que la mejor opción es el empate, pues con éste se termina el proceso y ya no pasaría al pleno de la Cámara. La jugada es simple: Frías vota no y Godínez vota sí; el panista Elías Loredo vota sí, y el perredista Horacio Duarte vota no.

Con una decisión de esta naturaleza se resuelve uno de los conflictos: la imagen del PRI ante la opinión pública, ante los electores. Si el PRI le hace el juego a Fox y al ultraderechizado Acción Nacional, se presentaría como un partido subordinado a la línea dictada desde Los Pinos, que ha sido muy clara para todo mundo: descalificar a López Obrador para la contienda por la Presidencia de la República. Si, en cambio, se presenta como un partido donde sus miembros en la SI votan "con libertad y según su conciencia" y apreciación del problema del desafuero, quedarían demostradas dos cosas (en términos de imagen): que no hay línea para sus miembros y que es un partido independiente y con clara definición al margen de negociaciones con un gobierno crecientemente impopular.

En estos momentos una percepción popular de que el PRI es cómplice del PAN y, sobre todo, de quienes impusieron a Espino en su dirección (con todo lo que esto significa en la orientación política de este partido), es algo que no le conviene al tricolor. Prefiere jugársela en las elecciones contra López Obrador que perder por parecer un partido palero y segundón del PAN. El "ni sí ni no", que es lo que significaría el voto de los priístas en la SI, y que permitiría un empate en ésta, es una manera de no comprometerse con el PRD ni con el PAN, ni con López Obrador ni con Fox.

El empate ciertamente le convendría, en teoría, a López Obrador, pues no sería desaforado, pero también al PRI. El único partido perjudicado sería el PAN, pues quedaría ante la opinión pública como el malo de la película. Fox también sería afectado con esta solución, pues ha sido el más insistente en sacar al jefe de Gobierno del Distrito Federal de la jugada electoral, y junto con él todos los que hicieron causa común con este desatino, además de los que por disciplina jerárquica siguieron sus instrucciones. El PAN, y Fox en particular, cayeron en su propia trampa, quizá por la falta de oficio. Seguirán buscando cómo liquidar a López Obrador, pero, por lo pronto, la estrategia seguida no les funcionó, no funcionará. La realpolitik es dura, sólo para experimentados, no para bisoños. Y aunque el diputado Elías Loredo (PAN) en la SI es experimentado en política, se ha disciplinado a su partido para jugar el papel que le ha correspondido (quizá sin mucha convicción).

El PRI, una vez más, demostrará que sí sabe de política. Es muy probable que este largo y espinoso episodio del desafuero, promovido por sus adversarios panistas que actuaron como rinocerontes, beneficie no sólo a López Obrador sino también al PRI. La contienda estará más pareja y el bipartidismo, como idea, quedará exorcizado.

 
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